La excesiva lentitud con que el mundo responde a eventos climáticos como El Niño y La Niña ha hecho que quienes “menos han contribuido, sean quienes más sufren”, subrayó Mary Robinson, enviada especial para el cambio climático, en diálogo con IPS, en la COP 22.
La primera mujer en ocupar la Presidencia de Irlanda (1990-1997), y quien fuera, además, alta comisionada de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos (1997-2002), fue designada a principios de este año enviada especial para asuntos climáticos por el secretario general del foro mundial, Ban Ki-moon.
Durante la COP22 (22 Conferencia de las Partes) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que terminó el viernes 18, Robinson insistió en la importancia de soluciones que involucren a las comunidades, en la incorporación de la igualdad de género y en la participación de las mujeres en las conversaciones climáticas.
“El recalentamiento global se acelera demasiado, agravado por fenómenos como El Niño y La Niña. No tienen que convertirse en desastres humanitarios, pero la gente ha quedado desamparada. Reaccionamos con lentitud en muchos casos, lo que derivó en un desastre humanitario para 60 millones de personas, que sufren la inseguridad alimentaria y las sequías”, explicó.
El Niño se asocia directamente con sequías e inundaciones en muchas partes del mundo, las que causan un grave impacto en millones de personas. El recalentamiento de las aguas tropicales del océano Pacífico central y oriental es un fenómeno que ocurre en promedio cada tres a siete años, cuando las temperaturas en la superficie del agua aumentan más de un grado centígrado.
Se trata de un fenómeno natural, pero numerosos científicos coinciden en que se vuelve más intenso por el recalentamiento planetario.
No está del todo claro la relación entre El Niño y el cambio climático, pero es un hecho que muchos de los países que experimentan el fenómeno, también son vulnerables a la variabilidad climática.
El Niño y las emergencias climáticas derivadas son una amenaza para la seguridad humana y, por ello, para la concreción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), suscritos por el foro mundial en septiembre de 2015 en el marco de la Agenda de Desarrollo para 2030.
“En América Central vi el corredor seco en Honduras y vi a mujeres llorar porque no había agua y se sentían desatendidas, que las dejaron por el camino y que no parece preocuparle a nadie”, indicó Robinson.
“En Etiopía vi niñas y niños con malnutrición grave, que los puede afectar de por vida por el retraso en el crecimiento, y lo mismo en África austral. Abrí una ventana hacia la ‘nueva normalidad’ y es muy grave. Debemos comprender la urgencia de dar los pasos necesarios”, remarcó.
Las sequías y las inundaciones vinculadas a El Niño crearon problemas enormes en África oriental, África austral, América Central y la región del Pacífico. Etiopía, donde estuvo Robinson a principios de año, sufre la peor sequía en medio siglo. Un millón de niñas y niños en África oriental y austral sufren una malnutrición aguda.
Además, es altamente probable que 2016 sea el año más caliente desde que hay registros, con temperaturas globales superiores a las que batieron récord en 2015, según una evaluación de la Organización Meteorológica Mundial presentada en la COP22, que comenzó el 7 de este mes en Marrakech.
Los datos preliminares muestran que las temperaturas globales de este año son aproximadamente 1,2 grados superiores a la época preindustrial. El termómetro se disparó en los primeros meses por el fenómeno de El Niño.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) señaló que en 2015, las causas de que hubieran 19 millones de nuevas personas desplazadas se relacionaron con el clima, el agua y otras cuestiones geofísicas en 113 países, más del doble de las que huyeron por los conflictos o la violencia.
“Necesitamos una respuesta mucho más concertada y fondos preparados. Si tenemos un sistema de alerta temprana muy estratégico, podemos atender el problema con mayor eficiencia. La clave absoluta es construir la resiliencia de las comunidades. Debemos invertir en eso ahora, en vez de luego hacer frente a un enorme desastre humanitario”, subrayó Robinson.
En la COP22, la coalición de iniciativa Riesgo Climático y Sistemas de Alerta Temprana (Crews, en inglés), creada durante las negociaciones climáticas de París, en 2015, e integrada por Alemania, Australia, Canadá, Francia, Holanda, Luxemburgo y Japón, anunció el 17 de este mes su nuevo objetivo de movilizar más de 30 millones de dólares para julio de 2017 y otros 100 millones de dólares para 2020.
La asociación internacional procura fortalecer la difusión de información de riesgos y los sistemas de alerta temprana en países vulnerables, como Burkina Faso, Malí, República Democrática del Congo y los pequeños estados insulares del Pacífico. La idea es impulsar fondos para proteger a las poblaciones expuestas a eventos climáticos extremos.
Además, se prestará especial atención a las mujeres, particularmente más vulnerables a las amenazas climáticas, pero también las protagonistas en la construcción de resiliencia.
“Ahora pasamos de las negociaciones de París a la implementación en el terreno”, subrayó Robinson. “La clave es construir resiliencia y debe hacerse de tal forma que comprenda a las cuestiones de género y dé cuenta por completo de la igualdad de género, pero también de derechos humanos. Debemos de reconocer el papel de las mujeres como agentes de cambio en sus comunidades”, añadió.
El número de desastres climáticos aumentó a más del doble en los últimos 40 años, observó Robert Glasser, representante especial del secretario general de la ONU para reducción del riesgo de desastres.
“La iniciativa ayudará a reducir el impacto de esos eventos en los países de bajos y medianos ingresos, que son los que más sufren”, apuntó
Por su parte, el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, José Graziano da Silva, dijo a IPS: “Ya vemos en África las consecuencias del cambio climático, que socava nuestros esfuerzos para garantizar la seguridad alimentaria para todos”.
“Por ejemplo, El Niño, que afectó a toda África en los últimos dos años y países que habían tenido un progreso fantástico, como Etiopía, Zambia, Tanzania y Madagascar, ahora sufren el hambre otra vez. Los que la habían erradicado, otra vez tienen que hacerle frente. Necesitamos adaptarnos”, subrayó.
El cambio climático tiene diferentes consecuencias en hombres y mujeres, niñas y niños, dijo Edith Ofwona, especialista de programa del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC), en diálogo con IPS .
Las cuestiones de “género son fundamentales. Debemos reconocer que no se trata solo de mujeres”, puntualizó.
“Pero las mujeres son importantes porque constituyen la principal fuerza de trabajo, en especial en la agricultura. Es importante apreciar las diferencias que hay en las consecuencias y en las necesidades en términos de respuesta. Es necesario un equilibrio, acciones afirmativas y asegurarse de tomar en cuenta a todos los grupos sociales”, añadió.