El pasado diciembre, los 195 países que conforman la Convención Climática de Naciones Unidas acordaron limitar el calentamiento global "muy por debajo de 2 grados centígrados (ºC)"  y esforzarse para limitarlo a 1,5 ºC. Así quedó escrito el objetivo del Acuerdo de París y todos aplaudieron en su aprobación.

Ahora, un nuevo estudio señala que el objetivo del 1.5 °C, considerado crucial para la sobrevivencia de estados insulares, arrecifes corales y miles de especies, prácticamente se nos escapó de las manos.

"La ventana para limitar el calentamiento global bajo 1.5°C con alta probabilidad y sin excederlo después parece haberse cerrado", señalan los autores del estudio, publicado el 29 de junio en la revista Nature.

De hecho, el informe explica que también estamos lejos de llegarle a la meta de los 2° C, pues los compromisos que hasta ahora existen "sobre la mesa", significarían un aumento de temperatura de entre 2.6 y 3.1 grados centígrados para el 2100, con implicaciones que veremos más adelante.

Estas no son cifras ociosas, sino que es una simplificación de la realidad que vivirán millones de personas. Una temperatura global por encima de las metas establecidas sería catastrófica para los arrecifes coralinos del mundo, que sufren el impacto del calentamiento del mar y la acidificación de los océanos.

Además, una parte importante de las islas del mundo se verían afectadas, entre ellas el estado insular de Islas Marshall, cuya elevación promedio es 2.1 metros sobre el nivel del mar.

Los autores dejan claro que existen también opciones para alcanzar la meta de los 2°C, específicamente aumentando la ambición de las propuestas. En términos de cambio climático, ambición se refiere al interés que muestra un país por realmente tomar medidas para reducir su contribución al calentamiento global.

Así, un país ambicioso tomaría medidas para reducir su consumo de combustibles fósiles, las emisiones que provienen del sector agropecuario y la deforestación. 

¿Qué significan esas temperaturas?

La temperatura del planeta está aumentando por culpa de los seres humanos y está ocurriendo tan rápido que podemos medirlo fácilmente. Sin embargo, para hacerlo es necesario un punto de partida, una especie de "momento cero" a partir del cual podamos medir ese calentamiento.

Los científicos definieron ese "momento cero" con la temperatura previa la Revolución Industrial, cuando la humanidad todavía no liberaba gases de efecto invernadero tan rápidamente.

Las metas de temperatura –los 2°C y los 1.5° que menciona la investigación recién publicada– se toman a partir de ese momento, que promedia las temperaturas de finales de los 1800.

Hasta ahora, el aumento desde 1850 se ve algo así:

Este gráfico muestra las temperaturas mensuales por cada año desde 1850. Fue creado por Ed Hawkins, de la Universidad de Reading.(Créditos: Ed Hawkins, Universidad de Reading.)

En esa imagen podría parecer que estamos realmente cerca de llegar a 1.5°. En realidad, recién superamos 1° C hace unos meses, pero el 2015 y 2016 tienen temperaturas particularmente altas, en parte por las emisiones humanas y en parte por un fenómeno El Niño particularmente fuerte.

Para llegar a esas reducciones (las líneas rojas de 1.5° y 2°), es necesario limitar las emisiones de gases de efecto invernadero que la humanidad libera cada segundo a la atmósfera. Se necesita un cambio radical.

Un estudio publicado en octubre del año pasado explicó que "aun una posibilidad pequeña de mantener la temperatura bajo 2° C require una revolución en cómo producimos y consumimos energía".

¿Entonces qué hacemos?

El Acuerdo de París se basó en metas que propuso cada país, que en su momento recibieron el complicadísimo nombre de Contribución Prevista Determinada a Nivel Nacional (INDC, en inglés). 189 de los 195 países de la conferencia presentaron estos planes y sumándolas fue como los científicos determinaron que no lograríamos llegar a la meta de 2°C. 

Sin embargo, el Acuerdo de París también cuenta con un mecanismo por si llegara a pasar esto.

"El grano de esperanza para las naciones más vulnerables es que el Acuerdo de París provee un foro regular donde la ambición puede ser incrementada", explicó a Climate Home Joeri Rogelj, uno de los autores del estudio.

Estos INDC no son planes fijos, sino que son propuestas en evolución. Cada cinco años, las naciones del mundo deben reunirse para presentar otra vez sus proyectos y "mejorar su ambición". La primera de estas citas será en 2018 (antes de que el Acuerdo entre en vigencia en 2020), la próxima en 2023 y así sucesivamente.

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