Hoy, ninguno de ellos tiene más de 17 años. Sus preocupaciones son las de un adolescente: exámenes de bachillerato, decidir sobre su futuro y romances de colegio. Pero tienen otra preocupación que los jóvenes de hace un par de décadas no tenían que imaginar: la crisis climática.
En el 2050 van a rondar los 45 años. El mundo, en ese momento, va a estar atravesando una crisis climática mundial (algo nunca antes visto en la historia moderna) y ellos todavía tendrán que lidiar con esos efectos por décadas.
Llegan a la entrevista justo después de salir de clases en sus colegios —tanto públicos como privados. Llegan bromeando entre amigos y revisando sus redes sociales.
Ellos tienen conocimiento sobre lo grave que es la crisis que se avecina. Pero aseguran que, incluso entre su círculo de edad, la gente no está suficientemente alarmada.
La ciencia, sin embargo, es clara. El grupo científico de la ONU advierte, por ejemplo, sobre una mayor intensidad en eventos extremos, menos disponibilidad de agua y extinción masiva de especies.
Ojo al Clima conversó con un grupo de estudiantes de secundaria sobre su percepción sobre esta crisis. Los seis han participado en procesos extracurriculares de formación sobre cambio climático o han recibido clases especiales dedicadas al tema. Los participantes de la conversación fueron:
- Nikole Rivera, 13 años. Colegio Santa María de Guadalupe.
- Antonio Muñoz, 15 años. Colegio Tree of Life.
- María Belén Sánchez, 17 años. Colegio Técnico Profesional de Santa Ana.
- Isaac Vargas, 14 años. Colegio Santa María de Guadalupe.
- Celeste Baltodano, 16 años. Colegio West College.
- Saíd Segura, 16 años. Colegio Técnico Profesional de Santa Ana.
-Para comenzar, quiero que completen la siguiente frase: “El cambio climático es…”
Saíd: Desesperante. Este julio fue el más caliente de la historia. Y sí se siente. Dicen en la ONU que para el 2050 la tierra ya va a estar mal. Pero yo no quiero llegar hasta el 2050. Yo quiero seguir. Para el 2050 seguro yo tenga mi familia e hijos y no quiero que se estén muriendo de calor.
Celeste: (El cambio climático es) una catástrofe que se puede evitar. Pero por la falta de acción no se está consiguiendo detener. Antes se hablaba y se hablaba pero ya se está haciendo realidad.
María Belén: El cambio climático es prácticamente nuestra extinción si no se logra hacer algo ahorita que estamos a tiempo.
Antonio: El cambio climático es una amenaza. Es como una bomba de tiempo que cada año disminuye más el tiempo. Nosotros no estamos conscientes de que va a explotar en nuestras narices.
Isaac: El cambio climático es daño. Básicamente todo lo que sucede a raíz de él es una consecuencia negativa para la naturaleza y el ser humano.
Nikole: El cambio climático es real. Mucha gente no cree en él a pesar de todo lo que se ha demostrado. También es evitable pero las grandes industrias no quieren poner apoyo porque les importa más el dinero.
Para el 2050 seguro yo tenga mi familia e hijos y no quiero que se estén muriendo de calor.
-¿Consideran que el cambio climático amenaza de alguna forma sus futuros?
Celeste: Es una amenaza, más que nada, porque en este momento nadie me está tomando en serio. La gente sabe que existe pero no me están dando la atención. No me están dejando vivir mi futuro.
Las personas que son capaces de hacer algo no me quieren dar mi futuro, me lo están arrebatando. Cuando, por fin, yo tenga el poder de hacer el cambio va a ser tarde.
Antonio: Además va a traer un montón de diferentes crisis económicas. Eso nos va a afectar bien feo. Los peces ya se empezaron a morir y se van a seguir muriendo. Nuestros cultivos, las lluvias, están disminuyendo. Todo esto va a afectar nuestro bolsillo.
Saíd: Como dijo Nikole, esto es real. ¿Qué también es real? Mi futuro es real. El futuro de Isaac es real. El de Belén es real. La cosa es que no van a ser iguales si el cambio climático también es real. ¿De qué me va a servir llegar a un futuro que no es el que esperaba?
Nikole: Esto va afectar nuestra calidad de vida. Hasta nos va a costar respirar, vamos a tener que usar mascarillas. Imagínese cómo va a ser para nuestros hijos. A mi hasta me da miedo tener por como va a estar el mundo.
Isaac: Al final la amenaza somos nosotros. Nosotros somos los que dañamos el planeta. No sabemos lo que tenemos.
Las personas que son capaces de hacer algo no me quieren dar mi futuro, me lo están arrebatando. Cuando, por fin, yo tenga el poder de hacer el cambio va a ser tarde.
-Afrontar esta crisis climática casi que se les impuso. Ninguno de ustedes eligió ser de las primeras generaciones en recibir los impactos del cambio climático. ¿Eso les genera algún tipo de peso?
Saíd: Sí, se siente como un peso de que tenemos que solucionarlo sí o sí. Pero en cierto modo es una responsabilidad que se siente bien. Quizás no es que vamos a ser héroes porque no va a ser fácil pero sí le encuentro un romanticismo.
Celeste: Yo pienso que no es sólo fuerte para mi. Cualquier persona que entienda el cambio climático, sea adulto mayor o alguien menor que yo, siente el peso. El simple hecho de que le estás causando la muerte al planeta es un peso horrible.
La falta de esa culpa está causando que ese peso aumente. Si nada cambia, esa culpa es lo único que vamos a poder sentir.
Antonio: Se puede ver como “la supervivencia del más apto”. Antes se sobrevivían las guerras y así, ahora se sobrevive la crisis climática. Estamos conviviendo con lo que nosotros mismos hemos hecho.
Isaac: Bueno, yo no siento un peso. Ya pasó. Yo nada más digo: a mi me toca hacer. No puedo sentirme mal. Si ya nadie hizo en el pasado, ahora me toca a mi hacer.
Nikole: Somos los que debemos hacer el cambio. Yo también siento la responsabilidad.
El simple hecho de que le estás causando la muerte al planeta es un peso horrible.
-Ustedes son bastante jóvenes pero este fenómeno los obliga a pensar a bastante largo plazo. ¿Cómo hacen para preocuparse por un mundo donde ustedes tengan más de 40 años? ¿Cómo hacen para imaginárselo?
Saíd: Yo ni sé calcular los cinco minutos que vienen. Pensar algo a tan largo plazo no es imposible, se pueden hacer estimaciones. Pero viéndolo desde mi vida, la idea es que estamos actuando para no estar como creo que vamos a estar. En guerra avisada no muere soldado.
Antonio: Tiene razón, es una guerra avisada. Pero si no se hacen las preparaciones para la guerra el soldado se muere.
Celeste: Yo no consigo verme con 40 años con el cambio climático. Yo pienso que mejor hago los cambios que puedo hacer en el momento. Los cambios que llegue a hacer en el futuro no los voy a conseguir si no hago un mínimo cambio ahora. Esas son las acciones que cuentan.
María Belén: Tal vez no vaya a sentir tanta culpa si uno comienza con sus pequeñas acciones desde ahora. Por lo menos estamos dando nuestro granito de arena.
Nikole: A mi tampoco me gusta mucho pensar en el futuro. Me gusta más pensar en lo que puedo hacer ahora. Yo ni siquiera sé si voy a estar viva. Prefiero pensar más en el presente. Hay que hacer cosas desde ya.
Isaac: Yo tengo una tendencia a ser positivo. Yo sí considero que podamos que podamos “salvar” al planeta. Pero para lograrlo hay que poner de acuerdo a todos los países. Potencias como Estados y China contribuyen a contaminar y no a reducir.
-Cuando ven a sus compañeros y a gente de su edad. ¿Perciben la misma preocupación que sienten ustedes?
Celeste: Hay algunos que tienen un interés pero no en el grado que yo poseo. Hay otros que ni se lo quieren pensar. Si en mi propia clase puede haber tanta diferencia no me imagino en el resto del mundo.
Siempre va a ser imposible que todos piensen igual pero yo creo que hay que darles la idea poco a poco. Hasta que ellos no quieran hacer ese cambio, no los voy a poder cambiar.
Nikole: En el “cole”, se puede ver gente que se preocupa. La minoría. Luego hay otra gente que dice que le importa pero no hace nada al respecto. Y además están los que lo saben, pero no les importa.
María Belén: Yo siento que en mi aula sí todos tenemos un interés. Somos apenas 15 personas pero todos tenemos un interés en el tema. Hemos debatido varias veces y sí veo que se quiera un cambio.
Antonio: Yo creo que hay mucha gente que desconoce del cambio climático. Yo me atrevo a decir que, entre jóvenes, la gran mayoría sí sabe sobre el tema. Lo que no hay es la urgencia. El primer paso es educar y luego es comenzar con la acción.
Isaac: En mi grupo casi nadie muestra un interés real. En este punto siento que a nosotros los jóvenes nos hace falta ser menos egoístas. Nos apartamos por el celular o estar jugando play. Estas industrias podrían mostrar el daño que causamos.
Celeste: Hay gente que sí cambia, otra que empeora y otra que se mantiene igual. Siento que es algo muy psicológico esto del cambio climático. Necesita cambiar la mentalidad de las personas. Concientizar es una forma de eso.
-¿Cómo se sienten cuando ven a activistas climáticas como Greta Thunberg —quien es contemporánea de ustedes— reclamando por mayor acción climática a los políticos?
Celeste: Muestra que no estoy sola. No es un pensamiento mío, de una lunática. Esa gente consiguió que los escucharan. Yo hablo y nadie me quiere escuchar pero ellos sí. Ellos lograron que los más grandes los escucharan.
Nikole: Me da esperanza porque sé que uno puede ser escuchado. Hay gente que está moviendo todo lo posible para ser escuchados. Greta es como mi ídola. Con tan poca edad ella ha logrado hacer demasiado.
Antonio: Yo pienso que los jóvenes como Greta traen un sentido de inspiración. Pero tampoco hay que verlo como que los líderes están allá. Ellos son los líderes de sus propios países.
También se tiene que buscar personas de todas las edades y razas y géneros que participen y creen recompensas (para esos líderes). Por ejemplo, las universidades que apoyan a los jóvenes que hacen algo al respecto. Esa es una iniciativa buena.
Isaac: Yo siento que si ella lo hace yo también puedo. Yo soy capaz de lo mismo o tal vez hasta más. Pero también me da cierto miedo. Uno nunca sabe las intenciones de la gente o si se volverá corrupta.
Saíd: A mi me hace sentir orgulloso. Como en el mundial: Costa Rica contra Grecia. Pero la cosa es que no se quede ahí. Costa Rica luego perdió contra Holanda. La cosa no se puede quedar ahí. Las cosas las tenemos que hacer todos. No solo los líderes. No es solo quedarse en el orgullo, sino también moverse.