Aunque el presidente Donald Trump aleja al gobierno federal de Estados Unidos de la lucha contra el cambio climático, numerosos estados y condados –algunos dirigidos incluso por republicanos– continúan haciendo grandes esfuerzos a favor de las energías renovables para reducir las emisiones de carbono.

Una treintena de estados fijaron normas que obligan a las compañías eléctricas a aumentar durante la próxima década la proporción de energías renovables para generar electricidad, en detrimento de las emisiones de carbono.

Diversos estados han elegido invertir masivamente en energías limpias, tanto bastiones demócratas tradicionales como California y Nueva York, que se han puesto a favor del cuidado del medio ambiente, como otros gobernados por los republicanos como Ohio, Illinois, Michigan, Texas y Iowa.

"Lo que más me sorprendió es ver cuantos gobernadores republicanos con el apoyo de demócratas apuestan al potencial desarrollo económico y de inversión abrazando las nuevas tecnologías", dice a la AFP Dick Munson, encargado de la promoción de energías renovables de la ONG estadounidense Environmental Defense Fund.

Munson destaca lo anterior a "pesar de que el gobierno de Trump se aparta y hasta trata de poner obstáculos".

El gobernador republicano de Illinois, Bruce Rauner, firmó recientemente un proyecto de ley negociado con una legislatura de mayoría demócrata, que prevé más de $200 millones de inversión al año en energías renovables.

Según Munson, "probablemente se trata de la ley más amplia del país para promover fuentes de energía limpia".

Eólicas en Texas.

En Ohio, el gobernador John Kasich, un rival de Donald Trump en la primaria republicana, vetó un proyecto de ley que habría reducido nuevamente los objetivos en materia de energía renovable.

Mientras que en el conservador estado de Texas, el exgobernador republicano Rick Perry, ahora secretario de Energía de Donald Trump, abrió el mercado de la energía eólica ampliamente.

Perry se pronunció recientemente a favor de que Estados Unidos permanezca en el acuerdo de París sobre el clima.

Un actor importante será el estado de Texas, famoso por su conservadurismo y afiliación republicana.

"Este estado produce más energía eólica que cualquier otro de Estados Unidos", precisa Munson, lo que representa un cuarto de la capacidad que tiene Estados Unidos y el 12,7% de las necesidades de Texas.

Con las turbinas que están en construcción, el viento deberá generar el 16% de la electricidad que consume Texas.

El 5,6% de electricidad que se consumió en 2016 en Estados Unidos fue generada con energía eólica, según la Administración de Información Energética.

La amplia movilización entre electores demócratas y republicanos a nivel de condados y estados, "ofrece probablemente la posibilidad de atender los compromisos estadounidenses en el Acuerdo de París, aunque la administración Trump no coopere o sea hostil a eso", estima Mary Anne Hitt, dirigente de la campaña contra las emisiones de carbono de Sierra Club.

Esta organización es la más grande de defensa del medio ambiente de Estados Unidos.

Compromiso de alcaldes y gobernadores.

"No construimos más centrales de carbón en este país", subraya Hitt en una entrevista con la AFP. Desde 2010, unas 175 centrales han sido cerradas.

Las centrales de carbón son una importante fuente de emisiones de carbono.

Aún quedan 270 que producen el 30% de la electricidad del país contra el 33,8% que se genera con centrales de gas natural, 19,7% de energía nuclear y 15% de energías renovables, como la hidroeléctrica, eólica, solar, biomasa y geotermia.

El carbón es cada vez menos competitivo con la revolución de la energía limpia, "que se ha vuelto más barata", y ante la abundancia del gas natural en Estados Unidos, dice la responsable de Sierra Club, que agrega que de aquí a 2030 esta previsto el cierre de otras 73 centrales, a pesar del apoyo de Trump a esta fuente contaminante de energía.

"Los estados y los condados son los lugares donde se toman las decisiones sobre el suministro y la producción eléctrica, Washington y Trump no pueden hacer gran cosa para ser un contrapeso de estas decisiones", indica Hitt.

"El compromiso de los alcaldes y gobernadores estadounidenses en favor de medidas por el clima jamás había sido tan sólido", considera de su lado Gino van Begin, secretario general del Consejo Internacional para iniciativas ecológicas locales (ICLEI), una asociación patrocinada por la ONU.

Más de 200 ciudades y condados de Estados Unidos son miembros de esta organización, precisó al margen de la conferencia que se celebra en Bonn, Alemania, para avanzar en la aplicación del Acuerdo de París.

El acuerdo alcanzado por más de 190 países en 2015 en París pretende limitar el sobrecalentamiento de la Tierra a menos de dos grados centígrados con la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

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