El cambio climático intensificó el calor que se experimentó en todo el mundo entre el 1 de mayo de 2024 y el 1 de mayo de 2025 —periodo que marcó el año más caluroso jamás registrado en el planeta—, provocando que 4.000 millones de personas sufrieran un mes adicional de calor extremo. Eso es cerca del 49% de la población mundial.
¿Y qué se entiende por calor extremo? Se refiere a las temperaturas cálidas que están por encima del 90% de las temperaturas observadas localmente durante el periodo 1991-2020.
En el caso de Costa Rica, en esos 12 meses, el país experimentó 86 días de calor extremo. Sin el cambio climático, el costarricense promedio habría experimentado sólo 14 de esos días, esto significa que se añadieron 72 días de calor peligroso.
Los datos se desprenden de un informe elaborado por científicos del World Weather Attribution (WWA), Climate Central y el Centro del Clima de la Cruz Roja, el cual evaluó la influencia del cambio climático en las olas de calor ocurridas en 2024-2025, así como las temperaturas reportadas en 195 países.
De hecho, el informe da cuenta de cuatro olas de calor que afectaron a Costa Rica. La primera de ellas ocurrió del 7 al 12 de mayo de 2024 y fue 15 veces más probable debido al cambio climático, registrando 0,9°C por encima de la temperatura media de los últimos 30 años.
La segunda ola de calor se reportó del 29 de mayo al 3 junio de 2024. Fue cinco veces más probable debido al cambio climático y se ubicó 0,2°C por encima del promedio de 30 años.
En cuanto a la tercera ola de calor, esta data del 30 de agosto al 4 de setiembre de 2024, fue 24 veces más probable debido al cambio climático, y 1°C superior al promedio de los últimos 30 años. Es más, y según los científicos, este fue el segundo evento con mayor influencia del cambio climático registrado en el mundo.
La cuarta ola de calor se reportó del 9 al 14 de octubre de 2024. Fue seis veces más probable debido al cambio climático y 1,8°C más cálida que el promedio de 30 años.
“En la actualidad, cada ola de calor es más probable, intensa y duradera debido a la quema de combustibles fósiles por parte del hombre”, destacaron los autores.
La quema de carbón, petróleo y gas libera dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera. Por esa razón, los combustibles fósiles son los principales responsables del calentamiento global y, por ende, del cambio climático.
El imperativo de la mitigación
La magnitud del impacto del calor extremo se resiente en la salud. “Muchas muertes relacionadas con el calor se atribuyen erróneamente a enfermedades concomitantes, como afecciones cardiovasculares y pulmonares o insuficiencia renal, lo que oculta el papel de las temperaturas elevadas como factor agravante”, advirtieron los autores.
Asimismo, el calor extremo se ensaña con los pobres, ya que estos “carecen de acceso a sistemas de refrigeración (aire acondicionado o ventilación), atención sanitaria y vivienda segura, lo que agrava su exposición y limita su capacidad para recuperarse de las enfermedades relacionadas con el calor y otros impactos”.
El calor extremo también impacta la productividad y economía. “Los trabajadores al aire libre y las personas que trabajan en interiores sin refrigeración se enfrentan a mayores riesgos laborales, como la deshidratación, el estrés térmico y la reducción de la productividad”, se explica en el informe.
“Las pruebas de la relación entre el cambio climático y las olas de calor son innegables. A través de nuestras interacciones, sabemos que la gente está sintiendo el aumento del calor, pero no siempre entienden que está siendo impulsado por el cambio climático, y que seguirá siendo mucho, mucho peor”, comentó Roop Singh, jefe de Urbanismo y Atribución del Centro del Clima de la Cruz Roja y la Media Luna Roja.
“Tenemos que ampliar rápidamente nuestras respuestas al calor mediante mejores sistemas de alerta temprana, planes de acción contra el calor y una planificación a largo plazo en las zonas urbanas para hacer frente al creciente desafío”, continuó.
Aunque la adaptación es importante, Friederike Otto —codirectora del WWA y profesora titular de Ciencias del Clima en el Imperial College de Londres— consideró que la mitigación sigue siendo la prioridad.
“Este estudio debe tomarse como otra cruda advertencia. El cambio climático está aquí, y mata. Con cada barril de petróleo quemado, cada tonelada de dióxido de carbono liberada y cada fracción de grado de calentamiento, las olas de calor afectarán a más personas”, dijo.
Y el informe así lo señala:
“sólo una mitigación integral, mediante la eliminación progresiva de los combustibles fósiles, limitará la gravedad de los futuros daños relacionados con el calor. Si no se reducen drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, la temperatura global seguirá aumentando, lo que incrementará la gravedad y la frecuencia de los episodios de calor extremo”.
Los próximos cinco años
El 2024 fue el año más caluroso registrado a la fecha, incluso superó al 2023. También fue el primer año en que las temperaturas mundiales se situaron 1,5°C o más por encima de la media preindustrial durante todo el año. De hecho, cada mes desde enero hasta junio de 2024 fue el más caluroso registrado para ese mes respectivo.
“No se trata de una sorpresa ni de un accidente: las causas son bien conocidas y los efectos, devastadores. La combustión continuada de carbón, petróleo y gas ha liberado y acumulado suficientes gases de efecto invernadero como para calentar el planeta 1,3 °C (en una media de cinco años) —y más de 1,5 °C sólo en 2024— en comparación con la época preindustrial”, enfatizaron los científicos del WWA, Climate Central y la Cruz Roja.
Y el pronóstico para los próximos cinco años es de más calor, según un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el cual resalta que “la media anual de la temperatura mundial para cada uno de los años del intervalo comprendido entre 2025 y 2029 será entre 1,2 °C y 1,9 °C superior a la media del período 1850-1900”.
Para esta agencia de Naciones Unidas existe 80% de probabilidades de que al menos uno de los próximos cinco años supere a 2024 como el más cálido registrado y 86% de probabilidades de que al menos uno de los próximos cinco años supere en más de 1,5 °C la media de 1850-1900.
“Con cada nueva fracción de grado de calentamiento, las olas de calor son más dañinas, las precipitaciones más extremas y las sequías más intensas, se acelera la fusión de los mantos de hielo, el hielo marino y los glaciares, y aumenta el calentamiento del océano y la subida del nivel del mar”, indicó OMM.
Según este informe, la estimación del calentamiento medio en 20 años —correspondiente al período 2015-2034— será de 1,44 °C (con un intervalo de confianza del 90% de 1,22 °C a 1,54 °C).
“Los diez últimos años han sido los diez años más cálidos jamás registrados. Desafortunadamente, este informe de la OMM no anticipa una mejora de las condiciones en los próximos años, y ello conlleva consecuencias cada vez más negativas para nuestras economías, nuestra vida cotidiana, nuestros ecosistemas y nuestro planeta”, declaró Ko Barrett, secretaria general adjunta de la OMM.
En este sentido, la acción climática —integrada por las medidas de mitigación y adaptación— se convierte en una cuestión de sobrevivencia para países tan vulnerables como Costa Rica.