La comunidad internacional se armó este sábado en la COP24 de los instrumentos para aplicar el Acuerdo de París, sin comprometerse no obstante a asumir una mayor ambición frente al cambio climático, pese a la urgencia subrayada por los científicos.
Tres años después de sellar un acuerdo histórico en París, unos 200 países definieron en Katowice (Polonia) de qué manera lucharán contra el calentamiento del planeta, cuyos efectos ya se están registrando en varias regiones con condiciones extremas como sequías, inundaciones y olas de calor.
La tendencia actual es exactamente la contraria: la temperatura ya aumentó 1 ºC respecto a la era preindustrial y las emisiones de gases de efecto invernadero se dispararon un 2,7% en 2018.
Según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), el mundo sólo puede permitirse un aumento global de 1,5 ºC hasta fines de siglo, para evitar poner en peligro el futuro de la humanidad.
Este dato científico, considerado como la base de toda la acción política, fue no obstante cuestionado en la COP24 por un pequeño grupo de países liderado por Estados Unidos, cuya salida del Acuerdo de París no será efectiva antes de 2020.
Finalmente, la COP24 se limitó a "invitar a las partes a hacer uso de las informaciones contenidas en el informe".
Los más "reticentes", dentro
"Hubo una falta de respuesta sorprendente al informe" del IPCC. "¡Los países no pueden reunirse para decir que no pueden hacer nada más!", deploró Jennifer Morgan, de Greenpeace International.
"En las circunstancias actuales, continuar construyendo nuestro acuerdo es ya un éxito", incluso los países "más reticentes están ahí", defendió en cambio a la AFP la ministra de la Transición Ecológica española, Teresa Ribera.
El manual adoptado por la COP24 incluye las cuestiones de transparencia, un asunto clave porque permite a los países controlar que el resto cumple con su parte de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. También concede una cierta flexibilidad a los países en desarrollo.
Estos esperaron sin embargo en vano que se concretara cómo las naciones ricas cumplirán su promesa de apoyarlas con 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020.
"Habrá que hacer más y ser más concretos para convencer a los países en desarrollo de que sus esfuerzos para la transición ecológica serán apoyados", dijo David Levai, del Instituto de Desarrollo Sostenible y de Relaciones Internacionales de Francia (IDDRI).
Brasil y el mercado de carbono
Los países tampoco se comprometieron a elevar sus metas nacionales de reducción de gases de efecto invernadero fijadas en 2015, pese a que el informe del IPCC alerta de que estas no impedirán que la temperatura se eleve a 3 ºC.
"Se echa en falta mensajes que confirmen una voluntad de mayor ambición", reconoció Ribera, una de las figuras clave de la negociación.
El informe del IPCC indica que los países deberían reducir sus emisiones de casi 50% en 2030 respecto a 2010 para evitar unas consecuencias catastróficas para el planeta.
En la recta final de las negociaciones, la COP24 debatió intensamente un punto al que se oponía Brasil concerniente a los mecanismos de intercambio de cuotas de emisiones de CO2.
Se trata de una norma destinada a evitar que las reducciones de emisiones se contabilicen dos veces en el mercado de carbono. Esta sería una forma de "hacer trampa" y adjudicarse reducciones inexistentes.
"No todos los países estaban listos para dar ese paso más (...) para permitir al sector privado una mayor acción climática. Confiamos en que concluiremos este asunto en la COP25", dijo el jefe negociador brasileño, J. Antonio Marcondes.
"La cólera está llegando"
La COP25 se celebrará entre fines de 2019 y principios de 2020 en Chile, elegido como sede después de que Brasil retirara su oferta en plena transición con el futuro gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, escéptico con el cambio climático.
Costa Rica, que también se había ofrecido candidata, acogerá finalmente la cita preparatoria en el mes de Octubre.
Previamente a la COP25, se celebrará una cumbre climática en septiembre en Nueva York convocada por el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres.
"Mi prioridad será ahora la ambición", dijo Guterres en un mensaje leído por la responsable del clima sobre la ONU, Patricia Espinosa.
Con el manual de reglas bajo el brazo, ahora "hay que dejar de negociar" bajo este formato internacional, dijo el viernes a la AFP una de las arquitectas del Acuerdo de París, la francesa Laurence Tubiana.
"La cólera está llegando. Y ésta, o al menos la presión, es absolutamente necesaria. Esto es lo que va a permitir avanzar. Hay muchos movimientos que no decaen", dijo, citando en particular a los jóvenes implicados en la lucha contra el cambio climático.