A nivel mundial, las empresas de combustibles fósiles están recibiendo subsidios directos e indirectos de cerca de $5.3 billones anuales ($5,3 millones de millones), lo que equivale a cerca de $10 millones por minuto, cada día del año, según un nuevo reporte publicado por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El estudio del FMI determinó que estos subsidios estimados para el 2015 corresponden a cerca del 6.5% del Producto Interno Bruto (PIB) global, una cifra superior al gasto mundial en salud que estima la Organización Mundial de la Salud, ubicado cerca del 6% del PIB mundial.
En países en vías de desarrollo, el porcentaje del PIB llega hasta el 18%, especialmente en Medio Oriente, Asia y el norte de África.
En su mayoría, estos subsidios están relacionados con gastos que deben incurrir gobiernos y autoridades por daños ambientales y sociales asociados al petróleo, gas y carbón y que no son cobrados a las empresas petroleras. Esto incluye gastos por contaminación ambiental, fenómenos asociados al calentamiento global y complicaciones relacionadas con el uso de combustible en vehículos, como congestiones y accidentes. Hasta un cuarto de esos costos están asociados al cambio climático, con fenómenos como sequías, inundaciones y fenómenos meteorológicos.
El Fondo Monetario estima que de eliminarse estos subsidios, los ingresos de los gobiernos podrían aumentar en $2.9 billones
El Fondo Monetario estima que de eliminarse estos subsidios, los ingresos de los gobiernos podrían aumentar en $2.9 billones y las emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial podrían disminuir hasta en un 20%. Además, podrían cortarse por la mitad las muertes prematuras por contaminación aérea.
Los investigadores del FMI se mostraron sorprendidos por la alta cifra, pero aseguraron que es “sólida” tras hacer revisiones sobre los datos.
Impuesto inexistente.
En economía, cuando una actividad genera ciertos costos que son asumidos por otras partes de la sociedad se habla que ocurre una “externalidad negativa”. Por ejemplo, si una empresa petrolera contamina un pozo de agua que utiliza una comunidad, eso se considera una externalidad negativa. La solución que muchas veces se aplica para evitar estos efectos negativos es la imposición de un impuesto que regule la actividad. Este impuesto se llama “impuesto pigouviano”, por el economista británico Arthur Pigou.
Según el FMI, “este tema es especialmente pertinente para el consumo de energía porque el consumo de combustibles fósiles genera un amplio rango de externalidades negativas”.
Según estudios del Panel Intergubernamental de Cambio Climático y de otras instituciones, la gran mayoría de los combustibles fósiles deben permanecer bajo tierra si el mundo desea evitar una catástrofe climática. Los 196 países miembros de la Cumbre Climática de Naciones Unidas determinaron, con base en robustas investigaciones científicas, que la temperatura promedio de la tierra no puede aumentar los 2°C si queremos que el planeta se mantenga estable.
La temperatura promedio de la tierra no puede aumentar los 2°C si queremos que el planeta se mantenga estable. Para lograr esto, 30% de las reservas de petróleo, 50% de las reservas conocidas de gas y 80% de las reservas conocidas de carbón deben mantenerse bajo tierra
Para lograr esto, 30% de las reservas de petróleo, 50% de las reservas conocidas de gas y 80% de las reservas conocidas de carbón deben mantenerse bajo tierra, según una investigación publicada a inicios del 2015.
A pesar de esto, los esfuerzos por reducir el calentamiento global todavía muestran pocos frutos y las compañías petroleras mantienen su actividad, como la holandesa Shell que desea explotar petróleo en el Ártico.