El consumo mundial de carbón se desacelerará hasta 2021 gracias a una mayor eficacia energética, pero este combustible muy contaminante seguirá siendo indispensable en la producción eléctrica de Asia, considera este lunes la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
"Debido a sus efectos sobre la calidad del aire y las emisiones de carbono, se ha criticado mucho el carbón en los últimos años, pero es demasiado pronto para afirmar que ha llegado el final de este combustible", opina Keisuke Sadamori, director de la división mercados y seguridad energéticas de la AIE, en un comunicado.
El planeta debería consumir 5.600 millones de toneladas de carbón en 2021, menos que en la anterior estimación de 5.800 millones de toneladas, precisa el organismo en su informe anual sobre el mercado del carbón.
Tras haber alcanzado el 4% anual entre 2000 y 2013, el crecimiento de la demanda mundial descenderá a una media del 0,6% anual en el periodo 2015-2021.
Y la parte relativa del carbón en la producción eléctrica disminuirá del 41% (en 2014) al 36%.
Esta tendencia se debe a un crecimiento económico globalmente débil que influye sobre la demanda de electricidad, al desarrollo de energías renovables y a una mayor eficacia energética en el marco de las políticas instauradas para luchar contra el cambio climático.
El cambio ya se pudo comprobar en 2015 con un consumo de 5.400 millones de toneladas, un caída del 2,7% respecto al año anterior, hecho inédito desde el comienzo del nuevo milenario.
El fenómeno esconde, no obstante, unas realidades geográficas dispares. Asia consuma cada vez más carbón: su participación en el consumo mundial pasó del 46% en el 2000 al 73% en 2015.
Mientras que Europa (del 22 al 12% del consumo mundial) y Norteamérica (del 25 al 10%) consumen cada vez menos.
Aunque los inversores se vayan apartando del carbón, este sigue siendo la columna vertebral de la producción eléctrica e industrial en muchos países emergentes, sobre todo en el sur y el sureste de Asia, recuerda el AIE.