Los problemas alimenticios como la obesidad y la falta de alimentación han venido en ascenso entre los costarricenses, de acuerdo con un reciente informe de la ONU; pero lo más preocupante es que el cambio climático podría agravarlos.
¿Cómo es esto posible? De acuerdo con los expertos, un eventual clima más caliente podría disminuir la producción agrícola; algo que, a su vez, generaría un alza en los precios de frutas y vegetales.
Así lo explicó Octavio Ramírez, coordinador residente de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, en inglés), quien aseguró que los cambios en el clima proyectados podrían alterar la dieta de las personas.
“Ahorita en Costa Rica, en la zona de Cartago, ya están diciendo que vamos a tener menos papa este año. ¿Qué significa eso? Que vamos a tener papa más cara”, explicó Ramírez.
Según el coordinador de la FAO, los altos precios podrían provocar que la gente con menos recursos busque opciones más baratas como comidas preparadas. Esta tendencia a optar por alimentos menos nutritivos viene siendo cada vez más normal gracias al desplome en los precios de comida chatarra.
Por ejemplo, el Overseas Development Institute de Inglaterra encontró que el precio de vegetales y frutas en países en vías de desarrollo subió un 91% entre 1990 y 2012, mientras que los de comidas preparadas cayeron en un 21% en el mismo período.
El instituto, además, señala que los bajos precios de la comida chatarra podrían tener relación con la creciente obesidad los países señalados. Por ejemplo, en México el porcentaje de adultos obesos aumentó en un 11% del 2005 al 2014 y hoy afecta a poco menos de un tercio de los mexicanos mayores de 18 años.
La región (cada vez más dependiente de la importación de granos básicos como el arroz, el frijol o el maíz) ha visto también serios incrementos en el sobrepeso y la obesidad de niños menores de 5 años, especialmente en El Salvador y en Panamá, ligados a bajas situaciones económicas.
“Ahí entra el tema del precio de los alimentos versus la calidad de los alimentos. Por eso, ahora no solo se habla del derecho humano a la alimentación, sino derecho humano a la alimentación saludable”, señaló el funcionario de las Naciones Unidas.
Como si fuera poco, el último informe del Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición, elaborado por la FAO, señala un segundo factor que podría causar subalimentación: eventos climáticos extremos como El Niño o tormentas tropicales.
La aparición de estos eventos acabaría por empeorar el panorama alimentario (que ya de por sí era preocupante), ya que podrían volverse cada vez más frecuentes según algunos modelos climáticos.
Ramírez explicó que, para afrontar estos problemas, la FAO busca impulsar una agricultura resiliente (resistente) al cambio climático y a los desastres naturales para mantener una producción estable.
Agricultura menos productiva
El cambio climático podría causar una oleada de problemas económicos, sociales y, como lo indica la FAO, hasta de nutrición a raíz de un factor muy sencillo: los cambios tan drásticos en el clima disminuirían la producción de alimento.
Un informe de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA, en inglés) explica que -a pesar de que el CO2 favorece el crecimiento de las plantas- el cambio climático alteraría factores externos del sistema agrícola como la temperatura, el acceso al agua y nutrientes en el suelo. Esto causaría la baja producción.
Por ejemplo, en el 2012, las altas temperaturas nocturnas causaron muchos problemas para los productores estadounidenses y, sólo en cultivos de cerezas, perdieron alrededor de $220 millones. Aún más preocupante es que los modelos climáticos indican que estas olas de calor se volverían cada vez más comunes.
Otro estudio de la FAO, no solo concuerda en que la agricultura tendría un bajo rendimiento, sino que advierte que sus impactos podrían ser más fuertes en América Latina. Esto porque la región depende altamente de la agricultura para mantener su economía.
“El problema de este tipo de situaciones es que genera cambios en la situación de las familias y afecta sus ingresos. Todo eso repercute en el acceso a los alimentos”, señaló Ramírez.
Según el coordinador de la FAO en el país, esta sería la raíz del problema de salud alimentaria que vendría con el cambio climático. Pero no se detendría ahí. Los problemas económicos traerían consigo otros problemas sociales y de desarrollo.
“La agricultura no puede verse sola. Está articulada con otros sectores como salud, educación y desarrollo rural”, explicó Ramírez
Incluso, la FAO anticipa que, ante la crisis del sector agrícola, las personas podrían verse obligadas a desplazarse en busca de oportunidades laborales. Esto desataría nuevas olas de migración por toda América Latina.
Así lo indica el lema del Día Mundial de la Alimentación 2017, cuyo objetivo es: “Cambiar el futuro de la migración. Invertir en seguridad alimentaria y desarrollo rural”.
¿Cómo evitar una crisis?
Varias iniciativas como NAMA Café, buscan reducir la enorme huella ambiental del sector agrícola, el cual emite un 24% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo.
No obstante, para defenderse de una posible crisis, no basta con reducir emisiones. El sector agrícola debe tomar medidas de adaptación al cambio climático.
Para esto, la FAO plantea modernizar los campos agrícolas y llevar modelos de producción con una mayor resiliencia al cambio climático.
“Los fenómenos climáticos ponen en duda la estabilidad en la producción de alimentos. Entre se maneje de manera más agro ecológica o sostenible la finca, va a tener más (resiliencia)”, explicó el jerarca de la FAO en Costa Rica.
Esto porque los sistemas agrícolas sostenibles, a diferencia de los industriales, tienen una mayor tendencia a resistir los cambios en el clima.
“Muchos científicos han sostenido que la reducción de la diversidad genética en los ecosistemas (industriales) pone en riesgo la producción de alimentos”, aseguró el científico de la Universidad de Berkeley, Miguel Altieri, a Ojo al Clima en septiembre.
Según un reporte de la FAO, entre sus prioridades de cara a los próximos años estarían fortalecer la producción de las fincas e incluir a la agricultura dentro de las negociaciones climáticas a nivel internacional.
“Es importante el apoyo de políticas nacionales e internacionales de adaptación al cambio climático. Obviamente estamos hablando de agricultura pero es un tema que debe darse en todo nivel”, explicó Ramírez.