Desde que María Eugenia Jenkis empezó a conversar sobre cambio climático con el grupo de personas adultas mayores que dirige en el cantón Tibás, las buenas intenciones se convirtieron en acciones.
Si bien la municipalidad ofrece el servicio de reciclaje, desde que conversan sobre el tema, las personas consumen menos empaques y reciclan de una forma más responsable. Muchos ya no volvieron a utilizar estereofón y llevan su propia bolsa al hacer las compras, incluso una integrante empezó a hacer su propia bolsa reutilizable para comprar el pan.
La creación de ecobloques es otra acción que surgió a partir de las conversaciones sobre el clima. De hecho, un integrante del grupo le construyó una casa a su perro a partir de estos. Dejar las cajas de cartón de las pastas de dientes en las cajas de cobro de los supermercados, ha sido una forma en que las y los adultos mayores buscan dar el mensaje de que estas no son necesarias.
El trabajo en la tierra no se ha quedado atrás, las huertas han tomado su lugar y la idea de producir lo que se consume es parte de los ideales de algunas de las personas que forman parte de esta iniciativa.
Pensar que todo empezó con una tertulia, con una simple conversación climática.
Hablar del clima
Conversaciones Climáticas es el nombre de la iniciativa que propone una metodología accesible que ayuda a facilitar espacios casuales con otras personas para hablar de temas relacionados al cambio climático de forma sencilla y comprensible. Esto con el fin de crear comunidades que actúen ante este fenómeno y exigir acciones a los diferentes sectores responsables.
El proyecto se lanzó en febrero de este año y está a cargo de la Dirección de Cambio Climático (DCC), también cuenta con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Según la Encuesta Nacional de Cambio Climático 2020, cuya información aún está en proceso, el 70% de la población coincide en que la crisis climática ya daña a las personas, pero la mayor parte de la población aún no habla sobre el tema. Una investigación de la Universidad de Yale, Cambridge y George Mason, publicada en PNAS, evidenció que hablar con amigos y familiares sobre cambio climático despierta una mayor aceptación del tema.
“Hablar del calentamiento global con amigos y familiares lleva a la gente a conocer hechos influyentes, como el consenso científico de que el calentamiento global es provocado por el hombre”, se lee en el estudio y el texto continúa: “cuando se evalúa la dirección causal inversa, se observa que conocer el consenso científico conduce además a un aumento de las conversaciones sobre el calentamiento global. Estos resultados sugieren que las conversaciones sobre el clima con amigos y familiares introducen a las personas en un bucle de retroalimentación social favorable al clima”.
En este sentido, Conversaciones Climáticas brinda una guía y materiales de apoyo para que una familia, comunidad, centro educativo, museo, iglesia o empresa abran espacios y conecten con sus pares para aprender y entender el cambio climático, su impacto en el planeta y por qué es urgente transformar y descarbonizar la economía.
Eso fue lo que hizo María Eugenia Jenkins durante las sesiones del programa de Recreación y Calidad de Vida de la Persona Adulta Mayor del Comité Cantonal de Deporte y Recreación de Tibás. Ahora en cada sesión, se dedica un espacio para conversar del clima, proponer ideas y compartir experiencias.
Este programa trabaja con alrededor de 127 personas y COVID-19 impuso un reto: los adultos mayores son la principal población de riesgo. A esto se le suma que no todas las personas tienen acceso a dispositivos móviles o computadoras para mantener una comunicación virtual. Sin embargo, Jenkins hace una convocatoria para una reunión presencial con todo los protocolos requeridos y, de esta forma, puso en marcha la primera conversación climática.
En este primer intento, se apuntaron 20 personas, las cuales se dividieron en grupos de cuatro, para poder tener encuentros seguros. Jenkins comentó que los primeros pasos se enfocaron en explicar los términos básicos para luego pasar a lo que ella llama “descubrimiento dirigido”. “Yo me dediqué al estímulo de insumos, a un proceso de descubrimiento y a esperar resultados posibles de acuerdo a las proyecciones”, comentó.
Además, Jenkis como profesora jubilada posee muchas herramientas didácticas para transmitir información sobre el cambio climático y lo más importante, llamar a la acción.
Católicos por el clima
Ariana Díaz y Shirley Blackshaw le siguen los pasos a María Eugenia Jenkins, pero cada una desde sus trincheras. Ariana es coordinadora del Movimiento Católico Mundial por el Clima en Costa Rica y Shirley es voluntaria de la Cruz Roja desde hace 28 años.
Ambas formaron parte de la capacitación que se realizó en el mes de marzo, donde -en cuatro sesiones- la DCC y el PNUD, con apoyo de la Embajada del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte en Costa Rica, se instruyó a 18 personas líderes provenientes de asociaciones comunales, organizaciones del sector ambiental y climático, municipalidades, instituciones del gobierno central y más.
“El testimonio, las experiencias y los sentimientos son demasiado importantes para conectar con cualquier población. Cuando uno empieza a dar solo datos y datos y a convencer sólo a partir de la razón, es más difícil”, comentó Díaz sobre cuál es su estrategia para generar Conversaciones Climáticas.
De hecho, Díaz no olvida su misión en la Amazonía, donde las consecuencias del cambio climático -como incendios y sequías- marcaron el inicio de su lucha. “Cuando regresé acá, me di cuenta que muchas de las cosas que yo veía allá, aquí también pasan, pero tal vez yo no era tan consciente y bueno, que también pasan en una dimensión diferente”, dijo.
El Movimiento Católico Mundial por el Clima es un movimiento internacional que nace en el 2015 y Díaz es la coordinadora en Costa Rica. Este movimiento surgió ante la publicación de la encíclica Laudato Si’ y el Acuerdo de París.
“Toda mi experiencia ha sido muy desde el ámbito eclesial, esta era una oportunidad para vincularme con otras organizaciones de la sociedad civil que están trabajando en el tema” comentó Díaz, quien -gracias a Conversaciones Climáticas- se encontró con personas diferentes, pero unidas por un fin común: el accionar por el cambio climático.
Díaz comentó que ha tenido la oportunidad de entablar diálogos más casuales con personas de su familia, en la calle o con los taxistas. También ha tenido conversaciones más estructuradas y formales. La metodología de Conversaciones Climáticas establece algunas pautas para hablar de forma más empática y efectiva. Esto incluye pensar, por ejemplo, en quiénes van a participar de la conversación y en los valores y creencias que estas personas comparten.
En este sentido, Díaz logró aplicar esto en su proyecto “Viacrucis por el Cambio Climático”, el cual es una adaptación que hizo del viacrucis tradicional con el fin de hablar del cambio climático con la población católica en Semana Santa.
Se basó en las ideas de Laudato Si, una carta escrita por el papa Francisco en el 2015, donde se hace un llamado a cuidar la “casa común”, haciendo referencia al planeta Tierra. “El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar”, se lee en la encíclica papal.
Un ejemplo sobre cómo se logra conectar el viacrucis con el cambio climático se da cuando “Jesús carga con la cruz, entonces esa es una estación del viacrucis, esto se relaciona con que hoy en día muchas personas cargan con las cruces que se derivan de los efectos del cambio climático. Entonces surge la pregunta de cómo nos solidarizamos y qué podemos hacer al respecto”, explicó Díaz.
Otro ejemplo sobre el viacrucis climático utilizado por la lideresa es la estación cuando Jesús es condenado a muerte: “Jesús es condenado de forma injusta. Cuántas personas también sufren la injusticia cuando defienden los territorios y sus derechos, y que muchas veces son condenados a muerte”, dijo Díaz.
Cruzrojistas por el planeta
“Es una responsabilidad muy grande, pero ver los resultados me encanta. Es un poco cansado sí, pero me favorece muchísimo y tengo un gran equipo de voluntarios a nivel nacional apoyando”, comentó Shirley Blackshaw, coordinadora nacional de la parte del cambio climático de la Cruz Roja.
La Cruz Roja posee una representación en el Consejo Consultivo Ciudadano de Cambio Climático (5C), el cual forma parte de la Plataforma de las Organizaciones de la Sociedad Civil que busca la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en Costa Rica. Es ahí donde se realiza la conexión con la DCC y PNUD para que la Cruz Roja promueva las Conversaciones Climáticas.
“El acercamiento con muchas organizaciones que trabajan por el clima, nos hace fortalecer a nuestro personal de las nueve regiones que tenemos y llevar el mensaje de una manera más eficaz sobre el clima y cómo nos está afectando y a todas las comunidades vulnerables”, declaró la cruzrojista.
Un total de 42 personas de Parrita fueron las primeras en conversar sobre cambio climático bajo la guía de Blackshaw y su equipo. A estas personas se le sumarán unas 250 familias de Jacó, Quepos, la zona de las islas del Golfo de Nicoya y el sector norte. El criterio para seleccionar estos lugares se basó en su vulnerabilidad ante las olas del calor y a las constantes inundaciones. La cruzrojista reconoció que las personas más afectadas en esas zonas son las mujeres, por lo cual son una parte importante del público meta.
El primer acercamiento de la Cruz Roja será con las lideresas y líderes de las comunidades. Estas personas recibirán una capacitación, al estilo de Conversaciones Climáticas, para que luego se unan al equipo y puedan empezar a hablar sobre el cambio climático con las familias de sus comunidades.
Blackshaw espera que estos talleres resulten exitosos y que el mensaje llegue de la manera más clara. Los talleres están pensados para tener actividades lúdicas combinadas con las artes plásticas. Asimismo, al no utilizar ningún equipo tecnológico, se promueve el ahorro energético y consumo sostenible.
“Consideramos que es un tema bastante importante y es una línea de nuestro plan estratégico, las conversaciones climáticas vienen a engranar un montón de cosas que ya veníamos haciendo en la Cruz Roja, pero ahora podemos llevar el mensaje de una forma más clara”, indicó Blackshaw.
Conversaciones Climáticas, además de ser es una herramienta educativa, busca ser un mecanismo de empoderamiento. La DCC y PNUD crearon esta metodología en conjunto con 22 personas de diferentes partes del país. Posteriormente se realizó una sesión de afinamiento con especialistas en comunicación y también se contó con participación de la ciudadanía.
Puede conocer más sobre Conversaciones Climáticas y descargar los materiales en www.cambioclimatico.go.cr/conversaciones-climaticas/.