Costa Rica aún carece de una legislación explícita que exija medidas de protección para la vida silvestre en la vasta red de carreteras que tiene. Esto debe cambiar. Para evitar la pérdida precipitada de la biodiversidad atesorada por los hombres y mujeres de nuestro país, y el mundo por igual, se debe establecer una pionera política de infraestructura nacional que proteja de manera proactiva la vida silvestre en las carreteras nuevas y en las existentes.

Por Roberto Salom-Pérez, director regional para Mesoamérica de la organización Panthera

Daniela Araya-Gamboa se despierta antes del amanecer y se dirige al trabajo con un chaleco reflectante. Una tarea sombría y peligrosa, su misión es contar cadáveres de animales silvestres en el duro paisaje que caracteriza muchas carreteras costarricenses.

Araya-Gamboa es una de las diez mujeres pioneras de Panthera, los ministerios de Ambiente y Transportes, el Grupo Vías Amigas de la Vida Silvestre (VAVS) y otras organizaciones que han colaborado desde 2012 para monitorear y revertir la pérdida de vida silvestre en las carreteras de Costa Rica. Están respaldados por una red de ciencia ciudadana que informan sobre los cruces y muertes de animales silvestres con la ayuda de Whatsapp e iNaturalist, una aplicación que facilita la notificación de atropellos.

Estudios científicos de investigadores costarricenses contabilizan que más de 16.000 animales silvestres han muerto por colisiones con automóviles solo en la última década en una fracción de las carreteras de Costa Rica. Casi 500 de ellos eran felinos silvestres, especies cuya supervivencia es fundamental para la salud de los ecosistemas del país que sustentan a las comunidades humanas y la biodiversidad. Solo el año pasado, casi 50 felinos silvestres perdieron la vida. Otro estudio estima que 4.000 animales silvestres mueren atropellados en solo seis kilómetros de la Ruta 35 cada año.

Estas estadísticas pueden ser impactantes para un país considerado como el estándar para la conservación de la vida silvestre, con una industria de ecoturismo próspera, aportando más de $1.400 millones al año. Sin embargo, la biodiversidad del país se enfrenta a una particular amenaza: Costa Rica posee más de 44.316 km de carreteras, la densidad más alta de América Central. Esto representa una amenaza existencial para su vida silvestre debido a la fragmentación del hábitat y las colisiones vehiculares.

Hasta la fecha, el país ha implementado 40 pasos subterráneos, junto con muchos pasos arbóreos y señales de cruce de vida silvestre. Pero Costa Rica aún carece de una legislación explícita que exija medidas de protección para la vida silvestre en la vasta red de carreteras que tiene. Esto debe cambiar. Para evitar la pérdida precipitada de la biodiversidad atesorada por los hombres y mujeres de nuestro país, y el mundo por igual, se debe establecer una pionera política de infraestructura nacional que proteja de manera proactiva la vida silvestre en las carreteras nuevas y en las existentes.

De manera alentadora, el nuevo impulso a nivel gubernamental podría cambiar el futuro de la vida silvestre del país. Para llamar la atención sobre las víctimas de la vida silvestre en las carreteras, el 4 de julio del 2022, en el Día Nacional de los Felinos Silvestres, Costa Rica conmemoró un Día de Luto por todos los felinos silvestres muertos en las carreteras. En este día, representantes gubernamentales, académicos, ONG y centros de rescate se unieron para concientizar sobre el impacto de las carreteras en la fauna silvestre. Hasta el momento, el mayor logro de esta jornada ha sido la propuesta de un Plan de Reconexión de Ecosistemas, que de ser promulgado coordinará medidas nacionales de protección de la vida silvestre para nuevos caminos y el aumento de medidas de protección para caminos existentes y rurales.

Por supuesto, es imperativo que las comunidades tengan acceso a la infraestructura, y este objetivo se puede lograr al mismo tiempo que se minimiza el impacto en los ecosistemas del país y las poblaciones de animales en riesgo. Como prueba, no busque más allá de la comunidad caribeña de Siquirres, donde el Proyecto Hidroeléctrico Reventazón -construido por el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE)- sirve como un modelo internacional para el desarrollo económico y las iniciativas asociadas de mitigación de la biodiversidad.

Después del Canal de Panamá, la represa y el embalse Reventazón es el proyecto de infraestructura pública más grande de América Central, que ayuda a que Costa Rica produzca su electricidad, casi por completo, a partir de energía renovable. El proyecto Reventazón se encuentra en el “Paso del Jaguar”, por lo que amenaza con aislar a las poblaciones de vida silvestre de la región. Sin embargo, hasta ahora, el plan de acción de biodiversidad del proyecto está cumpliendo con su compromiso de tomar acciones que logren una “ganancia neta” en biodiversidad y mantengan la conectividad entre las poblaciones de vida silvestre que rodean el proyecto. Un estudio con cámara trampa, que monitorea la vida silvestre antes y después de la inundación del embalse, sugiere que el llenado del embalse no tuvo un gran efecto en la comunidad local de mamíferos. La reforestación de la tierra que rodea el embalse y la provisión de pagos de incentivos para las personas que preservan los bosques en sus tierras también son prioridades principales.

Si bien la iniciativa Reventazón es evidencia de que los desarrollos de infraestructura pueden hacer mucho más para mitigar su impacto en la vida silvestre, hasta el día de hoy, el país todavía necesita desesperadamente una política nacional que proteja la vida silvestre de las carreteras, tanto las existentes como las previstas para los días venideros. Tampoco debemos olvidar que a medida que aumentan las repercusiones del cambio climático, es necesaria la creación de refugios climáticos para la vida silvestre, lo que ayudará a reconectar a los animales y facilitar su desplazamiento.

Mientras nos preparamos para celebrar otro Día de la Tierra, el 22 de abril, debemos tener en cuenta que solo con la implementación de estrategias como estas podemos asegurar que el jaguar, el ocelote y otras especies emblemáticas de nuestro planeta Tierra y el espíritu de nuestro país, vivan, por siempre, por el bien de toda la biodiversidad y del pueblo de Costa Rica. Es solo con estrategias como estas que los científicos y los ciudadanos pueden pasar de contar los restos de animales silvestres atropellados en la carretera a contar con mayor alegría a las especies vivas, prósperas y extraordinarias de nuestro biodiverso país.  

Recientes

Busqueda

Seleccione un autor
Suscríbase a nuestro boletín!
Únase a nuestro boletín informativo para obtener las noticias y actualizaciones más recientes de Ojo al Clima.