El pasado 26 de marzo, el bosque de Prusia —que pertenece al Parque Nacional Volcán Irazú— sufrió un incendio forestal de nivel uno. Los bomberos lo controlaron rápidamente y eso permitió que la afectación no llegará ni a una hectárea en total.

Este incendio fue causado por un campamento clandestino, localizado en una zona que no pertenece a los senderos oficiales del parque, por lo que fue difícil de encontrar. Reina Sánchez, administradora del Parque Nacional Volcán Irazú, señaló que solo se veía el humo a lo lejos, pero —al estar cerca— se esperó a la noche para establecer las líneas cortafuego.

Este incendio es uno más de los más de 109 que ocurrieron durante la época seca de este 2023-2024, al cual se sumó el fenómeno El Niño. Esto favoreció las condiciones para que el fuego se extendiera más rápidamente en comparación a otras épocas secas de años anteriores, consideradas como normales.

Cada vez que ocurre un evento de El Niño, los incendios forestales tienden a aumentar. Por eso se suele pensar que estos son causados por este fenómeno. Sin embargo, el país carece de ecosistemas donde los incendios se generan por causas naturales (como sí sucede en algunas partes de Colombia, por ejemplo). 

En nuestro caso, la gran mayoría de los siniestros son producto de la actividad humana y Prusia es ejemplo de ello.  

Así se ve la zona afectada por el incendio forestal ocurrido en Prusia el pasado 6 de mayo. Casi un mes después del incendio, aún se dan reportes de humo saliendo de las capas de material combustible. (Foto: Katya Alvarado)

La chispa que incendió Prusia

Según Sánchez, el incendio se reportó alrededor de la 1 p.m. y las brigadas ingresaron a este sector entre las 3 p.m. y las 4 p.m. El actuar rápido de las autoridades logró contener el incendio en las primeras diez horas, lo que ayudó a que no se perdiera un área boscosa mayor.

Un gran desafío que enfrentó la brigada de bomberos forestales fue que el bosque en este sector del parque nacional tiene una densidad de 1.100 árboles por hectárea. Cuando se tienen tantos árboles en tan poco espacio, el material que cae de estos va formando capas de material que se convertirá en “combustible” cuando se reseque. En el caso de este incendio, el fuego ocurrió por debajo de estas capas y complicó las acciones para controlarlo.

“Cuando nosotros empezamos a hacer la ronda cortafuego, empezamos haciendo medio metro (para abajo de la primera capa), pero se nos empezó a pasar el fuego. Hubo que ampliar esa línea cortafuego a más o menos un metro”, comentó Sánchez.

La administradora comentó que sin esa maniobra el manejo del fuego hubiera sido aún más complicado. Además, si el fuego alcanzaba la copa de los árboles, el bosque de Prusia habría desaparecido. 

Tras analizar los reportes realizados por los vecinos, los guardaparques consideraron que el incendio fue causado por un campamento clandestino. A esto se le sumó que el fuego no se ubicaba en ninguno de los senderos oficiales, por lo que la evidencia sugiere que esta es la razón detrás de las llamas.

El hecho de que el incendio ocurriera en zonas no destinadas para que las personas caminen complicó la detección del mismo. Si bien tenían muchos reportes, el incendio estaba bastante adentrado en el bosque, lo que implicaba no solo un desafío para localizarlo, sino también para batallar con él.

Lo ocurrido en Prusia no es un hecho aislado, ya que los expertos aseguran que todos los incendios forestales en Costa Rica son provocados por las personas. Rara vez ocurren en ausencia de intervención humana, por ejemplo, por un rayo. 

La cacería, los campamentos clandestinos, el cambio del uso del suelo e incluso la venganza son las causas más comunes. “La mayoría de los incendios forestales son provocados. Es muy baja la estadística de que hubo un vidrio y  provocó un incendio. ¿Pero cómo llegó ese vidrio al bosque? Algún humano lo tiró ahí o lo dejó ahí. Los incendios forestales, a mi criterio, son todos provocados”, declaró Sánchez.

Estos ecosistemas se regeneran solos durante la época lluviosa, por lo que no hay necesidad de que las autoridades intervengan para recuperar el área boscosa perdida. (Foto: Katya Alvarado)

Presencia humana

Según Lenin Corrales, asesor de la Unidad de Acción Climática del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie), los incendios forestales están muy relacionados con la presencia humana. “En Costa Rica no hay ecosistemas que se prendan solos, es muy difícil de que ocurra porque la probabilidad es muy baja”, comentó. 

Una de las principales causas es la cacería, prohibida en su modalidad deportiva desde 2012, que sigue practicándose. Sánchez aseguró que los cazadores queman una parte del área silvestre protegida para que las autoridades vayan a atenderlas y se distraigan, mientras tanto ellos van y cazan en otra locación.

Este problema no ocurre solo en áreas silvestres protegidas. Jhonny García, jefe de batallón del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Costa Rica, mencionó que la cacería es la causa principal de los incendios forestales que atienden en todo el territorio nacional.

“Los cazadores son los que más provocan estas grandes quemas. En todas las montañas por donde hemos pasado, vimos huellas y artículos que los mismos cazadores dejan y eso nos hace pensar de que sigue siendo la cacería lo que más afecta”, comentó García. 

Además de la caza, Oscar Mora —coordinador del programa de Manejo del Fuego del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac)— señaló que las fogatas mal atendidas y el cambio de uso del suelo también son causas de incendios forestales dentro de áreas silvestres protegidas.

“El cambio de uso del suelo es cuando existe un área de bosque y lo queman para convertirla en un potrero. Desde 2007, el cambio de uso del suelo representa el 12% de los incendios forestales en el país”, dijo Mora.

A todo esto se le suma El Niño, el cual aumenta las condiciones secas para que los incendios se propaguen y se hagan más grandes. En un año normal, durante la época seca, cae suficiente vegetación que funciona como “combustible”, la cual se acumula con los años. Cuando llega un evento de El Niño, la cantidad de incendios forestales aumenta debido a esa acumulación de vegetación reseca.

“Cuando hay evento de El Niño se presenta un clima más seco y pues el suelo se seca. Además, si se tiene un bosque como el de Guanacaste, pues lo que se produce es combustible”, explicó Corrales.

La variabilidad de los incendios es un ciclo constante: cuando en un año hay muchos incendios, al siguiente casi no hay debido a que se consumió todo el combustible. Luego se vuelve a acumular el material seco y se repite el ciclo. (Foto: Katya Alvarado)

Por otro lado, Mora comentó que una de las condiciones que propicia El Niño es que aumenta la velocidad de los vientos y así es como el fuego se propaga más rápido, pero resaltó que los incendios suceden a causa de los seres humanos.

“El 98% de los incendios del país son por causa humana. El fenómeno de El Niño y el cambio climático, en general, lo que hacen es poner las condiciones propicias, pero es el ser humano el que está generando la chispa para que se produzcan los incidentes”, añadió Mora.

Cuando ocurre un evento de El Niño, hasta el siguiente año, es que se ven sus efectos en cuanto a incendios forestales se refiere. Por eso, aunque El Niño empezara en 2023 es hasta 2024 cuando empezaron a ocurrir los incendios.

Corrales comentó que este evento de El Niño 2023-2024 alcanzó una calificación de “muy fuerte”. La base de datos del Catie, con la cual Corrales hace sus informes, tiene registros desde 1950 y el índice que utilizan revela que esta temporada fue bastante seca y con una gran cantidad de incendios.

Solo en áreas silvestres protegidas se perdieron 2.800 hectáreas, según los datos al 13 de junio, y aún faltaban pocas semanas para contabilizar todo el 2024, aseguró Mora. Los datos del Sinac apuntan a que, para esa fecha, se habrían quemado 3.573 hectáreas en total.

“A hoy se ha cuantificado la pérdida de 3.573 hectáreas y 2.826 en área silvestre protegida (área de conservación). En Guanacaste, donde más afectación hubo, ocurrieron aproximadamente 48 incendios y 1.300 hectáreas afectadas. A nivel nacional hubo 109 incendios”, agregó Mora.

Curiosamente, el año pasado se quemaron más hectáreas que en el 2024, según el coordinador del área de incendios del Sinac. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el incendio de Palo Verde consumió la mayoría de las hectáreas que se perdieron en todo el año anterior.

“Si lo comparamos con el año pasado es un poco menos. Pareciera irónico, pero hay que tomar en cuenta que en el 2023, aunque fueron 5.100 hectáreas en total, 4.000 fueron del incendio Palo Verde”, indicó Mora.

El bosque de Prusia abarca 600 hectáreas. De estas, el 66% están cubiertas por especies introducidas en los años 60: pino (Pinus), ciprés (Cupressus) y eucalipto (Eucalyptus). (Foto: Katya Alvarado)

Cuando aparece La Niña

Se podría pensar que, si durante un evento de El Niño hay una gran cantidad de incendios porque las condiciones son más secas, en presencia de un evento de La Niña —fase fría del El Niño-Oscilación del Sur (ENOS)— estas cifras se reducirían, pero esto no es necesariamente cierto.

Corrales mencionó que, de acuerdo con las estadísticas del Catie, cuando hay más incendios es cuando ocurren estos dos fenómenos: El Niño y La Niña. Considera que, en el caso de La Niña, esto puede ser por la atención y recursos que se les brinda a las brigadas de bomberos forestales.

“Los picos son durante los fenómenos. Por ejemplo, hay años de La Niña en que se quemó más área que en años de El Niño. Esto tiene explicaciones, porque se debe también a la forma de atención que se les da”, dijo Corrales.

A pesar de esto, el investigador del Catie señaló que cada cinco a siete años, que ocurre El Niño, Costa Rica se vuelve a encontrar en situación de alarma por los incendios forestales, a pesar de que se sabe que este fenómeno va ocurrir.

“Esto es algo que ocurre frecuentemente. Cada cinco a siete años ocurre El Niño, entonces, cuando se quema algo, no es porque no sabíamos que iba pasar, sino porque pareciera que el país no se prepara lo suficiente”, opinó el investigador.

Con esto, Corrales no quiere decir que durante La Niña los incendios aumentan, sino que el país no está exento de fuego y por eso es necesario prestar atención para no caer en el error de creer que solamente cuando se presenta El Niño es cuando ocurren incendios forestales.

El bosque de Prusia forma parte del Parque Nacional Volcán Irazú. (Foto: Katya Alvarado).

Cuestión de bosques

Corrales resaltó la importancia de prestar atención al hecho de que los incendios fuera de áreas silvestres protegidas están aumentando cada vez más, independientemente de la ocurrencia de El Niño o La Niña. Esto se debe a que Costa Rica ha recuperado cobertura boscosa en los últimos años, entonces cada vez hay más riesgo.

Los ecosistemas afectados se dividen en bosque primario y secundario, donde el primario es el que no ha sido afectado por los seres humanos en el tiempo reciente y tiene una gran cantidad de años. 

El bosque secundario, por su parte, se regeneró naturalmente luego de ser afectado por incendios forestales u otra perturbación. Si bien el país está recuperando cobertura boscosa, estos bosques aún no se recuperan al 100% por lo que son más propensos a quemarse de nuevo y precisamente esto es lo que está pasando.

“En el 2022, se quemaron 2.662 hectáreas de bosque primario, pero fueron 21.180 hectáreas de bosque secundario”, señaló Corrales.

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