El 2016 ha sido un año particularmente negativo para los arrecifes coralinos en el mundo: el impacto del fenómeno El Niño aumentó la temperatura  de los océanos y provocó el blanqueamiento de corales por todo el planeta.

En abril, por ejemplo, un grupo de científicos australianos reportó que el 93% de la Gran Barrera de Coral de Australia había sufrido algún nivel de blanqueamiento. “Le mostré los datos a mis estudiantes, y después lloramos”, tuiteó el investigador Terry Hughes.

I showed the results of aerial surveys of #bleaching on the #GreatBarrierReef to my students, And then we wept. pic.twitter.com/bry5cMmzdn

— Terry Hughes (@ProfTerryHughes) April 19, 2016

Esta evidencia actual y las proyecciones sobre futuros efectos en corales han generado ansiedad: 69% de quienes visitaron la Gran Barrera de Coral en julio de 2015 lo hicieron para verla “antes de que se pierda”, según un reciente estudio.

Sin embargo, no todo está perdido y existen científicos que abogan por intervenir corales para acelerar su recuperación. Una de ellas, la bióloga marina Joanie Kleypas, está convencida de que existen opciones –algunas más sencillas, otras más costosas y complicadas– para defender los arrecifes del cambio climático.

“¿Puede hacerse algo? Yo digo que sí, pero no debemos esperar. Tenemos que investigar sobre estos temas, coordinarnos entre nosotros y usar las áreas protegidas para probar algunas de estas ideas”, dijo la científica.

Kleypas fue invitada por la Academia Nacional de Ciencias a impartir una conferencia titulada “Corales y cambio climático: ¿hay algo que pueda hacerse” el pasado miércoles 24 de agosto.

En la charla, la bióloga marina detalló seis acciones que pueden tomarse para proteger los arrecifes. Algunas de estas intervenciones pueden empezar ahora mismo, otras son medidas extremas para evitar la desaparición de especies.

En su presentación, Kleypas mostró las medidas como un abanico de opciones gradual: entre más exposición haya a los efectos negativos del cambio climático, las medidas requieren más esfuerzo, serán más costosas y más riesgosas.

El gráfico a continuación (y la explicación después de este) detalla esos posibles caminos. Entre más a la izquierda del gráfico, menos impacto se supone que habrá por el calentamiento global; entre más hacia arriba, aumenta la complejidad de la intervención.

Estos son las opciones que tenemos para defender los arrecifes coralinos, según la bióloga marina Joanie Kleypas.(Créditos: Presentación Joanie Kleypas)

1. Protección de especies clave

Un primer paso es identificar especies de corales especialmente afectadas por el calentamiento de las aguas y diseñar estrategias para su conservación. Este es un proceso relativamente más barato que otros, pero requiere esfuerzos desde las políticas públicas. Actualmente ya se hace en muchos lugares del mundo,

2. Áreas protegidas marinas

La idea de proteger zonas ricas en biodiversidad marina y claves para la salud de la vida oceánica no es nueva. Costa Rica, por ejemplo, tiene áreas protegidas como el Parque Nacional Isla del Coco o el Parque Nacional Cahuita.

Un pulpo en aguas de la Isla del Coco.(Créditos: Undersea Hunter Group (underseahunter.com))

Sin embargo, al menos en Costa Rica las áreas protegidas marinas tienen pocos recursos y una vigilancia insuficiente. Si quisieran crearse más espacios, se necesitan hallar recursos para destinar a este fin, además de que puede existir presión social en contra.

“No hay muchos pescadores que les guste escuchan que ya no pueden pescar en sus arrecifes favoritos y esta es una restricción usual cuando se crean áreas protegidas”, señaló la estadounidense.

3. Restauración de arrecifes

Los corales son seres vivos y como tales, pueden morir y también pueden crecer. Incluso, los humanos podemos ayudarles a crecer mediante técnicas de intervención, tal y como hacemos actualmente con los bosques que protegemos y las zonas que reforestamos.

“Las personas se sienten optimistas cuando escuchan que podemos crecer corales”, dijo la bióloga.

Esta es una técnica relativamente poco invasiva y donde se pueden tener resultados rápidos a menores costos, al menos en comparación con otras técnicas (como las próximas tres).

En este caso, se identifica un coral “donante” y se toman fragmentos, que luego se colocan sobre estructuras de cerámica o cables submarinos que les ayuden a crecer. 

“La restauración de arrecifes se está popularizando y las personas lo están haciendo por todo el mundo”, señaló en su presentación.

4. Evolución asistida

A partir de este punto en la escala de intervención, la influencia humana sobre los ecosistemas es más pesada. 

Esta es una técnica más costosa, todavía en una etapa más temprana y que requiere más presupuesto y tiempo para que funcione. Consiste en identificar cuáles especies de corales sobreviven mejor en aguas más calientes y en aguas donde el dióxido de carbono cambió la composición química del océano.

Este tipo de ingeniería genética es más controversial que otras medidas y también tiene sus riesgos, pero la científica argumenta que solo acelera un proceso natural si es tratado de manera responsable.

“Por supuesto, hay muchos riesgos. Se puede perder diversidad genética o se puede reducir inadvertidamente la aptitud de ciertas poblaciones, por ejemplo. Sin embargo, conforme aumenta la exposición aumenta también el riesgo”, explicó Kleypas.

5. Migración asistida

Entre las opciones que mantiene a los corales dentro de los océanos, esta es la más invasiva y más cara (pero recordemos que la propuesta es hacerla cuando ya no hay otras opciones)

"Es solo identificar áreas donde los arrecifes coralinos, ciertas especies o ciertas comunidades pueden vivir en el futuro, tomamos especies y las movemos a esas zonas. Hay mucha oposición también a esta medida", dijo la bióloga.

La oposición ocurre por miedo de desplazar especies nativas o porque las especies trasladadas se transformen en "invasoras", asumiendo más recursos de los que el ecosistema podría darles, o bien que traigan nuevas enfermedades.

Para hacer esto es necesario contar con información precisa de cuáles puntos serían mejores para un eventual traslado. Este mapa, por ejemplo, le da seguimiento al aumento de temperatura en el llamado "triángulo de coral" en el sureste de Asia. La barra a la derecha muestra la cantidad de semanas seguidas en que la temperatura supera el promedio en 1°C (es decir, cuando un punto del mapa está en rojo, es porque han pasado 12 semanas o más con la temperatura sobre 1°C).

6. Conservación ex situ

Este es básicamente el peor escenario posible. Si llegara el caso en que la temperatura del océano deja de ser un hábitat saludable para las especies de los arrecifes, el último recurso para evitar su desaparición sería moverlos a acuarios o congelar ciertas especies. Por ejemplo, un estudio en 2015 exploró las opciones en que se podría congelar una especie de algas.

¿Qué depara el futuro?

“La temperatura y la acidificación seguirán aumentando y nos seguirán dando problemas. Eso lo sabemos”, explicó la bióloga, por eso llamó a empezar a actuar ya para reducir al máximo la emisión de gases contaminantes y no tener que recurrir a las medidas más extremas.

El futuro dependerá, en gran medida, de las decisiones conjuntas que tome la humanidad en los próximos años: si logramos limitar (y finalmente detener) la emisión de gases de efecto invernadero y logramos limitar el aumento en la temperatura, los corales tendrán una mejor oportunidad de sobrevivencia.

Ahí entra en juego el Acuerdo de París, que busca limitar el calentamiento del planeta en 2°C y apuntando hacia 1.5°C sobre niveles preindustriales. Entre más bajo esté la temperatura, menor será el impacto sobre los ecosistemas marinos y la intervención necesaria será más limitada.

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