La Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) está estudiando la factibilidad financiera, económica, social y ambiental de una nueva refinería para tratar crudo en el país.
La refinadora estatal realiza este análisis como parte de una cartera de opciones para garantizar el creciente abastecimiento de combustibles; estas incluyen también ampliar sus instalaciones en Moín y aumentar la red de tubería que trasladan hidrocarburos del Caribe al Valle Central.
Sin embargo, la primera opción que maneja Recope y el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) es una nueva refinería petrolera. Si esta no funciona, pasarían a alguna de las otras opciones.
Este orden está plasmado tanto en el VII Plan Nacional de Energía 2015-2030 como en el Plan Estratégico RECOPE 2016-2021, ambos aprobados en esta administración.
“Si una refinería nueva no fuera viable, (se debe) realizar el estudio de factibilidad de la modernización de las instalaciones existentes de la refinería en Moín”, dice el Plan Nacional de Energía en su página 122.
De construirse la refinería, su producción diaria de barriles podría entrar en conflicto con los compromisos que asumió el país ante la comunidad internacional en diciembre del 2015, cuando firmó el Acuerdo de París sobre cambio climático.
La puesta en marcha del estudio la confirmaron tanto autoridades de Recope como del Minae, aunque no precisaron en qué etapa del proceso están.
“Como parte del Plan Nacional de Desarrollo y del Plan Nacional de Energía (PNE) estamos haciendo una evaluación de la factibilidad de una refinería. Pero ese es un estudio de gabinete y es un proceso aparte de Soresco”, explicó la presidenta de Recope, Sara Salazar.
La jerarca explicó que “se está en proceso de estudio de definir un perfil para ver la posibilidad”, pero todavía no existe un plan concreto.
Consultada en una entrevista posterior sobre avances del proceso, su oficina de prensa indicó que ya hay resultados preliminares pero no profundizarían en el tema hasta presentar hallazgos ante la Junta Directiva de la entidad. El informe fue realizado por personal de Recope.
Según el Plan Nacional de Energía, tanto el estudio de factibilidad de una nueva refinería como los análisis de otras alternativas deberán estar listos para diciembre de 2017.
Desde agosto del 2011, cuando Recope decidió cerrar su planta de refinamiento en Moín, Limón, el país importa todo el petróleo que utiliza como producto terminado y no tiene capacidad para tratar crudo.
Plan de Energía.
La propuesta de analizar una nueva refinería está sobre la mesa desde que se publicó en 2015 el VII Plan Nacional de Energía, que orienta el país hacia un menor consumo de combustibles fósiles y una mayor eficiencia energética.
“En el PNE se le dice a Recope que analice la viabilidad de una refinería en el marco de la estrategia establecida al 2030 sobre la descarbonización y que lo compare con la instalación de más ductos de combustibles”, explicó el ministro de Ambiente y Energía, Édgar Gutiérrez.
El jerarca explica que la decisión no está tomada sobre cuál camino deberá seguir el país, sino que la instrucción que el sector de energía dio a Recope era generar “el conocimiento necesario para hacer los estudios comparativos para determinar qué le conviene más al país”.
El propio PNE define que si los estudios la nueva refinería fuera viable, Recope y el sector energía deberá ejecutar “las diferentes fases de desarrollo para su instalación”.
“Una refinería de alta conversión puede tener beneficios como la seguridad energética, el control sobre la calidad de los combustibles, la posibilidad de incluir la producción y mezcla de biocombustibles y el aumento de las oportunidades laborales”, explica el PNE.
En 2013, la Contraloría General de la República frenó el proceso de construcción de una refinería conjunta entre Costa Rica y China, tras anular la validez de un estudio de factibilidad realizado por una subsidiaria de la socia china.
El Ejecutivo ha mantenido el interés e incluso ofreció que Recope pagara un nuevo estudio de factibilidad. Su socia, China National Petroleum Corporation International (CNPCI), no dio el aval y el proceso se entrabó a falta de unanimidad entre las dos partes.
En mayo del 2016, el Consejo de Gobierno tomó la decisión de liquidar los activos de la empresa conjunta que Recope creó con CNPCI, conocida como Soresco, pero los socios chinos tampoco dieron el visto bueno. Ahora, el país está a la espera de que los asiáticos abran un proceso de arbitraje internacional.
Según el último reporte entregado por Recope, de los $100 millones de capital inicial que tenía Soresco ($50 millones entregados por la entidad tica y un monto igual por los chinos) se han gastado poco más de $68 millones.
Consultado si el plan para la construcción de una nueva refinería petrolera obedece a la paralización de la llamada refinería china, el jerarca del Minae explicó que no se trata de un “plan B” tras el estancamiento de Soresco.
“Cuando yo fui a China, la gente de China me dice: mire, nosotros no acostumbramos construir refinerías, fue el presidente de Costa Rica el que pidió una refinería. Esa fue una ocurrencia en su momento del Presidente Arias”, apuntó Gutiérrez.
La actual administración apoyó que se continuara con el proceso de Soresco e incluso ofreció costear el nuevo estudio de factibilidad. No fue hasta junio del año pasado que decidió comunicar a los socios chinos que salían del proyecto.
Descarbonización.
Aunque no hay todavía detalles sobre el alcance del proyecto, la refinería que el país planeaba construir con Soresco tenía una capacidad de procesar 60.000 barriles de petróleo por día y una vida útil de 25 años.
Si la nueva refinería tuviera una vida útil similar, entraría en conflicto con los compromisos internacionales que Costa Rica asumió como parte del Acuerdo de París contra el cambio climático.
En este plan, conocido como el Compromiso Nacionalmente Determinado (NDC, en inglés), el país prometió empezar cuanto antes a reducir sus emisiones.
Como meta, al 2021 tiene que haber bajado un 13% sus gases de efecto invernadero con respecto al 2012, empleado aquí como un año de referencia. Para el 2030, la reducción debe ser al menos 25% según los niveles del 2012.
“La mayoría de las medidas de abatimiento de las emisiones del país pasa por un mayor uso del transporte eléctrico, tanto público como privado”, dice el documento.
El consumo promedio en Costa Rica fue de casi 55.000 barriles diarios en 2016, una cifra que debería bajar si el país se compromete a electrificar su transporte y apuntar hacia la carbono neutralidad que prometió en 2009.
El sector transporte es casi la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero del país y aunque no existen cálculos sobre cuánto debería disminuir este consumo, una disminución del 25% dejaría un consumo de solo 40.000 barriles al 2030.
“Si el país va hacia la descarbonización, como que no tendría mucho sentido hacer una refinería, ¿no es cierto?”, admite el propio jerarca Gutiérrez.
Sin embargo, el Plan Nacional de Energía adopta la estimación de Recope de que el consumo de combustibles en Costa Rica seguirá creciendo anualmente al menos hasta el 2034.