Desde mi perspectiva -como Jefe de Delegación y Jefe Negociadora de Costa Rica en el marco de la Convención Marco de Naciones Unidas de Cambio Climático (CMNUCCC)-he tenido el honor de trabajar, cercanamente, a una persona que ha inspirado a miles, incluyéndome, por su carisma, compromiso con todos los países del mundo, sin diferenciar ni favorecer a ninguno y por la convicción absoluta de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para una mejor calidad de vida y para revertir el desastroso futuro que se vislumbra si no cambiamos el modelo de desarrollo y los patrones de consumo.
Esa extraordinaria mujer, Christiana Figueres Olsen, brillante, tenaz, alegre por naturaleza, sencilla, paciente, tolerante, con una capacidad de empatía inusual en el ser humano, logró gracias a esta mezcla de cualidades, converger las posiciones de 195 Estados Parte, miles de representantes de sociedad civil y el complejo mundo de la secretaría de la Convención, hasta llegar a un acuerdo político que culminó el pasado 13 de diciembre, en el exitoso cierre de la COP21 en París, Francia, y la adopción de un nuevo acuerdo climático que todos esperábamos, conocido como Acuerdo de París.
Este hito histórico, inicia un cambio en la hoja de ruta en la que el mundo debe dar un giro, para enfocarnos todos, en la medida de nuestras capacidades, a modelos de desarrollo limpios o de descarbonización.
Este acuerdo, vinculante para todos los países firmantes, permitirá que cada cual aporte, para que en conjunto revertamos la trayectoria actual y logremos reducir el calentamiento global. Este acuerdo se logró, no solo por la convicción de los Estados Parte en la necesidad absoluta del cambio requerido, sino por el liderazgo de Christiana Figueres Olsen, quien lideró este proceso como Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático desde julio 2010.
Sin duda alguna, su fibra y su alma se afianzan, como un árbol maduro, en raíces profundas, no solo por su trayectoria profesional y experiencia de vida, sino también por sus ancestros y por ese intangible de haber nacido en un pequeño país, comprometido con la democracia, con la paz y con el ambiente.
Nos ha inspirado a todos, nos ha llenado de orgullo sano, no solo como ser humano sino como costarricense y mujer.
La autora fue jefa negociadora de la delegación de Costa Rica ante la Convención Marco de Naciones Unidas en Cambio Climático entre 2014 y 2016. Actualmente está destacada en la Embajada de Costa Rica en Roma.