Algunas partes del mundo experimentaron temperaturas superiores a los 40°C, las cuales trajeron consigo olas de calor e incendios forestales. Otras regiones del globo, debido a las variaciones en los patrones de precipitación, sufrieron de fuertes lluvias que derivaron en inundaciones o de sequías que afectaron a los cultivos.

El 2022 fue un año que se caracterizó por extremos climáticos, temperaturas récord y un aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI), concluye el informe Global Climate Highlights del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S).

En cuanto a temperatura, y según C3S, el año pasado se posicionó como el quinto más cálido registrado a la fecha desde que se llevan este tipo de registros a nivel mundial. Hasta ahora, los años más cálidos registrados son 2016, 2020, 2019 y 2017.

De hecho, la temperatura media anual se situó 0,3 °C por encima del periodo de referencia (1991-2020), lo que equivale a aproximadamente 1,2 °C más que en el periodo pre-industrial (1850-1900).

Algunas regiones, incluso, rompieron sus propios récords. “Las temperaturas superaron en más de 2 °C la media del periodo de referencia 1991-2020 en partes del norte de Siberia central y a lo largo de la península Antártica. Las regiones en las que se registró el año más cálido incluyen amplias zonas de Europa occidental, Oriente Medio, Asia central y China, Nueva Zelanda, África noroccidental y el Cuerno de África”, detalló C3S en su informe.

Relacionado con el aumento de la temperatura, los GEI siguieron incrementándose en 2022. Las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono (CO2) aumentaron aproximadamente 2,1 partes por millón (ppm). En cuanto al metano (CH4), sus concentraciones se incrementaron cerca de 12 partes por billón (ppb), lo cual está por encima de la media, pero por debajo de los máximos históricos de los dos últimos años.

El resultado es una media anual para 2022 de aproximadamente 417 ppm de CO2 y 1.894 ppb de CH4. “Para ambos gases, se trata de las concentraciones más elevadas registradas por satélite y, si se incluyen otros registros, de los niveles más altos en más de 2 millones de años para el CO2 y en más de 800.000 años para el CH4”, se lee en el informe.

“Los GEI son los principales impulsores del cambio climático y, gracias a nuestras actividades de vigilancia, podemos constatar que las concentraciones atmosféricas siguen aumentando sin signos de ralentización”, declaró Vincent-Henri Peuch, director del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de Copernicus (CAMS).

Aparte de ser parte de los impactos del cambio climático, los incendios forestales suman GEI a la atmósfera. El CAMS calculó que, hasta el 10 de diciembre de 2022, se emitieron alrededor de 1.455 megatoneladas de GEI como resultado de los incendios forestales y de vegetación a nivel mundial. “Esto forma parte de un descenso continuado de las emisiones totales mundiales relacionado con la disminución de los incendios de sabanas en los trópicos”, aclararon los científicos.

Sin embargo, en Europa y Sudamérica se registraron emisiones sustancialmente altas durante sus temporadas tope de incendios forestales. “Se calcula que las emisiones totales de incendios forestales de la Unión Europea y el Reino Unido entre el 1 de junio y el 31 de agosto de 2022 serán las más elevadas para estos meses desde el verano de 2007. El aumento de la duración e intensidad de las olas de calor durante el verano, combinado con las condiciones generales de sequía del continente durante 2022 son algunos de los factores que contribuyen a ello”, detallaron los expertos del CAMS.

El incremento de emisiones derivadas de incendios forestales fue especialmente preocupante en algunas regiones de Francia, España y Portugal, donde el total de emisiones en el mismo periodo fue el más alto de los últimos 20 años.

Entre enero y marzo de 2022, algunas regiones de Paraguay y Argentina experimentaron emisiones provenientes de incendios que fueron récord para la época del año. En junio y julio, se produjeron grandes y persistentes incendios en Alaska y en los Territorios del Noroeste y del Yukón de Canadá, los cuales provocaron desplazamiento de humo hacia el Círculo Polar Ártico. Con respecto al Amazonas brasileño, este experimentó las emisiones totales de incendios más altas de julio-agosto de los últimos 20 años.

Y todo esto ocurrió en un año donde las condiciones de La Niña, fase fría del fenómeno ENOS, persistieron durante gran parte del calendario, y esto por tercer año consecutivo.

Para Samantha Burgess, directora adjunta del C3S, “estos fenómenos ponen de manifiesto que ya estamos experimentando las devastadoras consecuencias del calentamiento de nuestro planeta. El último informe del C3S proporciona pruebas claras de que para evitar las peores consecuencias será necesario que la sociedad reduzca urgentemente las emisiones de carbono y se adapte rápidamente al cambio climático”.

En noviembre del año pasado, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) ya auguraba el ingreso del 2022 entre los años más cálidos. Según su informe 2022 Provisional State of the Global Climate Report, cada décima de grado de subida de la temperatura tiene un efecto multiplicador en los eventos meteorológicos extremos.

“Los últimos ocho años van camino de ser los ocho más calurosos jamás registrados, impulsados por el aumento constante de las concentraciones de gases de efecto invernadero y el calor acumulado. Olas de calor extremas, sequías e inundaciones devastadoras han afectado a millones de personas y costado miles de millones este año”, señaló la OMM.

América Latina

La ola de calor decembrina que experimentaron Argentina, Paraguay, Bolivia y Uruguay fue 60 veces más probable debido al cambio climático. En estos países, las temperaturas superaron los 40 °C en 24 ubicaciones, cuatro de ellas por encima de los 45 °C.

“La estación de Rivadavia, ubicada cerca de la frontera con Bolivia y Paraguay, registró 46 °C de temperatura máxima durante el 7 de diciembre, lo que convierte a la región en una de las más calientes del mundo durante ese día”, destacaron los científicos del World Weather Attribution (WWA) en su reporte.

Para realizar la evaluación, los expertos revisaron datos meteorológicos y simulaciones de modelos informáticos para comparar el clima tal como es hoy, después de aproximadamente 1,2 °C de calentamiento global desde finales del siglo XIX, siguiendo métodos revisados por pares. Este es el primer estudio que el grupo ha realizado sobre un evento climático extremo en Argentina y Paraguay.

“Los resultados mostraron que el cambio climático causado por el hombre ha hecho que un evento como la ola de calor tenga unas 60 veces más probabilidades de que ocurra y ahora se puede esperar aproximadamente una vez cada 20 años, con un 5% de probabilidades de que ocurra cada año. Sin los efectos de las emisiones de GEI, habría sido un evento extremadamente inusual. Una ola de calor que ocurre tan a menudo como esta es ahora alrededor de 1,4 °C más caliente debido al cambio climático”, se lee en el comunicado de WWA.

Temperatura cercana a la superficie ERA5 (T2m) [℃] mostrando la máxima diaria promedio de 7 días para el período del 4 al 10 de diciembre de 2022. El contorno negro en negrita representa la región de estudio, los puntos azules representan las principales ciudades Buenos Aires (estación 6), Rosario (estación 5), Córdoba (estación 4) y las cruces indican las estaciones meteorológicas analizadas por World Weather Attribution.

Según los científicos de WWA, si no se frenan las emisiones de GEI, las temperaturas globales seguirán aumentando y este tipo de eventos serán más frecuentes. Por ejemplo: si las temperaturas medias aumentan 0,8 °C adicionales, a un calentamiento total de 2 °C, una ola de calor tan caliente como la experimentada por Argentina y Paraguay sería cuatro veces más probable de lo que es ahora, mientras que una ola de calor que ocurre aproximadamente una vez cada 20 años sería de 0,7-1,2 °C más caliente que esta.

“Hay una creciente preocupación en América del Sur por las olas de calor, que se han vuelto más frecuentes y graves en las últimas décadas. Estos acontecimientos recientes son un claro ejemplo de esto. Y a menos que se reduzcan las emisiones de carbono, el cambio climático seguirá favoreciendo la aparición de temperaturas récord a finales de primavera y principios del verano, en una época del año en la que la gente no está preparada para lidiar con el calor extremo”, comentó Juan Rivera, científico del Instituto Argentino de Investigación de la Nieve, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA).

Si bien los reportes de OMM y WWA no se refieren a Centroamérica, los habitantes del istmo atestiguaron un 2022 bastante lluvioso que desencadenó varias emergencias por inundaciones, deslizamientos y derrumbes.

Según Werner Stoltz, director general del Instituto Meteorológico Nacional (IMN) de Costa Rica, el 2022 fue uno de los años más lluviosos desde que se llevan registros. “De hecho, en San José es el cuarto año más lluvioso en su historia y el Instituto Meteorológico tiene registros de más de 100 años. Es decir, ha sido un año particularmente lluvioso, desde que comenzó hasta ahora debido al fenómeno de La Niña, que favorece esa actividad lluviosa tan fuerte”, declaró Stoltz en una comparecencia en la Asamblea Legislativa ocurrida el pasado 14 de noviembre.

Debido a las fuertes lluvias, ocurridas en setiembre de 2022, muchas familias en Desamparados y Aserrí se vieron afectadas por las inundaciones.(Créditos: CNE)

África, Asia y Oceanía

En enero y febrero de 2022, una serie de tormentas tropicales –entre ellas, tres ciclones- azotaron a Madagascar, Mozambique, Malawi y otros países vecinos. Tras su análisis, los científicos del WWA concluyeron que “el cambio climático aumentó efectivamente la probabilidad y la intensidad de las precipitaciones asociadas a las tormentas Ana y Batsirai”.

“En un clima pre-industrial, el mismo fenómeno habría sido aproximadamente 1°C más frío. Con el futuro calentamiento global, las olas de calor como esta serán aún más frecuentes y calurosas. En el escenario de temperatura media global de +2°C, una ola de calor de este tipo sería un factor adicional de 2-20 más probable y 0,5-1,5°C más caliente en comparación con 2022”, destallaron los científicos.

Pakistán pasó de lidiar con el calor a afrontar con inundaciones en los meses de julio y agosto como consecuencia de lluvias extremas. El país registró precipitaciones monzónicas sin precedentes, lo que provocó inundaciones en gran parte del país.

“Las inundaciones se produjeron como consecuencia directa de las precipitaciones monzónicas extremas a lo largo de la temporada de verano de 2022, agravadas por picos más cortos de lluvias muy intensas, sobre todo en agosto, que afectaron a las provincias de Sindh y Baluchistán”, se lee en el informe de WWA y este continúa: “en el caso de las precipitaciones extremas de cinco días, la mayoría de los modelos y observaciones que hemos analizado muestran que las precipitaciones intensas se han vuelto más intensas a medida que Pakistán se ha ido calentando. Algunos de estos modelos sugieren que el cambio climático podría haber aumentado la intensidad de las precipitaciones hasta en un 50% para la definición del evento de cinco días”.

“Mirando hacia el futuro, para un clima 2 °C más cálido que en la época pre-industrial, los modelos sugieren que la intensidad de las precipitaciones aumentará significativamente aún más, para el evento de cinco días, mientras que la incertidumbre sigue siendo muy grande para las precipitaciones monzónicas de 60 días”, destacaron los científicos.

En Oceanía, Australia experimentó temperaturas por debajo de la media, con condiciones inusualmente húmedas durante gran parte del año, especialmente en el este del país, con varios episodios de inundaciones generalizadas, una situación asociada a la persistencia de las condiciones de La Niña y probablemente acentuada por la saturación de los suelos.

Pakistán y el noroeste de la India han tenido una intensa temporada de monzones. El mapa muestra la cantidad de precipitación promedio de 10 días al 18 de agosto de 2022. Fuente: Global Floods(Créditos: La Data Cuenta)

Europa y Norteamérica

En el 2022, Europa experimentó su verano más caluroso jamás registrado y su tercer otoño más cálido. Los europeos tanto del oeste como del norte vivieron olas de calor prolongadas e intensas. Por ejemplo: una excepcional ola de calor, ocurrida en julio, afectó amplias zonas de Reino Unido. “Sin el cambio climático provocado por el hombre, habría sido muy improbable que el Reino Unido alcanzara temperaturas de 40 °C”, destacaron los científicos de WWA.

“Las olas de calor en pleno verano suponen un riesgo sustancial para la salud humana y son potencialmente letales. Este riesgo se ve agravado por el cambio climático, pero también por otros factores como el envejecimiento de la población, la urbanización, la evolución de las estructuras sociales y los niveles de preparación”, señalaron los expertos en su informe de atribución, a la vez que agregaron que “los planes eficaces de emergencia por calor, junto con previsiones meteorológicas precisas como las emitidas antes de esta ola de calor, reducen los impactos y cobran aún más importancia ante el aumento de los riesgos”.

Los persistentes bajos niveles de precipitaciones, en combinación con las altas temperaturas y otros factores, provocaron condiciones de sequía generalizada. “El calor inusual del final de la primavera y el verano en Europa, combinado con la falta de lluvias, cielos despejados y suelos secos, provocó condiciones de sequía especialmente en el sur y el centro del continente. Muchos países informaron de sus repercusiones en la agricultura, el transporte fluvial y la gestión de la energía”, se lee en el informe del C3S.

Aparte de Europa, Norteamérica enfrentó escasez de agua, calor extremo y condiciones de sequía en la humedad del suelo durante todo el verano de 2022.

Las condiciones de sequía observadas en 2022 en ambas regiones (los extratropicales del Hemisferio Norte y Europa Centro-Occidental) habrían sido menos probables a principios del siglo XX. Para determinar el papel del cambio climático en estos cambios observados, combinamos los conjuntos de datos basados en observaciones con modelos climáticos y llegamos a la conclusión de que el cambio climático inducido por el hombre aumentó la probabilidad de que se produjeran los episodios de sequía por humedad del suelo observados”, destacaron los científicos del WWA.

Al evaluar el papel del cambio climático en la temperatura y las precipitaciones en estas regiones, los expertos descubrieron que “el aumento de las altas temperaturas es la principal razón del incremento de la sequía”.

“Combinando todas las líneas de evidencia encontramos para Europa Centro-Occidental que el cambio climático inducido por el hombre hizo la sequía de humedad del suelo de la zona radicular 2022 unas 3-4 veces más probable, y la sequía de humedad del suelo de la superficie unas 5-6 veces más probable”, detallaron.

“En las zonas extratropicales del Hemisferio Norte, el cambio climático inducido por el hombre hizo mucho más probable la sequía de humedad del suelo observada, por un factor de al menos 20 para la humedad del suelo de la zona radicular y de al menos 5 para la humedad del suelo de la superficie, pero como suele ocurrir con las cantidades difíciles de observar, las cifras exactas son inciertas”, continuaron.

Y, en el cierre del año, Europa experimentó una ola de calor invernal “sin precedentes”. Polonia, Dinamarca, República Checa, Países Bajos, Bielorrusia, Lituania y Letonia vivieron su Año Nuevo más caluroso jamás registrado; mientras que Alemania, Francia y España registraron temperaturas récord en enero de 2023.

Esto sucede a la vez que Estados Unidos y Canadá se vieron azotados por fuertes tormentas de nieve que cobraron la vida de decenas de personas y dejaron a millones sin electricidad. Se cree que estas tormentas se deben a una desestabilización del sistema meteorológico polar, que impulsa el aire polar hacia el Sur a medida que el aire cálido es empujado hacia el Norte.

“Puede que un invierno cálido no cause tanta destrucción inmediata y visible como el calor extremo y las inundaciones que vimos en todo el mundo en 2022, pero es la última señal de alarma que nos advierte de que no podemos seguir quemando combustibles fósiles”, declaró Nicolò Wojewoda, director regional para Europa de 350.org.

Altos costos

Según la reaseguradora Swiss Re, los eventos extremos ocurridos en 2022 causaron daños por un valor de $268.000 millones; siendo el huracán Ian –que azotó el Caribe, Centroamérica y Estados Unidos a finales de setiembre- el que mayores pérdidas económicas causó, calculadas entre $50.000 y $65.000 millones.

“Esto pone en evidencia la amenaza en potencia que representa un solo huracán en un litoral densamente poblado, durante un año ciclónico clemente”, indica el reporte de Swiss Re, cuya sede central se halla en Zúrich y es una empresa que se dedica a asegurar a las empresas de seguros.

No fue solo Ian, el reporte da cuenta de otras tormentas invernales en Europa, las inundaciones en Australia y Sudáfrica, así como las granizadas en Francia y Estados Unidos, que representan pérdidas por el orden de $115.000 millones.

Swiss Re también alertas de los llamados “peligros secundarios” (como las inundaciones y las tormentas) en comparación con los grandes eventos (como terremotos y huracanes). Los primeros causaron más de $50.000 millones en pérdidas.

En lo específico, las tormentas ocurridas en febrero de 2022 en Europa generaron pérdidas por un valor de $3.700 millones mientras que las lluvias torrenciales caídas en febrero y marzo en Australia, que causaron grandes inundaciones, tuvieron un coste de $4.000 millones.

“El desarrollo urbano, la acumulación de riqueza en zonas propensas a las catástrofes, la inflación y el cambio climático son factores clave que hacen que los fenómenos meteorológicos extremos se transformen en pérdidas que no dejan de aumentar”, señaló Martin Bertogg, responsable del departamento de riesgos de catástrofes en Swiss Re.

En cuanto a vidas humanas, y según datos de la reaseguradora alemana Munich Re, los eventos extremos experimentados el año pasado causaron unas 11.000 muertes en todo el mundo, tras las 9.320 muertes ocurridas en 2021.

La mayor pérdida de vidas humanas se debió a las inundaciones provocadas por las fuertes lluvias monzónicas en Pakistán, las cuales cobraron 1.700 vidas.

Según Munich Re, los daños directos -estimados en al menos $15.000 millones- no estaban asegurados.

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