Una Ciudad Inteligente y Sostenible (CIS) es una ciudad innovadora que utiliza las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y otros medios para mejorar la calidad de vida, la eficiencia de la operación, los servicios urbanos y la competitividad, garantizando al mismo tiempo la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes y futuras sobre los aspectos económicos, sociales y ambientales.
Esa definición es la que utiliza el Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible de la Universidad Nacional (CINPE-UNA) y es a partir de ella que el instituto elaboró el ranking de las diez CIS en Costa Rica, tomando en cuenta ocho dimensiones: capital social, educación y capital humano, economía, seguridad ciudadana, transporte, gobernanza, TIC y medio ambiente.
Esta última dimensión, la ambiental, destaca en su desempeño general con un promedio del 73,5%, además de ser la segunda menos desigual entre las ciudades. Al respecto, Olman Segura, director del CINPE-UNA, declaró: “de alguna manera sorprende porque hay algunas ciudades más rezagadas que otras, pero cuando vamos a la parte ambiental, por las características y el comportamiento de la ciudad, no salen tan mal. Por ejemplo, en el caso de Puntarenas, las emisiones de carbono no pesan tanto como en San José o Heredia. Igual cuando uno ve el acceso a agua potable y más bien en sectores de la Gran Área Metropolitana (GAM) se duda de la potabilidad. También los paquetes de reciclaje y manejo de los desechos están presentes en todas las ciudades, tal vez no tan desarrollados, pero con iniciativas interesantes”.
Sin embargo, ese desempeño no quiere decir que estas urbes tienen todo resuelto a nivel ambiental. Más allá de que Costa Rica es un país destacado por su protección al medio ambiente, la situación en las ciudades refleja grandes retos en sectores como el transporte, saneamiento de aguas, tratamiento de residuos sólidos u ordenamiento territorial a partir de los planes reguladores y planes locales de acción climática; todos expuestos en el ranking del CINPE-UNA y con incidencia en las medidas de mitigación y adaptación al cambio climático.
Dimensión ambiental
El apartado ambiental se evaluó en función de seis variables seleccionadas con ayuda de expertos nacionales e internacionales, con la característica de que algunas son cualitativas. Por ejemplo, en “Ejecución por parte del gobierno local de un programa de reciclaje”, la respuesta se limita a un “sí” o “no”, de forma tal que carece de datos cuantitativos. Ahora bien, cabe mencionar que todas las ciudades respondieron afirmativamente.
Sin embargo, los programas de reciclaje no son una solución definitiva y el tema ambiental es mucho más complejo. Miriam Miranda, coordinadora del proyecto Transición hacia una economía verde urbana y la generación de beneficios ambientales globales (TEVU) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), explicó que “las ciudades, especialmente las de la GAM y las que son cabeceras emergentes, son caóticas ambientalmente. Los procesos urbanísticos han sido absolutamente espontáneos, entonces, tenemos ciudades donde la variable ambiental nunca fue considerada en procesos de ordenamiento y planificación. Después, la gente del campo viene, se establece en los lugares más vulnerables y de ahí tenemos grandes problemas con los impactos del cambio climático”.
Además, al ser cuestionada sobre los principales retos ambientales que enfrentan las ciudades descentralizadas (como es el caso de Puntarenas, Limón, Liberia, Pérez Zeledón y Ciudad Quesada), Miranda respondió: “es como haber trasladado todo lo malo que hicimos a las ciudades emergentes. Igual hay desfogues de agua ilegales, contaminación de ríos, gente en zonas de riesgo, islas de calor, etc. Todas las ciudades las hemos cementado totalmente, lo verde dio paso a lo gris sin planificación alguna. Son ciudades para los carros y no para la gente”.
Es, desde estos inconvenientes, donde la cooperación internacional ha venido a tender una mano a las municipalidades. El PNUD, por ejemplo, viene trabajando con las ciudades que tienen injerencia en el Corredor Biológico Interurbano María Aguilar (CBIMA) mediante el proyecto de Paisajes Productivos. Otro ejemplo es la Agencia de Cooperación Alemana para el Desarrollo (GIZ), la cual trabaja temas como protección del clima y la biodiversidad, así como economía sostenible.
De hecho, en conjunto con la organización Engagement Global, Alajuela está ejecutando —desde 2012— un proyecto que logró reducir el impacto de las aguas residuales, esto al mejorar la planta de tratamiento de Villa Bonita e instalar una planta de lodo para abono orgánico. La alianza además permitió la reforestación y protección de las cuatro nacientes de agua potable que abastecen la ciudad; de forma tal que, si bien no es algo concluyente, podría explicar parte del porqué Alajuela fue la ciudad de la GAM con mejor desempeño ambiental.
Transporte
Según datos del Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero (GEI), publicado en 2021, si dejamos fuera el sector de la silvicultura y otros usos de la tierra, las actividades humanas aumentaron la generación de gases en hasta un 76,6% desde 1990 hasta 2017. El sector que más creció en esos 27 años es el de energía, convirtiéndose también en el que más emisiones genera con un 55% del total.
Por si fuera poco, transporte es el subsector que más ha subido en ese lapso de tiempo hasta representar un 75% del sector energético, en otras palabras, generó el 41,6% de las emisiones nacionales en 2017.
Detallando en las emisiones de las ciudades ranqueadas por la UNA, las cuatro cabeceras (San José, Alajuela, Cartago y Heredia) de la GAM lideran los resultados. De hecho, San José llega a la llamativa cantidad de más de 370.000 toneladas emitidas por el sector transporte (hasta siete veces lo que estaría emitiendo Ciudad Quesada) y, junto con Alajuela, son las únicas ciudades que superan las 200.000 toneladas de carbono equivalente.
“Hasta ahorita se está haciendo la línea base, pero aún sin tener el inventario (de GEI) sabíamos que lo que más genera gases son la flota vehicular y las industrias de zona franca. Se hizo un reordenamiento vial tratando de disminuir el tráfico y está el proyecto de la Terminal Ferrocarriles de Costa Rica (Fecosa), donde convergen las rutas distritales de Alajuela. Al inicio provocó algo de caos en los vecinos, pero generó que se pudieran reubicar paradas en sectores con salida fácil del casco central”, manifestó Ileana Roblero, coordinadora del Proceso de Hábitat de la Municipalidad de Alajuela.
Agua potable y saneamiento
De acuerdo al Informe de Cobertura de Agua Potable y Saneamiento del 2020, el abastecimiento de agua en Costa Rica llega al 100% de la población, aunque el 93% es el que recibe agua potable. Aunque son buenos números, el saneamiento no arroja resultados tan positivos y existen brechas marcadas entre operadores, provincias, cantones y poblaciones.
“Tenemos una cultura donde hemos usado el río para tirar todo lo que no queremos ver y entonces los tenemos altamente contaminados. El saneamiento, ahora con el nuevo alcantarillado metropolitano, se espera que llegue a mucha más gente, pero aún hay gran cantidad de descargas directas hacia los ríos. El problema es bastante fuerte en las ciudades, de ahí que la cooperación internacional esté volviendo los ojos a ver cómo lo restablecemos”, declaró Miranda.
El reto no estaría en la cantidad de personas con acceso al agua, sino en la calidad de la misma. Según el informe de saneamiento, de las diez ciudades ranqueadas por el CINPE-UNA tan solo San José, Heredia, Liberia y Belén tienen agua con calidad mayor al 90% y Heredia es la única que destaca por no tener grandes brechas de calidad entre sus distintos cantones y distritos. Por otro lado, Ciudad Quesada es la única con calificación menor a 75%.
En cuanto a la identificación de brechas y prioridad de acción, el informe detalla que “solamente la desinfección puede ejercer un verdadero impacto para mejorar los indicadores de calidad, debido a que la brecha de potabilidad solamente reaccionaría ante el aumento de la desinfección. Dicho esto, es evidente que la promoción, planificación, gestión, optimización y sostenibilidad de la desinfección es una brecha que, de ser abordada de manera correcta, podría impactar muy positivamente la calidad del agua del país”.
Residuos sólidos
El caso de los residuos sólidos es menos desigual que el de las emisiones de carbono, aunque San José también lidera en este apartado con un puntaje de 0,41.
“San José tiene un comportamiento bastante desigual con el resto de ciudades en donde hay una tendencia de más habitantes, más desechos. Aun así, San José destaca sobre todas porque la proporción que tiene va más allá de lo que pareciera lógico”, expuso Segura. “Es justo uno de los elementos que se pueden revisar para generar una política de reciclaje, economía circular, separación de desechos, entre otros”, continuó.
Limón sobresale como la única ciudad que comparte puntuación de más de 0,35 junto a la capital. En palabras de Juan Carlos Barrantes, jefe de la Unidad de Gestión Ambiental y la Unidad Zona Marítimo Terrestre de la Municipalidad de Limón, la ciudad realiza la recolección de residuos por medio de campañas mensuales en las que se ha pasado de recoger 6.000 toneladas en 2021 a 10.000 toneladas este año.
“Hay mucho que abordar, venimos trabajando en el tema de la sensibilización y educación ambiental. Lo primero es que la gente debe tener claro por qué protegerse y cómo hacerlo, y luego debemos enhebrar acciones que nos permitan controlar la gestión integral de los residuos sólidos de la manera más adecuada. Uno de los retos es el establecimiento de un centro de acopio y el desarrollo de procesos de recolección diferenciada. Vamos en buen camino, pero todavía hay mucho que se puede hacer”, agregó Barrantes.
Asimismo, es notorio el trabajo de Cartago en este apartado con una puntuación de 0,25 seguido por las ciudades de Puntarenas, Heredia, Liberia y Pérez Zeledón, las cuales tampoco llegan al 0,3 de toneladas per cápita de residuos sólidos producidas.
Planes reguladores
Un plan regulador, según la Ley de Planificación Urbana (Ley N° 4240), “es el instrumento de planificación local que define en un conjunto de planos, mapas, reglamentos y cualquier otro documento la política de desarrollo y los planes para distribución de la población, usos de la tierra, vías de circulación, servicios públicos, facilidades comunales y construcción, conservación y rehabilitación de áreas urbanas”.
Según el Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (INVU), de los 82 cantones del país (todavía no se cuentan Monteverde y Puerto Jiménez), apenas 40 tienen un plan regulador, y de esos, solo 21 tienen el aval ambiental que da la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena).
De las ciudades incluidas en el ranking de la UNA, tan solo Heredia no tiene un plan regulador, el cual estaría en proceso de elaboración. Eso sí, en todas las municipalidades se encontraron departamentos de gestión ambiental.
A la hora de evaluar si las urbes disponían de una política o serie de acciones formales contra el cambio climático, los investigadores de CINPE-UNA detectaron que Limón, Pérez Zeledón y Ciudad Quesada carecen de una política local en este tema.
Utilidad del ranking
¿De qué sirve este estudio? Para el CINPE-UNA, este tiene el objetivo de exponer las carencias de algunas de las ciudades más importantes del país para que estas sean capaces de actuar acorde a sus responsabilidades.
Así como lo ambiental tiene su desglose y mucha información por evaluar, también lo tienen el resto de las dimensiones del ranking. A fin de cuentas, el promedio final de calificaciones no supera el 50% y tan solo las cuatro mejores (Belén, San José, Cartago y Heredia) superan esa cifra.
“Cada una de las dimensiones pesa igual en la nota final, lo que tienen es diferente valoración en sí mismas. Es un ranking que todo mundo puede ver y comparar entre ciudades y, al tener datos duros y números científicos, se puede respaldar una política o un incentivo a nivel local. Al desglosar al detalle uno puede ver el espacio de mejora enorme que tienen las ciudades”, finalizó Segura.
Al decir ciudades, el estudio no se refiere a provincias, cantones o distritos en específico, sino a zonas delimitadas según criterios municipales, asentamientos humanos, mancha urbana o densidad poblacional. En otras palabras, el término ciudades dentro del ranking no se atiene a la división administrativa del país, sino a un espacio más amplio que pueda ser catalogado como “ciudad”.
Ese criterio llevó al CINPE-UNA a seleccionar las diez ciudades: las cabeceras de cada provincia (San José, Cartago, Alajuela, Heredia, Puntarenas, Liberia y Limón) más tres ciudades intermedias con especial relevancia en el país (Ciudad Quesada, Pérez Zeledón y Belén).