El teletrabajo tiene beneficios para el medio ambiente, pero también podría ayudar en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y las metas de carbono neutralidad del país, según un estudio del Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe) de la Universidad Nacional (UNA).
El estudio, realizado en el 2021 y publicado este año, se hizo con el fin de analizar la perspectiva que tienen las personas trabajadoras sobre el teletrabajo y su relación con el ambiente. Consistió en un sondeo cuya muestra fue de 209 personas, se aplicó mediante un formulario que se distribuyó por correo electrónico.
En general, los resultados muestran una percepción positiva hacia el teletrabajo. La aceptación va ligada principalmente al transporte, al tiempo y gasto, que se ahorran los trabajadores al no tener que movilizarse. Además, el “90.91% de los teletrabajadores reconoce la reducción en la cantidad de emisiones de dióxido de carbono (CO₂).”
Los investigadores preguntaron sobre la reducción de desplazamientos y consumo de combustible, ahorro energético en oficinas (uso de aire acondicionado, electricidad), cambios en hábitos de reciclaje y consumo en el hogar.
A partir de los resultados, concluyeron que las personas ven en el teletrabajo una forma de cumplimiento del ODS 8: Trabajo decente y crecimiento económico, ya que el 79,9% de los encuestados ven el teletrabajo como una solución innovadora.
Por otro lado, el ODS 11: Ciudades sostenibles e inteligentes se ha beneficiado al visualizarse un respiro vehicular en las principales ciudades y vías terrestres del país.
En cuanto al ODS 12: Producción y Consumos Responsables, el sondeo observó cómo las grandes empresas disminuyeron el consumo de electricidad y el uso del aire acondicionado (A/C), dado que el 76,65% de las empresas usan A/C y el 80,31% de ellas lo utilizan todo el día.
También el teletrabajo tiene un impacto en el ODS 13: Acción por el Clima, donde un 90,91% de los teletrabajadores reconoce que esta modalidad laboral reduce la cantidad de emisiones de CO₂.

Cabe aclarar que “el estudio fue exploratorio. Los resultados no son representativos de la población nacional, sino que recogen percepciones de las personas teletrabajadoras sobre su relación con el ambiente”, aclaró Ivannia Bolaños, una de las investigadoras de Cinpe a cargo del proyecto.
La investigadora también señaló que “en el diseño metodológico no se establecieron convenios ni cooperación institucional con el Ministerio de Ambiente (MINAE), Instituto Meteorológico Nacional (IMN), Ministerio de Obras Públicas y Transporte (MOPT) o Ministerio de Salud. El sondeo se aplicó de forma independiente, mediante Google Forms, y se difundió digitalmente a través de redes y correos”.
El peso de las emisiones
Otros estudios —como el realizado por la Universidad de Cornell y publicado en PNAS— muestran los beneficios que tiene el teletrabajo para reducir la huella de carbono. En el caso de Estados Unidos, por ejemplo, el teletrabajo puede reducir hasta un 58% la huella de carbono de los trabajadores frente a aquellos que asisten a la oficina.
“La idea base es que la descentralización del teletrabajo, al disminuir los desplazamientos de las personas a su lugar de trabajo y viceversa, hace que el consumo de energía y la emisión de contaminantes en la atmósfera se vean impactadas de forma positiva”, explican los autores en el estudio del Cinpe.
Al trabajar de forma presencial, el medio de transporte más utilizado, de ida y de vuelta, es el carro propio con 56,6%, en segundo lugar el autobús con 28,9%. Otros transportes utilizados son: motocicleta, carro de alguien más, taxi formal o informal y tren; representan, cada uno, menos del 5%.
Según los resultados de la encuesta, las personas se desplazan 14,41 kilómetros para llegar a sus destinos laborales, aumentando las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Con el teletrabajo, alrededor del 68% de los trabajadores manifiestan haber experimentado una disminución en su consumo de combustible en sus vehículos particulares, en promedio fue de ₡17.678,22. Aquellos que utilizaban transporte público, que en total fueron 70 personas, reportaron un ahorro de ₡15.198 por concepto de pasajes.
En diciembre de 2021 fue publicado el INGEI, que traza una línea temporal comparativa desde 1990 hasta el 2017, reemplazando así todos los inventarios anteriores.
Estos inventarios estiman los GEI emitidos a la atmósfera y absorbidos durante un período de tiempo determinado (un año calendario). Generan como resultado el perfil con las fuentes de emisión y las emisiones anuales de GEI del país.
Este estudio indicó un crecimiento progresivo en las emisiones de GEI en el país en los 27 años que abarca el estudio. Por ejemplo, el sector energía —el cual incluye la generación de electricidad y el consumo de combustibles en el transporte— genera la mayor cantidad de emisiones.
El inventario del MINAE señala que cada costarricense tuvo una huella de 2,33 toneladas métricas de CO₂ per cápita en 2017, mientras que ese mismo año los Indicadores de Desarrollo Mundial del Banco Mundial (World Development Indicators-WDI) indicaron 1,71 toneladas métricas per cápita en el mismo periodo.
La base de datos del Banco Mundial, en su última actualización del 2023, evidencia un aumento en las emisiones de CO₂ tras la bajada que se presentó a causa de COVID-19.
Las medidas tomadas para contener la pandemia —entre ellas, la restricción vehicular, el confinamiento en las casas y el teletrabajo— trajeron consigo dos efectos indirectos: primero, una reducción de las emisiones contaminantes que se liberan a la atmósfera y dañan la salud de las personas, lo cual mejoró la calidad del aire; y segundo, una disminución en las emisiones de GEI, los cuales contribuyen al aumento de la temperatura y, por tanto, al cambio climático.
En Costa Rica, un estudio realizado por el Laboratorio de Análisis Ambiental de la Escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad Nacional (UNA) evidenció una disminución en los niveles de dióxido de nitrógeno (NO₂) para los meses de marzo y abril del 2020 con respecto al mismo periodo en el 2019.
El NO₂ es un gas tóxico que se produce a altas temperaturas durante la quema de combustibles fósiles como el diésel o la gasolina. De hecho, los porcentajes de reducción en los 10 sitios monitoreados variaron entre 28% y 52%. El mismo comportamiento que se observó con el NO₂, también se vio con las partículas PM10 y PM2,5.
En cuanto a emisiones de CO₂, un análisis realizado por el IMN a partir de las ventas de combustibles fósiles observó que, si se compara el mismo período comprendido entre enero y abril, el 2020 mostró una reducción del 26% en las emisiones CO₂ en contraste con el 2019. Otra forma de decirlo es que el país emitió 647.254 toneladas menos en el 2020 en comparación al año anterior.
Sin embargo, el “efecto COVID” no fue permanente. Conforme las restricciones fueron flexibilizándose, el comportamiento previo a la pandemia –relacionado al uso de los combustibles fósiles– fue retomándose.
De acuerdo a la base de datos del Banco Mundial, Costa Rica pasó de 1,64 toneladas per cápita en 2019 a 1,43 toneladas en 2020, una reducción de 2,1 que no se había presentado jamás en la historia del país. Posteriormente, hubo un aumento que se puede atribuir a muchos factores como la vuelta a la presencialidad para muchos trabajadores y estudiantes o la reanudación de viajes (relanzamiento turístico). Este aumento fue a 1,58 en el 2021, 1,59 en el 2022 y 1,68 en el 2023.

Los números no pueden compararse con los brindados por el estudio de Cinpe, ya que este se realizó en 2021 y no tomaba en cuenta el call back (llamada de vuelta) que muchas empresas tuvieron a la presencialidad.
Otros beneficios del teletrabajo
El estudio del Cinpe desglosa una serie de beneficios que incluyen movilidad y flexibilidad, lo que resulta en un mayor rendimiento laboral. Además, esta modalidad también permite un mejor aprovechamiento del tiempo, lo que se traduce en una mayor disponibilidad para la vida familiar y para la capacitación personal.
“Se resalta su utilidad como medida ante situaciones de contingencia, tales como problemas viales, desastres naturales o emergencias sanitarias”, se lee en el estudio.
Es más, el estudio de Cinpe menciona otro publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el cual está basado en datos obtenidos a través de su encuesta continua de empleo. El informe detalla una serie de aspectos positivos como incremento de la productividad, una mayor flexibilización de los horarios laborales, una mayor eficiencia en la gestión de las tareas laborales, la promoción de un equilibrio entre la vida personal, familiar y laboral, la reducción del tiempo de desplazamiento entre el lugar de trabajo y el hogar, una mejor organización del tiempo libre y una mayor satisfacción con las condiciones laborales.
Como el estudio de Cinpe buscaba explorar la relación entre teletrabajo y medio ambiente, el sondeo preguntó sobre hábitos de reciclaje y consumo en el hogar. Un 82,4% de los teletrabajadores realizan algún tipo de acción de separación y reciclaje de residuos. No obstante, solo 5,34% empezó a realizar este tipo de acciones con la pandemia por COVID-19 y el porcentaje restante ya tenía alguna práctica de separación y reciclaje de materiales.
Las empresas donde laboraban todos los encuestados tenían políticas sobre reciclaje, además de dar un acompañamiento mayor y más supervisado que el que una persona suele tener en su propia casa.
También se les preguntó por el uso de aire acondicionado en las oficinas. El 76,6% de los entrevistados afirmaron que en las empresas donde laboran se hace uso del aire acondicionado, mientras que un 22,2% indicaron que no se hace uso de este.
El aumento de la temperatura superficial provocado por los edificios corporativos y el consumo energético del aire acondicionado afectan de manera negativa el ambiente y contribuyen al cambio climático. Además, se debe tomar en cuenta que los sistemas de aire acondicionado lo que hacen es sacar el aire caliente de un entorno para liberarlo a otro.
Vale realizar una aclaración: el sondeo fue realizado específicamente en la Gran Área Metropolitana (GAM). “La muestra se concentra en la GAM, principalmente Heredia, San José y Alajuela, por lo que el estudio refleja una visión urbana”, explicó Bolaños.
Sobre cómo el teletrabajo puede afectar el gasto energético o contaminación de zonas rurales, Bolaños indicó que “no se analizó el impacto del teletrabajo en la migración o crecimiento de la población rural ni se incorporaron variables de localización fuera de la GAM. El artículo no hace un seguimiento sobre la redistribución poblacional, aunque reconoce la necesidad de ampliar el análisis territorial”.
En términos generales, el estudio refleja que el “91% de los participantes considera que efectivamente el teletrabajo es positivo para el ambiente, en su mayoría, afirman lo anterior al ver la reducción de desplazamientos que hay en vehículos o distintos medios de transporte, por lo que hay menos emisiones de CO₂, que, a su vez, se traduce en una reducción de emisiones de GEI que son perjudiciales para el ambiente”.
“Además, perciben que la electricidad, el combustible para el traslado y el mantenimiento de los edificios de la empresa genera un gran impacto negativo al ambiente en comparación de la contraparte de teletrabajo, donde solo se estaría gastando un mínimo de electricidad extra en el hogar”.
Los autores brindan varias recomendaciones referentes a mejorar las condiciones del teletrabajo en el país como brindar incentivos fiscales a empresas que lo incentiven así como las prácticas ambientales, promover programas de educación ambiental y teletrabajo dirigidos a empleadores y empleados, también motivar alianzas público-privadas para reducir la huella de carbono y optimizar recursos, entre otras.
Datos de la muestra
- De las 209 personas encuestadas, 131 eran hombres y 78 mujeres.
- De estos, teletrabajan específicamente el 62,28% de los hombres y 37,7% de las mujeres.
- De los encuestados, 94,6% tiene estudios universitarios completos, 4,2% universidad incompleta y 1,2% secundaria completa.
- El 54,5% trabaja en el sector público y el 45,5% en el sector privado.
- El 38% teletrabajaba desde antes de la pandemia y, en promedio, realizan 4 días de teletrabajo por semana (hay personas desde 1 hasta 7 días semanales).





