Uno de los espectáculos más importantes a nivel mundial hoy ya no es un simple deporte, sino también uno de los mayores contaminantes. El fútbol genera entre 64 y 66 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (tCO2e), una cifra comparable con las emisiones anuales de un país como Austria y 60% superior a las de Uruguay.

El cambio climático avanza a un ritmo acelerado, siendo una de sus principales causas las emisiones derivadas de los combustibles fósiles, por lo que reducir la quema de petróleo, gas y carbón es una prioridad para el planeta.

A pesar de ello, la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA, por sus siglas en inglés) y la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol (Concacaf) firmaron un contrato de patrocinio con Aramco, una de las principales petroleras en el mundo.

Sirva este ejemplo para poner en perspectiva un dato: el 75% de emisiones relacionadas al fútbol proviene de sus socios comerciales, según reveló el informe Dirty Tackle del New Weather Institute, el cual fue publicado en febrero de 2025. 

En este informe, los investigadores señalan que sí es posible revertir esta situación, pero se requiere que el fútbol reduzca sus propias emisiones, deje de promover estilos de vida que empeoren la situación climática actual y se convierta en una voz activa para la acción climática. Y algunos deportistas están anuentes a hacerlo.

“La disposición de la FIFA a permitir que Arabia Saudita mejore su reputación a través del fútbol está aislando a los jugadores, a los aficionados y al planeta”, comentó Tessel Middag, futbolista femenina de la selección neerlandesa.

“Garantizar un futuro para el fútbol, donde todos puedan jugarlo y disfrutarlo, requiere de un liderazgo real desde los más altos niveles. La decisión sobre la Copa Mundial de 2034 es una prueba más de que el fútbol merece algo mejor”, agregó.

Un equipo dirigido por sus patrocinadores

Si tratáramos a la FIFA como un equipo de fútbol, su entrenador serían sus inversionistas. Esto se debe a que quien pone el dinero suele tener mayor poder en las decisiones y, en 2023, los patrocinios representaron el 39% del total de los ingresos de esta institución, lo que equivale a $456 millones.

No solamente se trata de la FIFA. En el mismo año, los 20 clubes con mayor poder económico a nivel mundial recibieron ingresos por $4.750 millones, esto solamente por concepto de mercadeo.

Y aunque muchas de estas compañías que buscan publicitarse en los equipos no emiten grandes cantidades de carbono, también están otros patrocinadores que representan a las petroleras y aerolíneas más grandes del planeta, los cuales utilizan este deporte para “limpiar su imagen”.

Según el informe, ejemplo de ello son las compañías Emirates, Etihad Airways y Qatar Airways, las cuales son las principales inversionistas de varios de los clubes más importantes de Europa. En el reporte se indica que no es coincidencia que estas empresas estén ubicadas en países petroleros.

“Los cuatro acuerdos de patrocinio más grandes entre clubes europeos y aerolíneas en 2023 fueron responsables, en conjunto, de más de 8 millones de tCO2e. Los cuatro clubes involucrados fueron el Paris Saint-Germain, el Real Madrid, el Manchester City y el Arsenal”, se lee en el informe.

Los investigadores estiman que, si no se toma en cuenta los gases de efecto invernadero (GEI) de los patrocinadores, la huella de carbono es de 13 a 15 millones de tCO2e. Esta cantidad es mayor a la que emite Costa Rica en solo un año.

Según el informe Dirty Tackle, cuatro de los principales acuerdos de patrocinio de la Copa Mundial masculina de 2022 fueron responsables de emitir más de 16 millones de toneladas de CO2 equivalente (tCO2e). (Foto: Connor Coyne / Unsplash)

Un hueco en el medio campo

Otros sectores, donde la FIFA debe concentrarse y aumentar sus esfuerzos para reducir las emisiones de GEI, son el transporte y la construcción de nuevos estadios

Según datos revelados en este informe, en cada partido de la Premier League (el campeonato de fútbol de Inglaterra) se emiten cerca de 1.700 tCO2e y la mitad se deben al transporte de los aficionados que asisten a los partidos. Esta cifra aumenta en un 50% cuando se trata de un partido internacional entre clubes, debido a que los aficionados se trasladan en aviones para poder ver a su equipo.

“Estimamos que la Copa Mundial masculina, incluyendo la fase final y las eliminatorias, ha sido responsable en los últimos años de 6,5 millones de tCO2e durante su ciclo de cuatro años, con la mayoría de las emisiones concentradas durante la fase final”, indicó el informe.

Además, en este reporte se indica que solamente un juego de la fase final de la Copa Mundial masculina fue responsable de emitir entre 44.000 y 72.000 tCO2e, esto es por lo menos 26 veces mayor que las emisiones de un partido de élite en una liga doméstica.

Un sistema defensivo nulo frente a las grandes emisiones

Normalmente, los entrenadores y sus jugadores analizan la delantera del equipo rival para crear un sistema defensivo y de esta manera neutralizar los ataques de su rival. Pero, en este caso, los autores del informe comentaron que los datos relacionados a las emisiones de GEI en el fútbol son de muy baja calidad.

Como ejemplo, en el informe se analizaron los datos a nivel de clubes de la Premier League y la Bundesliga (campeonato de fútbol de Alemania) y encontraron que las estimaciones más altas en las principales categorías fueron por lo menos 10 veces más grandes que sus estimaciones más bajas.

“A nivel internacional, no pudimos encontrar estimaciones oficiales de las emisiones generadas durante las fases de clasificación para la Copa Mundial, ni para las fases finales o de clasificación de los torneos regionales organizados por cinco de las seis confederaciones futbolísticas del mundo”, señalaron los investigadores.

Es por ello que solo pudieron realizar estimaciones preliminares con un alto grado de incertidumbre para estas competiciones, lo cual les generó preocupación porque refleja que los esfuerzos para combatir las emisiones de GEI están apenas en sus inicios, a pesar de la urgencia de la crisis climática.

En el reporte se menciona que las acciones para enfrentar el cambio climático por parte del sector del fútbol, a pesar de que sí existen, se ven minimizadas por la gran expansión de los torneos de élite a nivel internacional, como la Champions League o la Copa Mundial.

Los estadios más grandes atraen a más aficionados, pero también generan mayores emisiones de carbono. Esto es un ejemplo de cómo el impacto ambiental del fútbol va más allá del campo de juego. (Foto: Janosch Diggelmann / Unsplash)

Tácticas para un juego más limpio

El informe del New Weather Institute brinda una serie de recomendaciones para lograr tener un juego con menos emisiones, y que este pueda aprovechar su influencia para ayudar a concientizar sobre la crisis climática que está enfrentando el planeta.

Una de estas sugerencias es que las estimaciones de las emisiones de GEI de los clubes de fútbol, selecciones y torneos deberían incluir una evaluación de las emisiones patrocinadas, es decir, aquellas generadas indirectamente a través de los acuerdos comerciales.

Además, el informe sugiere una eliminación rápida de todos los acuerdos de patrocinio con compañías altamente contaminantes. Esto significa terminar los contratos con corporaciones productoras de combustibles fósiles y aerolíneas. 

Otra acción recomendada es centrar la venta de entradas para los aficionados locales en las competiciones internacionales, de esta manera sería más emocionante para las personas que un torneo de alto nivel llegue a su ciudad y se podrían reducir las emisiones.

Y por último, se resalta el hecho de que los jugadores y jugadoras deben tener libertad de expresión para hablar públicamente sobre el cambio climático y asumir un papel de liderazgo, debido a que tienen una plataforma en la que pueden denunciar amenazas y así criticar patrocinadores sin miedo a que se les castigue.

Un ejemplo de esto son las lideresas del fútbol femenino, quienes han criticado y exigido la terminación del contrato de la FIFA con Aramco. Además, el Bayern Múnich ha dado un paso al frente al abandonar Qatar Airways como uno de sus patrocinadores, tras las protestas de sus aficionados.

No se puede negar, el fútbol tiene un impacto de gran magnitud cuyo alcance es global. La FIFA estima que 5.000 millones de personas observaron la final de la Copa del Mundo 2022, esto es más del 60% de la población mundial. Por ello, si el fútbol empieza a abordar la amenaza del cambio climático, podría influir significativamente en la actitud de los aficionados a este deporte e incluso de la sociedad.

Futbolistas en riesgo

El fútbol no solo contribuye al problema climático, sino que también lo sufre en carne propia. Por ejemplo, sus jugadores y jugadoras están cada vez más expuestos a condiciones climáticas extremas que desencadenan respuestas fisiológicas que afectan negativamente su salud y rendimiento.

En condiciones de calor extremo, los y las deportistas están en riesgo de sufrir trastornos por estrés térmico como calambres, agotamiento o golpes de calor. En condiciones de frío extremo, están en riesgo de sufrir desde hipotermia hasta congelación, pues sus organismos sufren una pérdida excesiva de calor.

Por esta razón, y en reiteradas ocasiones, la Federación Internacional de Asociaciones de Futbolistas Profesionales (Fifpro) ha solicitado a las ligas nacionales y confederaciones aplazar los partidos diurnos hasta la noche, debido a las condiciones de humedad y calor. También, este sindicato ha recomendado que los árbitros tengan la potestad de detener el juego para ingerir bebidas frías y recibir toallas húmedas. 

En cuanto al frío extremo, Fifpro recomienda que los entrenamientos y partidos puedan cancelarse y reprogramarse cuando la temperatura del aire sea inferior a -15°C y cuando la sensación térmica por frío sea inferior a los -27°C.

Durante la pasada Copa América, jugadores y árbitros soportaron altas temperaturas, al punto de que uno de los jueces de línea se desmayó a causa del calor.

Asimismo, cada vez es más común que se suspendan partidos por las lluvias. En Brasil, el estadio Arena do Gremio quedó inundado en 2024 y en Inglaterra, cada año, se suspenden más partidos a causa de las lluvias. 

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