A seis años de haberse adoptado el Acuerdo de París y con el propósito de finalizar su reglamento para así iniciar con la implementación, ayer domingo arrancó la Conferencia de las Partes (COP26) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) en la ciudad de Glasgow, en Escocia.
Desde los discursos de Patricia Espinosa, Secretaria Ejecutiva de la CMNUCC, y Alok Sharma, presidente de la COP designado por Reino Unido, se marcó el tono: esta COP26 arranca abogando por emisiones netas cero con miras a 2050, esto con el fin de mantener la meta de 1,5°C del Acuerdo de París aún viva.
Para ello, las emisiones globales deben reducirse a la mitad al 2030. Sin embargo, los compromisos actuales de mitigación son poco ambiciosos y, más bien, conducen a un incremento de 2,7°C en la temperatura media del planeta. Ni siquiera se estaría cumpliendo con limitar el aumento de la temperatura a 2 °C, tal como lo dispone el Acuerdo de París.
Sharma lo volvió a recalcar hoy a propósito de la Cumbre de Líderes Mundiales -auspiciada por el Primer Ministro del Reino Unido, Boris Johnson-: “La ciencia es clara en cuanto a que la ventana de tiempo que tenemos para mantener vivo el objetivo del 1,5 °C, y para evitar los peores efectos del cambio climático, se está cerrando rápidamente. Pero con voluntad política y compromiso, podemos, y debemos, conseguir un resultado en Glasgow del que el mundo pueda estar orgulloso”.
Llamado al G20
“Esto requiere una mayor ambición en la mitigación y una acción concreta inmediata para reducir las emisiones globales en un 45% para 2030”, declaró el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres.
“Los países del G20 tienen una responsabilidad especial, ya que representan alrededor del 80% de las emisiones. Según el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas en función de las circunstancias nacionales, los países desarrollados deben liderar el esfuerzo”, dijo Guterres.
“Pero también las economías emergentes deben hacer un esfuerzo adicional, ya que su contribución es esencial para la reducción efectiva de las emisiones. Necesitamos la máxima ambición -de todos los países en todos los frentes- para que Glasgow sea un éxito”, continuó.
De hecho, este fin de semana, los líderes del G20 estuvieron reunidos en Roma, Italia. Como resultado de la cumbre, se emitió una declaración en la que se lee: “aceleraremos nuestras acciones en materia de mitigación, adaptación y financiación, reconociendo la importancia clave de lograr las emisiones mundiales netas de gases de efecto invernadero o la neutralidad del carbono para mediados de siglo o alrededor de él, y la necesidad de fortalecer los esfuerzos mundiales necesarios para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París”.
“En consecuencia, reconociendo que los miembros del G20 pueden contribuir significativamente a la reducción de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, nos comprometemos, en consonancia con los últimos avances científicos y con las circunstancias nacionales, a adoptar nuevas medidas en esta década y a formular, aplicar, actualizar y mejorar, cuando sea necesario, nuestras Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés) de 2030, y a formular estrategias a largo plazo que establezcan vías claras y predecibles coherentes con el logro de un equilibrio entre las emisiones antropogénicas y la eliminación por los sumideros para mediados de siglo o alrededor de esa fecha, teniendo en cuenta diferentes enfoques, incluida la economía circular, la evolución socioeconómica, tecnológica y del mercado, y promoviendo las soluciones más eficientes”.
Las reacciones no se hicieron esperar. Entre estas, las de Namrata Chowdhary de la organización 350.org: “La declaración publicada al final de la cumbre del G20 en Italia es extremadamente decepcionante; los jefes de Estado de los países más ricos del mundo -y, por tanto, los más poderosos- tenían la oportunidad de reajustar radicalmente la política multilateral y generar los compromisos necesarios para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C, para proteger a los trabajadores, las comunidades, el medio ambiente y las generaciones futuras”.
“En lugar de ello, han hecho una declaración contradictoria y vacía sobre el clima: han reafirmado su compromiso de mantener el calentamiento global por debajo de 1,5°C, pero no se han comprometido a tomar ninguna medida ellos mismos, ni siquiera han acordado que sus planes nacionales sobre el clima deben mejorarse. En este momento, nos tienen en el camino de casi 3 °C de calentamiento. Estos supuestos líderes tienen que hacerlo mejor”, manifestó Chowdhary.
Mayor ambición
Según el reporte de Síntesis de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés), realizado por Naciones Unidas tras el análisis de las metas actualizadas enviadas por los países al 31 de julio de 2021, los compromisos asumidos por los países más bien implican un aumento de 16% en las emisiones de gases de efecto invernadero para el 2030 en comparación a lo contabilizado en el 2010. Este incremento de 16% aumentaría la temperatura 2,7ºC a finales de siglo.
“Los seis años transcurridos desde el Acuerdo de París han sido los seis años más calurosos registrados. Nuestra adicción a los combustibles fósiles está llevando a la humanidad al borde del abismo. Nos enfrentamos a una dura elección: lo detenemos, o él nos detiene a nosotros. Es hora de decir: basta”, declaró Guterres.
El líder de Naciones Unidas también reconoció los esfuerzos a la fecha: “Muchos países han retirado la financiación internacional del carbón y más de 700 ciudades están liderando el camino hacia la neutralidad del carbono”.
En este sentido, y alineado al llamado de establecer objetivos ambiciosos de reducción de emisiones al 2030, Sharma pide a los países relegar el carbón como fuente energética, acelerar lo referente a vehículos eléctricos limpios, acabar con la deforestación y financiar la transición y ayudar a los países más vulnerables.