Si se invierte en descarbonización, la recuperación económica será más rápida y, según el nivel de inversión, sería más acelerada; así lo destacó el estudio Una recuperación verde del COVID-19 en Costa Rica: alineando las inversiones en descarbonización con la recuperación económica.

Este estudio, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Dirección del Cambio Climático de Costa Rica (DCC) y la Corporación Rand, reconoce la inversión en descarbonización -a través del Plan Nacional de Descarbonización (PdD)- como una gran alternativa para que la economía costarricense se recupere tras la pandemia.

Vale recordar que la economía tica se vio golpeada debido a la crisis causada por el COVID-19. Entre 2019 y 2020, el desempleo pasó de un 12% a un 24%, siendo las personas trabajadoras con salarios bajos y las mujeres quienes más perdieron sus puestos de trabajo. De los 242.000 puestos perdidos, un 52% eran ocupados por mujeres.

De igual manera, en 2018 habían 20% de hogares en situación de pobreza y este porcentaje superó el 26% en 2020, llevando las tasas de pobreza extrema del 5,7% al 7%, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos de Costa Rica (INEC)

Para Patricia Campos, directora de la DCC, “la política pública y el gobierno no debe basarse en ideas que se aferren al pasado. El modelo de producción y consumo actual nos trajo a una crisis climática sin precedentes, por esto la política pública y el gobierno sí debe basarse en datos y evidencias que reiteren el camino correcto y próspero. Ese camino es descarbonizado y debe transformar nuestro modelo de desarrollo, al tiempo que genere beneficios para la mayoría y, por ende, mejore la calidad de vida de todos y todas”. 

La electrificación del transporte, primeramente en lo referido al transporte público, se considera un cambio transformacional, ya que se elimina la dependencia de los combustibles fósiles y también se reducen emisiones.(Créditos: DCC / MINAE)

Principales hallazgos

El análisis se basó en tres escenarios de inversión durante cuatro años —como herramientas de la aceleración de la recuperación post COVID-19—  siendo estos $4.850 millones, $6.200 millones y $8.300 millones.

Un hallazgo relevante es que, posiblemente, con una recuperación tradicional, el empleo no llegaría a los niveles prepandemia. Si se invierte en descarbonización, al 2025, se anularía por completo el efecto de la pandemia sobre el empleo. En caso de la inversión más alta ($8.300 millones), el empleo aumentaría en un 1,4% a partir de un escenario sin pandemia. 

Si no se invierte en descarbonización, todos los sectores —excepto hoteles y restaurantes— tendrán pérdidas de empleos por la pandemia al 2025. Las mayores pérdidas serían en los sectores de comercio, agricultura, ganadería y pesca. Por ejemplo: en la agricultura, ganadería y pesca se perderían 4.200 puestos de trabajo. 

En el caso de los mayores escenarios de inversión, se descubrió un aumento de los puestos de trabajo. En la agricultura, específicamente, se recuperarían 1.800 empleos gracias a la inversión en descarbonización frente a la caída de 4.200 trabajos por la pandemia.

También, el estudio contempló los efectos en el valor agregado, el cual mide el valor adicional creado por el proceso de producción, en el cual participan bienes y servicios de otras entidades productoras en la cadena. La suma de los valores agregados por las diferentes actividades productivas conforma el Producto Interno Bruto (PIB) y este juega un rol importante en la economía de un país. 

La inversión en descarbonización también tendría efectos positivos en este aspecto. A modo de ejemplo, al 2025, el valor agregado aumentaría 2,1% en comparación a una línea base sin COVID-19. Pero si se compara con un escenario con pandemia y sin realizar inversiones en descarbonización, el valor agregado se calculó en 2,6% o ₡945.000 millones. 

En este caso, los sectores que se verían mayormente beneficiados son construcción y  comercio. En la construcción se experimentaría un aumento de entre ₡146.000 y ₡249.000 millones. 

Desigualdad de género

Otro aspecto relevante que mostró el estudio fue la presente desigualdad de género y los efectos diferenciados que tuvo la pandemia en el empleo femenino. Del 2019 al 2020, el desempleo en las mujeres pasó de un 15% a un 30%. 

En los tres escenarios de inversión hay amplios aumentos de empleo tanto para hombres como para mujeres, pero no cambia la proporción de puestos de trabajo ocupados por mujeres. En el estudio, esto se relaciona a una desigualdad histórica y se destaca que resolver la brecha necesitará más de cinco años y más instrumentos políticos. 

En relación con esto, se recomienda “diseñar y aplicar políticas adicionales para facilitar la contratación y formación de grupos vulnerables (personas trabajadoras con menor calificación, grupos étnicos minoritarios y mujeres) a la hora de cumplir el requisito de empleo de la descarbonización”. 

Para Rolando Castro, ministro de Ambiente y Energía, el estudio “evidencia que invertir en la descarbonización es el camino a seguir”, pero también insiste en que “el país debe aplicar políticas adicionales para facilitar la contratación y formación de grupos vulnerables”

De igual manera, José Vicente Troya —representante residente del PNUD en Costa Rica— destacó que “la crisis climática y la pandemia nos obligan a buscar transformaciones profundas. El divorcio de la economía del petróleo es impostergable y debe tener en cuenta a las poblaciones en situación de mayor vulnerabilidad. Ante los cambios estructurales, debemos trazar rutas inclusivas que aseguren acciones compensatorias en favor de aquellos sectores que no reciben los beneficios de las inversiones que irán hacia otros”.

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