Su viaje en tren desde Suecia duró 32 horas pero a su llegada a Davos, el miércoles, Greta Thunberg, una joven sueca de 16 años, parecía más dispuesta que nunca a convencer a la élite mundial de la urgencia de actuar contra el cambio climático.

"He dejado de viajar en avión por convicción, porque no quiero decir una cosa y actuar de otra manera", dijo a su llegada al Foro Económico Mundial que se celebra en Davos.

"Me parece increíble que las personas que están aquí para hablar del cambio climático lleguen en jets privados", aseguró.

Esta adolescente de mirada penetrante se hizo famosa cuando empezó a manifestarse, sola, una vez por semana, ante el parlamento sueco.

En diciembre Greta Thunberg sorprendió con su apasionado discurso en la 24ª conferencia de Naciones Unidas sobre el clima en Katowice, en Polonia.

En Davos, donde vino acompañada de su padre, también se quiere hacer oír y tiene previsto participar en varios encuentros durante el Foro, uno de ellos oficial, el viernes, sobre las consecuencias del cambio climático.

Antes de subirse a un tren en Estocolmo, Thunberg lanzó un mensaje de indignación a los grandes empresarios y líderes políticos, que el martes fue difundido en una gran pantalla en el Centro de Congresos del Foro que reúne cada año a la élite política y económica mundial

"Algunas personas dicen que no hacemos lo suficiente para combatir el cambioclimático. No es verdad, porque para no hacer lo suficiente tendríamos que hacer algo, y la verdad es que no hacemos nada", lamentó.

El futuro en peligro

Greta Thunberg no se hace ilusiones sobre la repercusión de su mensaje en Davos, donde los numerosos debates sobre el clima no suelen tener consecuencias concretas.

Los responsables económicos y políticos "saben exactamente los valores inestimables que sacrificaron para continuar ganando sumas de dinero inimaginables", dijo a la AFP.

La joven activista pide a los dirigentes que se movilicen para lograr los objetivos del acuerdo de París, que busca limitar el calentamiento global a +2°C, si fuera posible +1,5°C, en relación a la era preindustrial.

"Pienso que es totalmente injusto que las antiguas generaciones nos dejen esto, a nosotros y a las generaciones futuras (...) y que tengamos que limpiar detrás".

"Los jóvenes tienen que darse cuenta que su futuro está en peligro", dice la joven con determinación, protegida del frió con un abrigo y un gorro de lana.

"Tienen que hacer algo, enfadarse y transformar ese enfado en acción", reclama, asegurando que si los niños hablan pueden tener "un enorme impacto".

Su ejemplo ya ha inspirado a muchos jóvenes en todo el planeta, que también salieron a manifestarse para pedir medidas reales contra el cambio climático.

Sus huelgas por el clima llevaron a Greta Thunberg a dejar de ir a la  escuela todos los viernes para manifestarse frente al parlamento.

"¿De qué sirve estudiar para un futuro que quizás nunca llegará porque nadie hace nada para preservarlo", se pregunta.

"Soy demasiado joven, no puedo votar pero tengo que ir a la escuela, es una manera de hacerme oír", explica, contenta de poder inspirar a otros jóvenes.

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