En la Patagonia se encuentra Neuquén, tierra conocida por la explotación de combustibles fósiles en Vaca Muerta. Ante el avance de la crisis climática se han impulsado las energías renovables en la provincia, pero existen tensiones por una central hidroeléctrica que se inaugurará pronto. Para qué y para quiénes se piensa el recambio energético, son los cuestionamientos que realizan los pobladores donde se ejecutan los proyectos.
Por Judith Calmels
“¿Se puede hablar de energías limpias o renovables si no se analiza el consumo? Creo que lo que tenemos que empezar a trabajar para cuidar el ambiente es cómo usamos la energía. No veo al gobierno instando a consumir menos, no veo demasiadas campañas de consumo responsable o de generación propia. Entonces me pregunto, para qué queremos la energía ¿para consumir más?”. Esta reflexión es de Pablo Troncoso, integrante de la Asamblea Ambiental Huinganco, quien trataba de explicar, desde su punto de vista, cuál es el desafío de la transición energética. Este concepto que, en primer momento pareció sencillo, terminó atravesando las entrevistas que realizamos para este reportaje.
Pablo vive en un pueblo ubicado en el norte de la Patagonia Argentina, en la provincia de Neuquén. Una zona bellísima, tranquila y delimitada por la Cordillera del Viento. En este lugar, los recursos naturales abundan: hay ríos vírgenes y caudalosos, minerales codiciados y mucho viento que es buscado, tanto como el agua, para generar energía. La pregunta que se hacen los pobladores no sólo es para qué, sino también para quién se piensa la producción energética.
Una represa en territorio virgen
En el año 2017, el gobierno de la provincia de Neuquén firmó el convenio para la concesión del proyecto ejecutivo de la obra “Aprovechamiento Multipropósito Nahueve”, ubicada en el paraje Los Carrizos-Nahueve. El nombre de esta iniciativa de energía renovable tiene su origen en el río que, en la lengua del pueblo indígena mapuche, puede traducirse como “río fuerte”.
La minicentral hidroeléctrica será inaugurada a mediados del 2023 y tendrá 4 megavatios de potencia instalada y una producción anual de 24 gigavatios-hora (GW/h). La obra será financiada en mayor medida por capitales provenientes del Fondo para Desarrollo de Abu Dhabi (ADFD), de Emiratos Árabes, y en menor porción por el gobierno provincial. La construcción está a cargo de las empresas adjudicatarias Rovella Carranza S.A. e Industria Metalmecánica IMESA.
Como ya pasó en otros proyectos de similares características, las autoridades locales anunciaron varios beneficios para la población como la mejora del servicio eléctrico, abastecimiento de agua potable, generación de 200 puestos de trabajo y suministro para el riego de más de 120 hectáreas. Más allá de esto, lo cierto es que según los mismos anuncios del gobierno, la totalidad de la producción de energía de la represa será destinada al interconectado eléctrico nacional.
Neuquén tiene antecedentes importantes en la producción de energías limpias ya que cuenta con quince proyectos de generación eléctrica a partir de fuentes renovables en todo el territorio, los que acumulan una potencia de aproximadamente 850 MW.
En la actualidad, en el norte de la provincia donde está ubicada la represa Nahueve también se desarrolla el Parque de energía solar “El Alamito” y se trabaja en la planta piloto geotérmica Domuyo. Según las autoridades provinciales, todas estas iniciativas se realizan en este lugar específico porque no cuenta con gas ni petróleo, pero sí tiene grandes recursos para producir energías limpias.
Tierra de combustibles fósiles
La intención de construir una nueva represa pareciera un dato sin importancia pero no es menor para Neuquén, ya que se trata de una provincia cuya principal fuente económica es la explotación de hidrocarburos. En 1918 se produjo el hallazgo del primer pozo de petróleo y desde ese momento los gobiernos centraron la matriz productiva en la explotación del crudo. Además, en esta región, en los últimos años se ha impulsado el crecimiento de Vaca Muerta, la formación de hidrocarburos no convencionales más importante del país y la segunda reserva de gas de lutita en el mundo.
En la provincia se producen 57 mil barriles de petróleo al día y el 50% del gas que se consume en Argentina. La relevancia de Vaca Muerta es tan significativa que, según la empresa petrolera estatal YPF, con el desarrollo de una pequeña parte de esta formación podría cubrirse el déficit energético del país.
Con esto, se entiende que Neuquén no va a dejar de producir combustibles fósiles. Sin embargo, por primera vez en todos estos años, las autoridades reconocen públicamente los avances del cambio climático y la necesidad de realizar proyectos que permitan la transición. En este sentido, José Brillo, presidente de la Agencia de Inversión de Neuquén, organismo estatal que se encarga de la planificación y búsqueda de financiamiento de proyectos innovadores, dijo que tienen el desafío de desarrollar en el corazón de los yacimientos petrolíferos y gasíferos una "contraparte" que consistiría en la generación de energías renovables que permitan diversificar la matriz productiva.
¿Una transición informada?
Si bien no hay un concepto unificado que defina a la transición energética, podemos entenderla como un cambio desde una matriz energética dependiente de combustibles fósiles a una basada en energías renovables. El desafío que se presenta para los gobiernos es entender y consolidar una transición justa, que vaya más allá del recambio de fuentes y tecnologías.
De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo, la transición justa implica “maximizar las oportunidades sociales y económicas de la acción climática, al tiempo que se minimizan y se gestionan cuidadosamente los desafíos, incluso a través de un diálogo social eficaz entre todos los grupos afectados y el respeto de los principios y derechos laborales fundamentales”. Mientras, desde América Latina se aboga por la incorporación de otros elementos, como la justicia ambiental.
En ese marco, la forma de consulta y comunicación es un aspecto que los pobladores de la zona norte de Neuquén critican ya que sostienen que el proyecto de la Represa Multipropósito del Nahueve generó divisiones en la población. Por un lado, por las promesas de beneficios y, por el otro, por la falta de datos sobre el impacto ambiental.
“Nos enteramos por el boca a boca, había muy poca información sobre la obra. Desde un comienzo, por parte oficial, se habló de todas las cosas positivas que traería la obra. Eso no se volcó en la consulta que hicieron con los vecinos. Que en realidad no fue una consulta, vinieron a explicar que había un plan de 13 proyectos de generación de energía y nada más”, explica Pablo, quien asistió a las convocatorias de consulta pública que consistían en exposiciones técnicas abiertas a preguntas.
Sin embargo, los habitantes siempre se quedaban con más dudas que certezas. “Nos decían que uno de los principales beneficios era el riego de 50 hectáreas que se iban a poder poner en producción. Pero en esta zona hay mucha vertiente, entonces planteamos que ese objetivo era innecesario. Además, desde hace años estamos en la provincia en emergencia hídrica, entonces comenzamos a dudar sobre las intenciones y cuando pedíamos más explicaciones venían con información técnica que es muy difícil de entender”, relató Pablo.
El mecanismo de audiencia de consulta pública está establecido en la Ley General de Ambiente y constituye una instancia de participación en el proceso de toma de decisión, en la cual la autoridad responsable habilita un espacio institucional para que todo aquel que pueda verse afectado o tenga un interés particular o general exprese su opinión.
Gisela Moreira, abogada de la Asamblea por el Agua del Norte Neuquino, sostuvo que esa instancia oficial en el caso del Nahueve no se dio de manera legal y con conocimiento. “El gobierno debía promover que la población conozca los datos, sepan de las obras, sobre sus beneficios, sus costos. Así poder analizar y dar el visto bueno o no. Eso no sucedió”, aseguró.
Pese a ello, el presidente de la Agencia de Inversiones tiene un panorama totalmente distinto al de las consultas. “Avisamos a los pobladores a través de las radios de amplitud modulada y fue muy público. La gente rural llegaba a escuchar la información técnica”, dijo y reafirmó que se difundieron todas las informaciones posibles.
Desde la Asamblea Huinganco opinan que la contraposición de las expectativas del proyecto con la realidad se verá en los próximos años. “Un proyecto así afecta a todos y nosotros somos habitantes del territorio. Por eso creo que se tendría que haber preguntado qué queremos como comunidad, qué es lo que necesitamos. El proyecto Nahueve va a llegar al 100% de su concreción y ahora como pobladores sólo nos queda esperar que se ponga en funcionamiento y ver qué pasa. Es decir, las cosas que no nos explicaron o no quedaron claras se verán en los próximos años”.
El tema de las consultas públicas no es algo menor, ya que una transición energética debería ser informada, para que las personas puedan conocer qué es lo que está pasando con la producción de energía.
Así lo explica Hernán Scandizzo, integrante del Observatorio Petrolero Sur (OpSur), una organización que investiga y comunica sobre producción y energía en Argentina: “Una transición debe tener mecanismos democráticos de consultas que van mucho más allá de un trámite administrativo. Más bien los gobiernos buscan cumplir con normativas internacionales para poder recibir financiamiento externo”.
En este sentido, consideró que Neuquén no está encaminada a una verdadera transición energética para beneficio de su población, sino que se está usando como proveedora de energía para la Argentina y la exportación.
De hecho, la subsecretaría de Energía, Minería e Hidrocarburos de Neuquén informó que en los primeros 11 meses de 2022 se exportaron 2,23 millones de barriles de petróleo desde la provincia, lo que representa el 24% de la producción total.
Intervenir el territorio
Cuando se aprobó la realización de la represa, varias familias campesinas fueron intimadas a desalojar sus tierras. Algunos acordaron y otros no. Moreira, la abogada de la Asamblea por el Agua, dijo que el camino judicial que tuvieron que recorrer fue largo e incluyó una violenta represión que terminó con activistas imputados.
La Asamblea presentó, en primera instancia, un recurso de amparo ambiental al considerar que la represa del Nahueve traerá innumerables daños ambientales, ecológicos, poblacionales, de tránsito y afectación de la calidad de vida de quienes habitan la zona que está causando la obra. Sin embargo, la justicia no dio lugar a la acción judicial.
Por otro lado, también cuestionaron el informe de impacto ambiental que presentó el gobierno. En este punto, Moreira asegura que el estudio que se realizó no está en contexto ya que se analiza sólo algunas cuencas y no brinda un panorama total de cómo serán afectados los ríos.
Actualmente, con la represa casi terminada, el reclamo por el derecho que tienen los campesinos sobre sus tierras aún sigue vigente, ya que una de las familias sigue reclamando el acceso a su lote 32 ubicado junto al curso de agua por donde pasa el proyecto.
“Los beneficios que tanto anunciaron no se están viendo, no se generó la mano de obra que prometían, no mejoró la provisión de agua potable, nada ha mejorado y nunca existió diálogo con las familias afectadas”, sostuvo Gisella.
¿Una transición justa?
Los proyectos en la provincia vienen realizándose con poca información, con promesas, con divisiones y sobre todo con falta de concientización sobre las energías renovables.
Desde el Observatorio Petrolero analizan la situación y sostienen que esto sucede porque la sociedad tiene diferentes urgencias, y pensar una diversificación no se concibe como algo prioritario. Por eso, desde la organización plantean que es necesario construir la demanda de una transición energética.
“El desafío es cambiar el concepto de que la energía es un tema vedado para la población en general, y que sólo puede conocerlo quienes tengan algún conocimiento técnico en el tema. La energía es un derecho y hay que entenderla así”, opinó Hernán de OpSur.
Con el reciente antecedente de la represa del Nahueve, vale preguntarse de qué manera se conciben los proyectos de energías renovables, qué lugar tiene el cuidado del territorio y cómo se propicia la participación a las personas que habitan el lugar.
Pablo, poblador de Huinganco, cierra la charla reflexionando sobre el nivel de producción de energía en Neuquén. “Nos incitan a vivir como en las grandes ciudades y nosotros vivimos en la montaña. Tenemos agua para nuestras huertas, pero nos ponen una represa. La forma de vivir como habitantes de este planeta está muy en el extremo, estamos consumiendo en extremo. En algún momento los gobiernos, los que toman decisiones y también las personas en general, tendrán que equilibrar la balanza”.
Este texto fue producido con el apoyo de Climate Tracker América Latina