"Si cambia el clima, ¿por qué no cambiamos nosotros?". Estudiantes de todo el mundo, de Hong Kong a Madrid pasando por Kampala, abandonaron el viernes las aulas y salieron a la calle a exigir medidas decisivas contra el calentamiento del planeta.

Wellington, Sídney, Bangkok, Atenas, Roma, Bogotá... a medida que avanzaba la jornada, miles y miles de jóvenes iban sumándose a esta huelga estudiantil internacional impulsada por la adolescente sueca Greta Thunberg para denunciar la inacción de los gobiernos.

"¡123 países!" , tuiteó la joven, de 16 años. En total, estaban previstas unas 2.000 manifestaciones en el planeta, según el sitio de la campaña FridaysForFuture.

Centenares de estudiantes secundaron a Thunberg, convertida en símbolo de este movimiento, frente al Parlamento de Estocolmo, donde la joven se ha venido plantando cada viernes en solitario desde hace varios meses para exigir a su gobierno que cumpla con el Acuerdo de París de 2015.

"No soy el origen de este movimiento. Ya estaba allí. Solo requería una chispa para encenderse", dijo Thunberg, mientras un manifestante agitaba una pancarta con un juego de palabras en alusión a su compañera, propuesta esta semana para el Premio Nobel de la Paz: "Make the planet Greta again".

"No hay planeta B".

Nueva Zelanda fue el punto de partida, con manifestaciones de centenares de estudiantes, incluido en Christchurch, donde el sangriento atentado contra dos mezquitas llevó a la policía a acordonar el centro de la ciudad.

"Están destruyendo nuestro futuro", "No hay un planeta B", rezaban algunas de las pancartas. La consigna más repetida fue: "Si ustedes no actúan como adultos, nosotros lo haremos".

En Delhi, Shagun Kumari, de 13 años, denunció que sus "ojos sufren por la contaminación".

"Quiero un aire que no afecte mis pulmones y agua limpia que no me haga enfermar", dijo la adolescente.

En París, entre 29.000 jóvenes, según la policía, y 40.000, según los organizadores, desfilaron entre los monumentos del Panteón y los Inválidos. "Y uno y dos y tres grados es un crimen contra la humanidad", se leía en algunos carteles.

Un grupo de jóvenes bloqueó durante tres horas la entrada de la sede del banco Société Générale en la Defensa, el barrio de negocios a las afueras de la capital francesa, para denunciar su financiación de proyectos nocivos para el clima.

Decenas de miles.

En Bruselas, donde el movimiento estudiantil ha venido manifestándose durante semanas, se congregaron 30.000 personas, según la policía, mientras fueron 10.000 en Berlín.

En Londres, miles de jóvenes marcharon desde Downing Street hasta el Palacio de Buckingham, frente al cual algunos se encaramaron a una estatua gigante.

En España, Madrid fue escenario de una marcha de unos 4.500 jóvenes, según la policía, donde se denunció que "Hay más plástico que sentido común".

"Dicen que somos el futuro, pero los jóvenes somos el presente, si no actuamos ahora no lo haremos nunca", afirmó a la AFP Rosalía González, una estudiante de Psicología de 19 años.

Muchos jóvenes tampoco acudieron a clase en Uganda, un país que "sufre deslaves, inundaciones, donde la gente muere debido al cambio climático", denunció a la AFP Leah Namugera, de 14 años, durante una protesta en la concurrida carretera entre Kampala y Entebbe.

Algunos responsables trataron en varias ciudades de persuadir a sus estudiantes de no hacer huelga, fracasando en su mayoría.

"Los jóvenes somos ya no el futuro sino el presente mismo del planeta y hemos entendido la responsabilidad tan grande que tenemos en las manos", subraya Juan Diego Medina, de 21 años, estudiante de derecho en la Universidad Libre de Bogotá, organizador de eventos como #MarchaDeLosTapabocas y #MerecemosAirePuro el año pasado en la capital colombiana.

En Nueva Zelanda, las escuelas advirtieron que marcarían la ausencia de los estudiantes que faltaran a clase.

Manifestarse en vez de estudiar.

En Australia el ministro de Educación, Dan Tehan, también cuestionó las protestas.

"Que los estudiantes abandonen las escuelas durante el horario de estudios para protestar no es algo que deberíamos estimular", dijo el ministro.

Pero los activistas recibieron el apoyo de la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern.

"No subestiméis el poder de vuestra voz", dijo Ardern a los estudiantes esta semana. "Muy a menudo decimos que para tener un impacto debemos tener la edad para votar. Este no es el caso", indicó.

Varios alcaldes de la alianza de ciudades C40 contra el cambio climático, como los de París y Milán, también brindaron su apoyo.

El calentamiento sigue adelante.

A pesar de 30 años de advertencias sobre las graves consecuencias del calentamiento global, las emisiones de dióxido de carbono alcanzaron niveles récord en 2017 y el año pasado.

La mayoría de científicos está de acuerdo en que, al ritmo actual, el planeta puede convertirse en un lugar inhabitable.

El Acuerdo de París exige contener el aumento de la temperatura del planeta "por debajo" de +2 ºC e idealmente + 1,5 ºC respecto a la era preindustrial.

Pero el planeta está actualmente en camino de duplicar esa cifra.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU advirtió en octubre que solo una completa transformación de la economía global y de los hábitos de consumo podría impedir una catástrofe climática.

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