Los sistemas de alerta temprana ofrecen información clave que permite tomar decisiones para proteger a las personas frente a los impactos del cambio climático, entre ellos, los eventos extremos. Por ello, Naciones Unidas dio un plazo de cinco años para mejorar estos sistemas y ampliar sus redes.

“Las alertas y la acción temprana salvan vidas”, declaró el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, quien agregó: “debemos potenciar la capacidad de predicción en beneficio de todos y debemos lograr que todo el mundo pueda adoptar medidas”.

Para ello, Guterres encargó a la Organización Meteorológica Mundial (OMM) para que formule un plan de acción que permita cumplir ese objetivo. La OMM deberá presentarlo en la próxima cumbre del clima, la cual tendrá lugar en Egipto en el mes de noviembre.

“Debemos invertir por igual en adaptación y en resiliencia. Esto incluye la información que nos permite prever las tormentas, las olas de calor, las crecidas y las sequías”, señaló Guterres en un comunicado con motivo del Día Mundial de la Meteorología.

Eficaces

Un sistema de alerta temprana advierte a las personas de la llegada de condiciones meteorológicas peligrosas como puede ser una crecida o un huracán. Gracias a esta información técnica, los gobiernos y las comunidades pueden adoptar medidas para reducir al mínimo los impactos inminentes.

“Estos sistemas permiten seguir de cerca las condiciones atmosféricas en tiempo real —tanto en tierra como en el mar— y pronosticar eficazmente los fenómenos meteorológicos y climáticos que se producirán mediante avanzados modelos numéricos informatizados”, explica la OMM en un comunicado.

Según el informe Adapt Now de la Comisión Global de Adaptación, los sistemas de alerta temprana multiplican por más de diez la inversión realizada y basta con emitir un aviso de tormenta u ola de calor con 24 horas de antelación para reducir los daños consecuentes en un 30%.

Los autores también señalan que invertir $800 millones en sistemas de ese tipo en países en desarrollo evitaría pérdidas anuales calculadas entre $3.000 y 16.000 millones.

Lamentablemente, un tercio de la población mundial -principalmente aquella que vive en países en desarrollo o pequeños Estados insulares- aún no cuenta con sistemas de alerta temprana.

Alerta temprana a la tica

En Costa Rica, se tienen sistemas de alerta temprana con enfoque preventivo en Upala y Sarapiquí. Estos sistemas comprenden tanto el monitoreo hidrológico como la articulación local para dar respuesta a esa alerta.

La primera la primera estación hidrológica se instaló en el 2020 en Upala con el fin de advertir sobre crecidas repentinas del río Zapote. La estación permite monitorear el río en tiempo real, generando mediciones cada cinco minutos y, gracias a ello, se mantiene un estricto control del nivel del agua.

Esto brinda información de primera mano a los comités locales de emergencia, pero cualquier persona puede tener acceso a los datos gracias a que están disponibles en el sitio web: https://www.imn.ac.cr/especial/estacionCanalete.html

Gracias a ese monitoreo, los comités locales pueden coordinar acciones con una hora de anticipación y así minimizar el riesgo.

“La alerta temprana tiene que venir emparejada con una acción temprana y se fundamenta en muchas acciones que tenemos que desarrollar que van desde la vigilancia, el modelaje, la construcción de escenarios y comunicarlos, porque la percepción que tengamos del riesgo es importantísima”, dijo Alexander Solís, presidente de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE).

“Un sistema de alerta temprana, si no tiene una base de organización comunitaria, no funciona”, continuó Solís y añadió: “la acción temprana nos ayuda a preparar a las comunidades”.

Este esfuerzo se suma al realizado mediante la red de estaciones meteorológicas que administra el Instituto Meteorológico Nacional (IMN), cuyo fortalecimiento ha permitido mejorar los pronósticos del tiempo a corto, mediano y largo plazo. Con ello, estos sistemas de vigilancia contribuyen a reducir el riesgo de desastres.

“Para dar respuesta a este plan de la OMM a cinco años, el IMN necesita fondos para poder darle mantenimiento y sostenibilidad a largo plazo a nuestra red meteorológica que es la base para hacer un pronóstico del tiempo”, manifestó Werner Stolz, director general del IMN.

Según Stolz, a partir de mayo, el IMN y la CNE prevén implementar otra herramienta que viene a sumar a los sistemas de alerta temprana: el pronóstico por impactos. “Con estos pronósticos, no se le va a decir a la ciudadanía la cantidad de lluvia sino el impacto que esta le va a generar. Eso es muy importante porque así las personas no solo ven los números sino que ven la información traducida a algo que le sirve en su vida cotidiana para tomar decisiones”, explicó el director del IMN.

Sin embargo, y según Stolz, este tipo de sistemas implican una inversión de importancia, sobre todo para que se mantengan a lo largo del tiempo y más cuando se prevén eventos extremos más frecuentes e intensos debido al cambio climático.

Panorama futuro

Según Stolz, alrededor del 85% de las emergencias atendidas por el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo están relacionadas con fenómenos hidrometeorológicos.

Los eventos extremos se están volviendo la norma a nivel mundial. Las olas de calor, las sequías y los incendios forestales son más cada vez más intensos. Hay más vapor de agua en la atmósfera y esto provoca lluvias extremas e inundaciones, mientras que el calentamiento del océano alimenta tormentas tropicales más potentes.

En los últimos 50 años (1970-2019), en promedio, se ha producido casi un desastre diario de naturaleza meteorológica, climática o hidrológica, que ha cobrado la vida de unas 115 personas y ha provocado pérdidas diarias valoradas en cerca de $202 millones, según la OMM.

Asimismo, en un período de 50 años, la cantidad de desastres registrados se ha quintuplicado, esto debido al cambio climático y el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos así como por la mejora de los mecanismos de suministro de información.

Gracias al mejoramiento de los sistemas de alertas y la acción temprana, el número de víctimas mortales registradas durante ese lapso es casi tres veces menor.

En otras palabras, aunque la inversión es significativa, esta permite salvar vidas.

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