Con el objetivo de restaurar los arrecifes de isla Tortuga, instituciones públicas y privadas se unieron para cultivar más de 1.000 fragmentos de coral. Las actividades de “siembra” se llevaron a cabo entre junio y setiembre en el golfo de Nicoya.
Esta iniciativa forma parte de un proyecto que busca la restauración ecológica de los corales en este golfo. Además, uno de sus propósitos es involucrar a las comunidades locales en la conservación y restauración de los arrecifes mientras se promueve el empoderamiento de las mismas en sus territorios.
Las instituciones involucradas son la Universidad Estatal a Distancia (UNED), el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) con el apoyo de la Intendencia de Paquera, la Cámara de Turismo de Puntarenas y la empresa Bay Island Cruises.
Restauración de coral
Rodolfo Vargas, especialista en jardinería de arrecifes del INA, aseguró que desde hace tiempo querían trabajar en isla Tortuga, pero por temas logísticos no habían logrado iniciar un proyecto de restauración coralina.
Ahora, con el involucramiento de Bay Island Cruises, resolvieron el tema del transporte marítimo. Esto les permite darle mantenimiento a las estructuras cada 15 o 22 días y también limpiarlas. En la época lluviosa han necesitado más limpiezas debido a que el mar tiene más nutrientes y es más fácil que las algas crezcan.
Yeison Lizano, coordinador por parte de la UNED, comentó que isla Tortuga es una de las zonas con mejores condiciones para la maricultura, condiciones que también son favorables para el crecimiento de los fragmentos de coral, por lo que allí suelen crecer a un ritmo más acelerado de lo normal.
“En estado natural, un coral ramificado, que son los más rápidos, crecen cerca de 2,5 centímetros al año, pero con estas técnicas –en un año– podemos alcanzar crecimientos de 10 o 12 centímetros. Eso sí, a esto hay que darle un año, o por lo menos unos meses, para que ellos tengan ese crecimiento”, complementó Vargas.
Asimismo, el especialista del INA explicó que en este proyecto utilizan tres tipos de estructuras para colocar los fragmentos que recolectan. La primera es el tipo “araña”, ya que su construcción parece que tiene patas de arácnido, pero realmente son tubos de metal soldados entre sí, a los cuales se les colocan los fragmentos para que crezcan libremente.
La segunda es la de “tendedero”, en la que utilizan nudos de pesca para amarrarlos a lo largo de distintas cuerdas y así les sea difícil perder los fragmentos de coral. Por último, uno que es más inusual, es el tipo árbol o antena de televisión, este es similar a las estructuras de araña solo que su forma se asemeja más a un árbol con ramas y de ahí cuelgan los fragmentos de coral.
La ventaja que tienen estas tres estructuras es que las pueden mover a aguas más profundas para así proteger a los corales del calor.
“Lo bueno de estas estructuras es que se pueden mover, como son flotantes, entonces se pueden bajar o subir para que haya mayor penetración de luz, en el caso de que estemos con condiciones óptimas”, mencionó Vargas.
Los investigadores están trasplantando tres especies: Pocillopora, Porites lobata y Pavona gigantea. Estos son corales ramificados, los cuales son conocidos por ser especies pioneras, esto quiere decir que mejoran las condiciones de los arrecifes para que crezcan otros corales y otras especies marinas los usen como hábitats.
Concesión para la protección
Una de las metas de este proyecto es conseguir la primera concesión de agua destinada a la conservación y no a la explotación, esto permitirá que el sitio sujeto a restauración se convierta en un área dedicada a los ecosistemas marinos y, por ende, será más sencillo protegerlos.
Otra ventaja que esta concesión aporta es la lucha contra el vandalismo. Declarar la zona como área protegida le daría herramientas a las autoridades para vigilar el territorio y actuar frente a los actos delictivos que pueden ocurrir, como el robo de las estructuras.
“Con una concesión de agua tendríamos más respaldo en el cuido de equipo y también a la hora de zonificar. Vamos a trabajar más ordenadamente y a tener un sitio específico para restauración y así incluir a más integrantes de forma más sencilla”, señaló Vargas.
Alianzas público-privadas
Para este proyecto se unieron tanto el sector público como el privado y cada una de las instituciones cumplió un rol. Por ejemplo: Lizano indicó que la UNED fue vital en el estudio de aguas y la oxigenación de estas, lo cual permitió analizar la calidad del mar y comprender las condiciones que este tiene. Esto lo hizo mediante su Programa de Laboratorio (Prolab).
Frente a este aporte, Lizano resaltó la importancia de la inversión en investigaciones realizadas por las universidades públicas e instituciones como el INA, así como el papel que pueden jugar para la protección del medio ambiente.
Por otro lado, Vargas comentó que el INA apoyó con el equipo de buceo y los permisos ante el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae). Además, aclaró que Bay Islands Cruises resolvió el transporte marítimo, el cual es clave para las labores de mantenimiento.
Vargas mencionó que es importante continuar con este tipo de alianzas de cara al futuro para que el proyecto se haga más grande y se integre, poco a poco, la comunidad de Paquera. “La articulación público-privada es súper importante para poder integrar a todos los tour operadores, pero también a la comunidad”, dijo el experto en jardinería coralina.