El pasado 16 de agosto, SpaceX lanzó Transporter-11, una misión que llevó a bordo un satélite no más grande que una minirefrigeradora y diseñado específicamente para detectar, identificar y cuantificar emisores de metano y dióxido de carbono desde el espacio.

Este pequeño satélite, llamado Tanager-1, es capaz de localizar con alta precisión fuentes que emiten más de 100 kilogramos por hora de estos gases, es decir, los súper emisores. Estas fuentes incluyen sectores como la industria alimentaria, los combustibles fósiles y las compañías con un alto consumo energético, entre otras que liberan niveles significativos de dióxido de carbono (CO2) y metano (CH4).

Gracias a su capacidad para mapear y cuantificar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), este satélite —una iniciativa de la coalición Carbon Mapper— será invaluable para el monitoreo ambiental. 

Por ejemplo, gracias a sus datos, se podrá supervisar el cumplimiento del Compromiso Mundial sobre el Metano, el cual firmó Costa Rica y otros 150 países que se comprometieron a reducir las emisiones de metano en 30% al año 2030. 

Además, los datos recolectados estarán disponibles para el público en la página de Carbon Mapper, ya que la misión de la coalición —integrada por universidades, centros de investigación y organizaciones no gubernamentales— es proveer reportes que ayuden a las personas a comprender la situación para reducir las emisiones de estos gases, facilitando la acción climática.

Marcelo Mena, consejero delegado del Centro Mundial del Metano (Global Methane Hub, en inglés), expresó —en un comunicado de prensa— que “el lanzamiento del satélite es significativo, no sólo por la precisión y amplitud de los datos que proporcionará, sino también por la forma en que Carbon Mapper planea liberarlos y ponerlos a disposición del público. Reducir las emisiones de metano es la forma más rápida de reducir las temperaturas globales, y la colaboración y el intercambio de información son fundamentales para estos esfuerzos de reducción”.

El lanzamiento del Tanager-1 es el primer paso en el plan de crear una constelación de satélites por parte de Carbon Mapper. Con estos satélites en órbita, se podría rastrear el 90% de las fuentes de alta emisión de estos dos gases a nivel mundial, y casi a diario.  

De hecho, el nuevo satélite complementa al MethaneSAT, desarrollado por el Environmental Defense Fund, lanzado el pasado 4 de marzo. Juntos, los dos satélites son los primeros programas sin fines de lucro diseñados para detectar y cuantificar las emisiones de metano a escala mundial.

¿Cómo funciona?

Tanager-1 es el primero de su clase, pues si bien ya ha habido contribuciones de satélites privados a la detección de gases, este es el primero con tecnología hiperespectral

El espectrómetro del Tanager-1 fue creado en los laboratorios de NASA JPL y luego enviado a Planet Labs para su incorporación al satélite. (Foto: NASA/JPL-Caltech)

Combinando tecnología aeroespacial de la compañía Planet Labs y el diseño de espectrómetro de imágenes de última generación desarrollado en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (NASA JPL, por sus siglas en inglés), el Tanager-1 es capaz de “ver” los GEI y esto se debe a su capacidad hiperespectral. Mientras los seres humanos son capaces de ver tres colores (rojo, azul y verde), el Tanager-1 puede detectar cientos de ellos, esto le permite captar ondas que son invisibles al ojo humano.

Gracias a esta tecnología, el satélite puede identificar con precisión las huellas únicas que dejan el CH4 y el CO2 en la atmósfera. Al captar estos patrones específicos de luz, el satélite puede localizar y medir con gran precisión las emisiones de estos GEI desde el espacio.

Asimismo, el satélite Tanager-1 logra tener un tamaño compacto gracias a la innovadora plataforma Smallsat de Planet Labs, que combina tecnología avanzada en un diseño modular y flexible que permite crear satélites de menos de un metro de altura. Esta plataforma incluye un sistema de energía de 600W, alta agilidad y capacidades de almacenamiento y computación avanzadas. 

El satélite también se beneficia de sistemas de monitoreo y estaciones terrestres, lo que optimiza su rendimiento y adaptabilidad para nuevas misiones mientras mantiene su pequeño tamaño.

¿Por qué es importante detectar CH4 y CO2?

Si bien ambos gases se producen de manera natural, la actividad industrial ha incrementado significativamente sus niveles en la atmósfera y sus elevadas concentraciones contribuyen al calentamiento global y al cambio climático.

Esto se debe a que el CO2 y el CH4 son los GEI más abundantes en el planeta. Según el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el CO2 representa aproximadamente el 76% de las emisiones, mientras que el CH4 contribuye con un 16%.

A pesar de que las emisiones de CH4 son considerablemente menores que las de CO2, este gas tiene un potencial de calentamiento que es 80 veces mayor. Es por esto que más del 25% del calentamiento que se está experimentando actualmente se le atribuye al metano, siendo los sectores de agricultura (40%), extracción de combustibles fósiles (35%) y residuos orgánicos (20%) los más intensivos en este gas. 

“Reducir la contaminación por metano es la estrategia más eficaz para doblar la curva del clima en el curso de nuestras vidas. La amplitud de la contaminación por metano ha estado oscurecida por la falta de datos, pero afortunadamente ese tiempo está llegando a su fin”, expresó Jonathan Banks, director global de Prevención de la Contaminación por Metano de Clean Air Task Force (CATF).

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