En teoría, todos están de acuerdo con reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, pero para los países emergentes, este deseo colisiona con sus necesidades de recuperación y desarrollo económico, impulsadas aún por una industria de combustibles fósiles.
Reunidos la semana pasada en el CERAWeek, foro mundial de energía en Houston, Texas, representantes de la industria y autoridades reconocieron que será un desafío caminar juntos para llevar a cero las emisiones netas de carbono hacia 2050.
El Acuerdo de París, alcanzado durante una cumbre del clima de la ONU y vigente desde 2016, busca limitar el calentamiento global para que no supere los 2°C, para lo cual reducir las emisiones de CO2, o descarbonizar, es clave.
"El sector de petróleo y gas necesita hacer más y hacerlo más rápido. Necesita descarbonizar rápidamente sus operaciones. Y eso tiene un rol vital en la descarbonización de sus clientes", afirmó el líder de la cumbre del clima de este año, la COP28, el emiratí Sultan Al Jaber. "La ciencia es clara. Necesitamos ir detrás del objetivo del cero neto [de emisión]. Solo la mitad de la industria ha declarado un objetivo cero neto de alcance 1 y 2 [emisiones controladas por la propia compañía] para 2050 [meta global del acuerdo de París]. Todos en la industria deben estar alineados en torno al mismo objetivo", agregó.
Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), en 2022, el mundo invirtió 1.400 billones de dólares en la transición energética. "Necesitamos más de tres veces esa cantidad. El capital debe venir de todas las fuentes", sostuvo el presidente de la COP28. "Y cuando se trata de financiar la transición energética, debemos asegurarnos de que nadie se quede atrás. Solo el 15% de la inversión en tecnología limpia llega a las economías en desarrollo del sur global, y ahí es donde vive el 80% de la población", agregó y exhortó a los organismos multilatrerales a participar.
Tras la crisis generada por la pandemia y la invasión rusa de Ucrania, el mundo busca recuperarse con una industria aún de matriz energética clásica, y no todos tienen recursos para transformarla. "No hay una bala de plata", resumió Sanjiv Lamba, presidente de la química Linde. "No todos los países pueden al mismo tiempo gestionar la inflación, la seguridad energética y el acceso a la energía", explicó.
Estados Unidos al frente, pero las realidades son diferentes
Estados Unidos, el mayor productor de petróleo y segundo mayor emisor de dióxido de carbono a nivel global, "será el líder mundial de estas transiciones", aseguró la secretaria de Energía, Jennifer Granholm, durante el evento en Houston.
Sostuvo que los millonarios subsidios de la administración de Joe Biden para proyectos de energía limpia a través de su plan IRA, son propuestas "irresistibles". "Estamos en un maratón. (...) Creo que [el cambio] será más rápido que algunos de los otros que han tenido lugar, pero va a durar décadas", consideró Lorenzo Simonelli, presidente de la estadounidense Baker Hughes, que sirve a la industria del petróleo.
Mientras algunos, como Estados Unidos, China, India o Alemania se plantean liderar los cambios, otros van a la zaga. "Houston, tenemos un problema", ironizó el presidente de la estatal petrolera malasia Petronas, Tengku Muhammad Taufik, citando la frase de un astronauta durante el accidentado viaje del Apolo 13 en 1970.
En Asia, los gobiernos "tienen la responsabilidad" de eliminar los subsidios al combustible que se dieron por el COVID-19, pero "también deben permitir que las actividades económicas continúen a buen ritmo después de una pandemia", sostuvo.
"Si se mira todo desde un lente anglosajón, no va a funcionar", agregó Taufik. Asia no niega el cambio climático pero necesita objetivos que su sociedad pueda afrontar, dijo.
Para Taufik, no todos pueden replicar los millonarios subsidios que da Estados Unidos o aplicar el arancel de la Unión Europea a la importación de productos cuya producción implica gran volumen de emisiones.
En Sudamérica en tanto, Brasil no cree que las emisiones globales lleguen al cero absoluto. "No es un cero, cero. (...) Van a coexistir diferentes fuentes de energía. Claro que habrá reducción, pero seguiremos viendo consumo de combustibles fósiles en el futuro", estimó Rafael Chaves, jefe de Sustentabilidad de la petrolera estatal brasileña Petrobras.
Para la secretaria de Energía de Argentina, Flavia Royon, la transición es una oportunidad para América Latina, con sus recursos naturales. "Pero las economías más desarrolladas, que tienen carbón en su matriz, tienen que plantear cómo van a ayudar a la financiación", consideró.
El "cuatrilema"
Los expertos dicen que el "trilema" de la transformación energética es que sea "segura, sostenible y asequible".
Y Haitham Al Ghais, secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), añade también la "realidad energética" de cada país, un "cuatrilema". "Cuando hablamos de transición en Estados Unidos o Europa, eso no significa nada para otros países. Lo que damos aquí por hecho, como encender la luz, no lo es en otras partes. Solo en África hay 600 millones de personas sin acceso a electricidad", detalló.
"Brindar energía sostenible y asequible al mismo tiempo es un desafío", dijo por su parte a la AFP el jefe de Trazabilidad Energética de la petrolera estatal Saudí Aramco, Hassan ElHoujeiri.
"Qué tan rápido o qué tan lento se haga, no está completamente en manos de los proveedores de energía. Tiene mucho que ver con cómo la política internacional y la del mercado regional respaldan nuestras tecnologías hacia la descarbonización", agregó.