Los Juegos Olímpicos de París no sólo marcan el regreso de Simone Biles a la gimnasia, la ilusión de que Brissa Hennessy traiga una medalla de oro a Costa Rica o ver el debut del tenista Carlos Alcaraz en sus primeras Olimpiadas; y por más emoción que generen las justas, vale recordar que un evento de tal magnitud trae consigo una gran huella de carbono.
Para esta edición de las Olimpiadas, los organizadores crearon un plan para reducir las emisiones de carbono a la mitad, esto en comparación a Londres 2012 y Río 2016. Debido a esto, Carbon Market Watch y New Weather Institute realizaron dos informes analizando la viabilidad de este plan.
El estudio que realizó Carbon Market Watch encontró que, si se cumple a la perfección esta estrategia, solamente 30% de las emisiones esperadas estarían cubiertas por el plan.
Además, la estrategia no establece una metodología ni cálculos para lograr este objetivo. Incluso, los analistas indicaron que el mayor sector de emisiones es el transporte y para solucionarlo habría que cambiar el formato de los juegos.
Por otro lado, el análisis realizado por New Weather Institute se centró en un sector externo, que es el patrocinio de los Juegos Olímpicos. En este estudio encontraron que la marca que más emisiones produce es Toyota.
Por esta razón, los mupis de seis ciudades francesas -entre ellas, París- amanecieron con intervenciones artísticas para denunciar la alta huella de carbono de la empresa automovilística.
París 2024 forma parte del programa Sports for Climate Action de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, el cual tiene como objetivo aprovechar los mega eventos deportivos para generar solidaridad y unión en la lucha contra el cambio climático.
Estrategia de París 2024
Ahora bien, la estrategia que los organizadores de los Juegos Olímpicos propusieron se basa en cinco pilares: anticiparse, evitar, reducir, compensar y movilizar.
Para anticiparse, se propusieron metas alineadas con el Acuerdo de París, tomando como punto de partida las emisiones generadas en los anteriores Juegos Olímpicos. Por ello, se desarrolló una herramienta para medir la huella de carbono llamada Climate Coach.
En cuanto a la parte de evitar, al utilizar el 95% de infraestructuras temporales o existentes, París 2024 ofrece un hito de modernización que al mismo tiempo disminuye su impacto con el ambiente y el clima.
Además, los organizadores consideran que pueden reducir las principales fuentes de emisiones con estructuras bajas en carbono y energías renovables. Para lograrlo, su objetivo es no superar los 1,5 Mt de CO2.
Para reducir, se tuvo en cuenta que, aquellas emisiones que no puedan evitarse, podrán ser compensadas mediante créditos de carbono. Precisamente esta es una de las mayores críticas por parte de los analistas de Carbon Market Watch, debido a que dicen que los organizadores mencionan pocos detalles sobre los proyectos a los que se destinarán los recursos.
Diseccionando las emisiones olímpicas
El objetivo climático de estas Olimpiadas es minimizar la huella a 1,5 millones de toneladas (Mt) de dióxido de carbono equivalente (CO2). Sin embargo, según el informe de Carbon Market Watch, la estrategia está incompleta y se queda corta en cuanto a la transparencia de los datos.
Los autores señalan que la estrategia no muestra con claridad la metodología ni los cálculos para conocer la huella de carbono que genera el evento. Además, tampoco son claros con los bonos de carbono que adquieran para compensar las emisiones que no se logran reducir.
Las cinco fuentes emisoras que se analizaron en el informe fueron la construcción, alimentos, las compras no relacionadas a alimentos, el transporte y la energía.
El análisis determinó que el sector que más gases de efecto invernadero (GEI) emite es transporte con aproximadamente el 40% de las emisiones de GEI de las Olimpiadas.
Si bien la estrategia cubre el transporte terrestre dentro del evento, el 80% de las locaciones están en un radio de 10 kilómetros, cuando se pone la lupa sobre el transporte externo, es donde se ven los fallos a la hora de reducir la huella de carbono.
El plan descarbonizante no habla sobre cómo abordar las emisiones generadas por el transporte aéreo de los atletas, espectadores, equipo técnico y periodistas desde y hacia sus hogares. Por ello, la calificación que otorgan los autores a cómo se aborda este tema en la estrategia es “incompleta y/o con falta de claridad”.
Esta falta de claridad también fue notada por los científicos. En una carta firmada por investigadores, académicos e ingenieros se advirtió a los organizadores sobre la preocupación de utilizar los automóviles de hidrógeno, ya que no necesariamente corresponden a un vehículo cero emisiones.
En los planes de París 2024, se pretende usar vehículos cero emisiones para transportar a los atletas. Sin embargo, los científicos alertaron que el hecho de que el vehículo no sea de combustión interna no significa que sea amigable con el ambiente. Para que un vehículo que se alimenta de hidrógeno no genere emisiones, este debe ser impulsado específicamente por hidrógeno verde. Sin embargo, estos autos requieren tres veces más de energías renovables que los eléctricos.
Debido a que aun los países se encuentran en el camino de tener matrices eléctricas 100% renovables, el hidrógeno que se produce no es verde. Los científicos indicaron que el 99% del hidrógeno se obtiene actualmente de fuentes fósiles, y a este se le conoce como hidrógeno gris.
En cuanto a las compras no alimenticias, estas representan el 20% del total de la huella de carbono. Según el informe, a pesar de que los organizadores aseguran tener una estrategia, en la práctica no hay mención de un criterio o resultado, lo cual afecta la credibilidad de esta.
Solamente dos sectores cuentan con una estrategia climática robusta para disminuir su impacto, estos son la construcción y alimentos, los cuales representan el 31% del total de la huella de carbono.
Según los analistas de Carbon Market Watch, a pesar de que los organizadores tenían un estimado de 0,5 Mt de CO2, los detalles en el plan de acción fueron escasos.
El podio de las emisiones
Las emisiones importantes no son únicamente las que se generan producto de las actividades de los Juegos Olímpicos, sino también las de quienes patrocinan este mega evento deportivo.
Es por eso que New Weather Institute decidió organizar un podio para los socios comerciales de los Juegos Olímpicos de París 2024. En este sentido, la tríada de mayores emisores está compuesta por Toyota (primer lugar), Procter & Gamble (segundo) y Samsung (tercero).
Para los analistas, la relevancia de señalar las emisiones de los patrocinadores radica en que, un evento como los Juegos Olímpicos de París donde se anuncia que se generará la mitad de las emisiones en contraposición a las ediciones pasadas, puede hacer que la gente perciba a estas compañías como verdes, cuando en realidad no lo son.
Comenzando con Toyota que en 2022 emitió un total de 575,8 millones de toneladas de CO2, más que las emisiones de todos los países que compiten en los Juegos Olímpicos, excepto 11 de ellos. La razón por la que las emisiones de Toyota son tan altas es por qué son los mayores productores de vehículos convencionales de combustión interna en el planeta.
Según el informe, actualmente la empresa automovilística es acusada de participar en tácticas de mercadeo para prevenir que los usuarios utilicen automóviles eléctricos.
“El patrocinio de Toyota parece ser una parte importante de los esfuerzos de la compañía para convencer al público de que los carros de petróleo son sostenibles y no es necesaria una transición hacia los vehículos eléctricos”, se puede leer en el documento.
P&G se quedó con la medalla de plata porque, según su reporte sostenibilidad, la compañía emitió un total de 159 Mt de CO2 en el 2022.
Los analistas mencionan que P&G invierte 8.000 millones de dólares en publicidad, incluyendo el sportwashing para eventos como las Olimpiadas de París 2024.
En tercer lugar se encuentra la compañía de tecnología Samsung. Según su reporte de sostenibilidad, en el 2022 emitieron 139,8 Mt de CO2. Esta empresa se ha esforzado por promover una imagen amigable con el ambiente, pero en realidad se encuentra lejos de ello.
En el 2021 indicaron que cumplieron la meta de ser 100% renovables en Europa, Estados Unidos y China, sin embargo el 90% de su consumo de electricidad fue en Corea del Sur, cuyas fuentes energéticas principales provienen de combustibles fósiles.
En el informe se indica que la estrategia que utilizan estas empresas se llama sportwashing, la misma que utilizaban las compañías de tabaco, apuestas y alcohol para tener una imagen positiva frente al público.
Un caso similar es el de la petrolera ARAMCO, quien este año se convirtió en el mayor socio comercial de la FIFA con miras a sus copas mundiales de fútbol. Esta alianza está enfocada únicamente en la energía, con el derecho de participar en el mundial masculino previsto para 2026 y el femenino de 2027.
Repensar los Juegos Olímpicos
Los analistas de Carbon Market Watch proponen una nueva forma de realizar las justas olímpicas para así reducir la huella de carbono y tener eventos deportivos más amigables con el ambiente.
Dentro de este concepto, se resalta que actualmente el factor que más afecta al ambiente es el tamaño del evento y que todo se realice en un sólo lugar al mismo tiempo. Acoger a millones de personas en tan pocos días es un desafío incluso para ciudades como Londres o París.
Es por ello que proponen un nuevo modelo que distribuya las disciplinas deportivas en diferentes países y restringir la manera en la que se llegue a estos territorios, es decir, las personas que puedan llegar por tierra pues utilicen esta opción y así se limiten los viajes aéreos.
Expandir las localidades de los Juegos Olímpicos haría que asistiera más público a los eventos, porque quienes no pueden viajar se verían beneficiados al tener competencias en sus ciudades. Además, alejando el deporte de las megaciudades y con una menor cantidad de turistas, los locales se verían más motivados a ir a los eventos.
De hecho, eso está ocurriendo este año con el surf, cuya sede está en Tahití, o las competencias de botes de vela, las cuales se realizan en Marseille. Por estos casos, los autores alegan que no es una idea radical ni extrema esta transformación.