El Solar Impulse II, un avión impulsado exclusivamente por energía solar, completó hoy los 40.000 kilómetros de la circunferencia terrestre y se convirtió en la primera aeronave de la historia en lograr darle la vuelta al mundo impulsada únicamente por el sol.

Es complicado dimensionar el hito: apenas unas décadas después de que la energía solar empezara a popularizarse y cuando el mundo apenas recibe un 1% de su electricidad esta fuente, dos aventureros confiaron en 270 metros cuadrados de paneles solares para circunnavegar el planeta.

Precisamente ese es el objetivo del Solar Impulse II: hacer conciencia acerca del uso de las tecnologías limpias que reduzcan o eliminen el impacto ambiental de los combustibles fósiles.

El viaje empezó el 9 de marzo del 2015 en Abu Dhabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos, y la vuelta al mundo tardó 505 días, en parte por su velocidad máxima y por problemas técnicos tras cruzar la primera mitad del Atlántico, entre Japón y Hawaii.

A continuación se puede ver un recorrido del avión por todo el mundo, al menos hasta la última parada en El Cairo, Egipto, de donde salió el pasado domingo hacia Abu Dhabi.

El avión vuela en general a algo menos de 50 km/h, aunque puede duplicar su velocidad cuando está expuesto al Sol plenamente.

Por ello va a una velocidad media de 75 kilómetros por hora mientras que un avión comercial (como el Boeing 747) puede llegar hasta los 1.000 km/h.

"Yo lancé el proyecto @solarimpulse en 2003 para transmitir el mensaje de que las tecnologías limpias pueden lograr lo imposible", dijo Piccard en un mensaje publicado en Twitter.

Por su parte, el otro piloto, el también suizo André Borschberg destacó en Twitter que la aeronave "es al mismo tiempo el primer avión con un alcance ilimitado y el único aparato experimental autorizado a sobrevolar las ciudades".

(Créditos: AFP)(Créditos: (Créditos: AFP))

El avión ha hecho escala hasta ahora en Mascate (Omán), Ahmedabad y Varanasi (o Benarés, India), Mandalay (Birmania), Chongqing y Nanjing (o Nankin, China), luego en Nagoya (Japón) y Hawaii (EEUU), donde efectuó una escala técnica imprevista de varios meses (y que extendió bastante la duración de la vuelta al mundo).

También atravesó América del Norte haciendo en escala en San Francisco, Phoenix, Tulsa, Dayton, Lehigh Valley y Nueva York.

El futuro.

Es complicado determinar qué impacto tendrá el Solar Impulse II en la industria de la aviación, pero cualquier efecto en la aviación comercial tardará años o décadas en llegar.

Como explica Blad Plummer en el medio estadounidense Vox, la relación entre energía necesaria y capacidad de las celdas solares y las baterías todavía no permite cerrar los números.

El Solar Impulse II cuenta con 17.000 celdas solares (dispositivo que permite transformar energía lumínica en eléctrica) en las alas del jet y cuatro baterías de polímero de litio para la noche, pero solo soporta sus propias dos toneladas de peso y un pasajero.

Un Boeing 747-400, por el contrario, logra transportar 400 personas con su carga usual de jet fuel y no podría mover tantas personas con paneles solares porque pesarían unas 370 toneladas, mucho más de la capacidad de esta aeronave.

Tampoco se pueden cargas las baterías eléctricas en tierra porque eso sumaría aún más peso al avión, aumentando la energía necesaria para despegar. Cada galón de jet fuel usado actualmente en la industria aeronáutica acumula entre 15 y 30 veces más energía que una batería de litio de un peso similar.

Así, hasta que la eficiencia de las celdas solares y las baterías de litio avancen un gran trecho, la aviación comercial con energía solar permanecerá distante.

Eso no hace irrelevante el avión: definitivamente es urgente tomar medidas con respecto a la emisión de gases de efecto invernadero, pues la aviación representa cerca de 2% de las emisiones totales del planeta (más que cualquier país menos China, Estados Unidos, la Unión Europea, India, Rusia, Japón y Brasil).

"A veces nos olvidamos de cómo se llevaron a cabo las innovaciones del pasado y de cómo ha cambiado el mundo. Damos por sentadas muchas de las tecnologías y posibilidades que tenemos hoy en día”, dijo la secretaría ejecutiva de la Convención Climática, Patricia Espinoza.

La ingeniería aeronáutica apuesta a hacer más ecológicos los aviones mediante la confección de aeronaves más ligeras, el uso de biocombustibles (aunque estos por el momento son muy costosos para los aviones), diseño de alas más futuristas y bien racionalizando el tráfico aéreo.

Otra alternativa sería la expansión de los viajes de tren a alta velocidad para frenar la demanda de los viajes aéreos.

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