La mitad del dinero gastado en todo el mundo en la compra de agua embotellada, cuyas ventas se han disparado en las últimas décadas, sería suficiente para garantizar el acceso universal al agua potable, según un estudio de  Naciones Unidas recientemente publicado.

Dejar de consumir agua embotellada también reduciría efectivamente la contaminación plástica, ya que se estima que el 85% de las botellas terminan en los vertederos de basura, apunta el informe del Instituto de Agua, Medio Ambiente y Salud de la Universidad de las Naciones Unidas en Hamilton, Canadá. Pero las preferencias de los consumidores están influenciadas por ideas erróneas sobre la seguridad del agua del grifo y el agua embotellada.

"La percepción es que el agua embotellada es la opción más saludable", dijo a la AFP la autora principal del estudio, Zeineb Bouhlel. "Pero hemos demostrado que esto no es necesariamente así, y la gente está pagando mucho más por el agua embotellada, de 150 a 1.000 veces más que por un litro de agua del grifo", señaló.

Según el estudio, se han encontrado contaminantes en cientos de marcas de agua embotellada en más de 40 países, a menudo excediendo los estándares locales o globales.

Durante la última década, las ventas mundiales de agua embotellada aumentaron un 73%, a casi 270.000 millones y 350.000 millones de litros. Cada año se producen unos 600.000 millones de botellas de plástico, lo que representa aproximadamente 25 millones de toneladas de residuos plásticos.

En el hemisferio norte, los consumidores tienden a comprar agua embotellada debido a su portabilidad y a la percepción de que es más saludable y sabrosa que el agua del grifo, mientras que en el hemisferio sur las ventas generalmente se ven impulsadas por la falta de suministros públicos de agua confiables.

Extracción descontrolada

El informe también advierte sobre la falta de regulación que rige la industria del agua embotellada, y destaca la incapacidad de los gobiernos para seguir el ritmo de la expansión galopante de este sector.

Esto ha traído riesgos como la "extracción descontrolada de agua subterránea para el embotellado", lo que eventualmente podría conducir al agotamiento o escasez de agua subterránea, indica.

Vladimir Smakhtin, coautor del estudio, advirtió que 2.000 millones de personas aún no tienen acceso a agua potable de calidad. La situación es peor en el África subsahariana y, a nivel mundial, se ve agravada por la continua expansión de los mercados de agua embotellada, que, según dijo, distrae la atención y los recursos del desarrollo de los sistemas públicos de agua.

Sin embargo, se han hecho algunos progresos, argumenta el estudio. En 2020, el 74% de la población mundial tenía acceso a agua potable segura, en comparación con el 62% veinte años antes. Pero "estamos muy lejos" de cumplir con el objetivo de la ONU de hacer que el agua potable esté disponible universalmente para 2030, dijo Smakhtin, y agregó que "la tendencia actual no es sostenible".

"Debemos tratar de invertir más en suministros públicos de agua para proporcionar a las personas agua estable y confiable en lugar de agua embotellada", afirmó.

Los autores del informe también pidieron una mayor transparencia y el establecimiento de medidas legales que exijan a las empresas divulgar públicamente los volúmenes de agua extraídos y evaluar las consecuencias de sus actividades en el medio ambiente.

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