La temporada de huracanes del Atlántico comienza este mes de junio y los expertos esperan que sea una temporada mucho más activa que la del año anterior. 

De hecho, esta temporada comparte similitudes con la vivida en el año 2010. Eladio Solano, jefe del departamento de meteorología sinóptica e hidroneumática del Instituto Meteorológico Nacional (IMN), realizó esta comparación, haciendo la debida aclaración de que en los fenómenos meteorológicos es imposible garantizar con total seguridad que algo va pasar, sin embargo, las condiciones actuales permiten llegar a esta conclusión. 

La entrada del fenómeno de La Niña en el mes de julio causa el enfriamiento del océano Pacífico que, a su vez, con el calentamiento del mar Caribe conforman los factores que propician los eventos pronosticados para los siguientes meses del año en el océano Atlántico. 

Se esperan entre 18-21 eventos atmosféricos nombrados, de los cuales 7 u 8 serían tormentas tropicales, 7-8 huracanes categoría 1 o 2 (huracán menor) y de 4 a 5 serían huracanes categoría 3 o superior.

La temporada de huracanes del año 2010 también se caracterizó por un fenómeno de La Niña que enfrió el océano Pacífico, aunque se presentaron temperaturas elevadas en el mar Caribe. En ese año, entre los meses de octubre a diciembre se esperaban de 8 a 10 ciclones más de los que ya habían sucedido hasta septiembre, según informaba el IMN en ese momento.

Además de una cantidad similar de tormentas, para la presente temporada de huracanes también se esperan características similares en lo que respecta a los eventos atmosféricos de hace 14 años. Las similitudes deberían ser notorias en cuanto intensidad de los eventos y las zonas afectadas por estos.

Rick Spinrad, meteorólogo de la Oficina de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés), dijo a AFP que esta temporada sería extraordinaria. La agencia mencionó que, tomando en cuenta sus proyecciones hechas para el mes de mayo, nunca habían pronosticado un número tan alto de tormentas potentes. Ni siquiera en el periodo del 2010 al 2012 cuando ocurrió una seguidilla de temporadas muy recordadas por tener altas cantidades de ciclones y varios de alta intensidad como Sandy (2012), Ophelia (2011) o Tomás (2010), el cual afectó directamente a Costa Rica.

Por su parte, la temporada de huracanes de la cuenca del océano Pacífico Norte Oriental se prevé normal, con 11-17 ciclones tropicales de los cuales 4-9 serían huracanes menores y 1-4 podrían llegar a ser huracanes mayores, según el IMN.  

El Niño y La Niña en la formación de huracanes

Aunque las condiciones particulares de este año, en cuanto a la salida de El Niño y la entrada de La Niña, han propiciado la peculiar temporada de huracanes que se aproxima, no se puede afirmar la causalidad. 

Solano explicó que los efectos de uno o del otro toman entre uno a dos meses en asentarse. Al no ser una respuesta inmediata, no se puede predecir los efectos exactos que vaya a tener, como tampoco se puede garantizar que la temporada de huracanes tenga las características que tiene porque el fenómeno de El Niño terminó de afectar en abril y La Niña comenzará en julio.

El estado de El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) -que puede ser positivo, negativo o neutro-, si bien puede favorecer la creación de más tormentas o ciclones, no es el único factor. Hay otros factores que pueden aumentar o disminuir las temperaturas del océano Pacífico o el mar Caribe, cambiando la posible incidencia de fenómenos atmosféricos en la cuenca del Atlántico (Golfo de México, mar Caribe y océano Atlántico tropical).

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), hay un 60% de probabilidades de que La Niña aparezca en el periodo julio-septiembre y un 70% en agosto-noviembre. Antes, en el periodo junio-agosto, existe la misma probabilidad (50%) de que se den condiciones neutras -ni Niño, ni Niña- o de que se produzca una transición a La Niña.

Aunque El Niño y La Niña son fenómenos climáticos naturales, “se producen ahora en el contexto de un cambio climático inducido por el hombre, que aumenta las temperaturas mundiales, exacerba las condiciones meteorológicas y climáticas extremas y repercute en los regímenes estacionales de precipitaciones y temperaturas”, señala la OMM.

De hecho, Ko Barrett -secretaria general adjunta de la OMM- manifestó que “el final de El Niño no significa una pausa en el cambio climático a largo plazo, ya que nuestro planeta seguirá calentándose debido a los gases de efecto invernadero que atrapan el calor”.

La OMM también señala que los últimos nueve años fueron los más cálidos jamás registrados, pese al efecto de enfriamiento de una larga La Niña, que duró desde 2020 hasta principios de 2023.

En cuanto a El Niño, que inició en junio de 2023, alcanzó su punto álgido en diciembre de ese año y es uno de los cinco más fuertes registrados a la fecha.

Temporada lluviosa 2024

Para la próxima temporada lluviosa se esperan condiciones entre 12% y 15% más lluviosas que el año anterior. El trimestre junio-agosto se estima deficitario en -12%, específicamente en la Zona Norte Oriental, Caribe Sur y Caribe Norte; mientras la vertiente del Pacífico y el Valle Central presentarían condiciones más lluviosas de lo normal de 12% a 15%; en tanto, Zona Norte Occidental presentará condiciones normales con +10%.  

En cuanto a la temperatura media, el trimestre de junio a agosto se anticipa más cálido de lo normal en todas las regiones climáticas del país; las mismas oscilarán entre 0,5°C y 1°C en la vertiente del Pacífico y entre 1°C y 1,5°C en el resto del territorio nacional. 

Para el trimestre de setiembre a noviembre se prevé que en la vertiente Caribe persistan tanto las condiciones deficitarias de lluvia, como las temperaturas medias más altas del país. A su vez, el resto del país mantendría condiciones más lluviosas y temperaturas medias más cálidas de lo normal.

FUENTE: IMN

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