Como una crítica a los pocos avances que se han logrado en los últimos ocho años en materia de acción climática, el papa Francisco publicó la exhortación apostólica Laudate Deum (Alaben a Dios). Esta encíclica, publicada el pasado 4 de octubre, fue escrita a propósito de la 28va Conferencia de las Partes (COP28) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
Esta exhortación apostólica es un complemento a Laudato Si (Alabado seas), encíclica escrita por el mismo pontífice en 2015. En este documento, Francisco hizo un llamado a la acción global ante la crisis climática, destacando la conexión entre la ecología, la justicia social y la economía.
En Laudate Deum, en cambio, se puede ver como el líder del Vaticano señala responsables de esta crisis y advierte de las consecuencias sociales que ya se observan en los países más pobres. Esto representa una fusión entre la justicia ambiental y social, aceptando que —para la Iglesia católica— existe una crisis ambiental.
Aunado a esto, esta exhortación apostólica ahora se convierte en doctrina, según explicó Alberto Rojas, director de la Escuela de Ecuménicas de la Universidad Nacional (UNA), lo que significa que las iglesias católicas en todo el mundo deberán comenzar a hablar del cambio climático con sus comunidades.
Crítica hacia los Gobiernos
En esta carta, el papa Francisco señala fuertemente las pocas acciones que se han hecho desde la COP21, realizada en el 2015, cuando se aprobó el Acuerdo de París. Asegura que, mientras el mundo se desmorona y se acerca a un punto de quiebre, los Gobiernos no han reaccionado como se debe y critica el proceso de toma de decisiones.
“Se debe generar un nuevo procedimiento de toma de decisiones y de legitimación de esas decisiones, porque el establecido varias décadas atrás no es suficiente ni parece eficaz”, escribió el pontífice.
Según Rojas, el papa considera de vital importancia que los diferentes Gobiernos se pongan de acuerdo sobre los temas que en las conferencias anteriores no han avanzado. Además de que señala la carencia de sanciones normativas a quienes no cumplan los tratados.
“Los discursos son ambiguos y las acciones dependen de la buena voluntad de gente que no tiene la voluntad política para hacer los cambios que se requieren. Entonces, él señala los aspectos que considera fundamentales para que haya un efecto real de estos acuerdos mundiales”, comentó Rojas.
Por otro lado, el pontífice mencionó que no todos tienen la misma responsabilidad en esta crisis climática e identificó quiénes son los responsables de manera directa.
No solo es una crisis ambiental
En esta carta se puede ver como el papa, además de alertar sobre la crisis climática, también identifica los problemas sociales asociados a este problema, relacionándolos a otra crisis que está sufriendo el planeta debido a la desigualdad y los desastres que afectan a los más vulnerables.
David Solano Chaves, sacerdote y referente de Ecología Integral de Cáritas para América Latina y el Caribe, mencionó que el papa Francisco habla de varias crisis y que todas están dentro de la gran crisis climática. Comentó que esa es la principal idea del Laudate Deum.
“Es un documento con una perspectiva sobre el desarrollo, que en la Iglesia se llama desarrollo humano integral y solidario, desde la situación ecológica. Por eso el Papa no separa la crisis ecológica de la crisis social, sino que hay una sola crisis socioambiental”, explicó Solano.
Esta unión de crisis es algo que el pontífice enfatiza fuertemente en su encíclica, y es una de las mayores críticas que hace a quienes utilizan la causa climática como una manera de hacer dinero y no con el objetivo de ayudar a quienes lo necesitan.
“Terminemos de una vez con las burlas irresponsables que presentan este tema como algo sólo ambiental, verde, romántico, frecuentemente ridiculizado por los intereses económicos. Aceptemos finalmente que es un problema humano y social en un variado arco de sentidos. Por eso se requiere un acompañamiento de todos”, se lee en Laudate Deum.
Francisco, consciente de que esto es un problema mundial, envía esta carta no solo a los católicos sino a todos los habitantes del mundo. En la encíclica Laudato Si se hace un llamado a cambiar las formas de consumo y ser más responsable con los hábitos cotidianos.
“Nadie pretende volver a la época de las cavernas, pero sí es indispensable aminorar la marcha para mirar la realidad de otra manera, recoger los avances positivos y sostenibles, y a la vez recuperar los valores y los grandes fines arrasados por un desenfreno megalómano”, aseguró el papa.
Frente a esto, Rojas mencionó que el pontífice está apostando porque las personas hagan cambios en su forma de vida y que esto genere cierta presión en la sociedad. En la encíclica del 2015 es donde se enfatiza más este impulso a reducir la huella de carbono.
Por otro lado, el académico mencionó la importancia de la religión y la influencia que esta tiene en las prácticas sociales y culturales de las personas. Es, por ello, que no se puede pasar por alto a la religión a la hora de hablar de cambios en las formas de vida. Aquí es donde este tipo de acciones del papa Francisco cobran relevancia en la sociedad.
Cambio climático dentro de la doctrina católica
La exhortación tiene una gran importancia dentro de la Iglesia católica. De ahora en adelante, el cambio climático forma parte de la doctrina y debe ser conversado por las comunidades católicas alrededor del planeta. Es decir, las iglesias católicas en todo el mundo deberán incluir el cambio climático y los nuevos hábitos de consumo en sus planes pastorales y hacer mención de ello durante las ceremonias religiosas.
Para Rojas, el papa Francisco está diciendo que la Iglesia acepta que sí existe una crisis basada en evidencia científica y que el calentamiento global es real, el cual —si pasa de los 2°C sobre los niveles preindustriales— tendrá efectos imprevisibles.
“El papa trató de ser lo más claro que se puede ser y, por ende, ahora las iglesias católicas de todo el mundo tienen que tomar muy en serio esto”, finalizó Rojas.