Para Mariana Barrios, la comunidad de Isla Venado -en Guanacaste- tuvo suerte durante El Niño del 2015. De acuerdo con esta productora agrícola y vecina de la isla, tres pozos salvaron a los vecinos de la sequía. Ahora, ella duda de que aguantarían una sequía más larga.
“Al haber un aproximado de mil habitantes, no es fácil tener unos tres pozos para tanta gente. (...) Con los pozos hemos aguantado porque han sido quince días pero no estamos preparados para que el agua se vaya por más de ese tiempo”, dijo Barrios.
En Isla Venado, como en muchas otras comunidades de la provincia de Guanacaste, la amenaza de El Niño continúa latente todos los años. Según esta vecina de la provincia, los locales no estarían preparados para un fenómeno realmente extremo.
Las proyecciones del Instituto Meteorológico Nacional (IMN) para este 2018 parecen indicar que ocurrirá un fenómeno de El Niño cerca de octubre, aunque no tan intenso. A pesar de eso, existen razones para estar alertas en los próximos años.
Según explicó Luis Fernando Alvarado, del departamento de Climatología del IMN, este hecho climático se comporta de manera cíclica; es decir, sucede cada cierto tiempo.
“El último fenómeno de El Niño lo tuvimos en el año 2015. Según la frecuencia histórica de las últimas décadas, ya debería de gestarse uno nuevo; en vista de que ya han pasado casi tres años”, aseguró.
Según explicó Alvarado, el evento se está volviendo cada vez más común. Por esto, aseguró, es importante estar preparado para sus efectos, ya que se volvería cada vez más probable tener que enfrentarlo.
“Hace unos 20 o 30 años, los fenómenos de El Niño tenían una frecuencia entre 5 y 7 años. Ahora están apareciendo con mayor frecuencia: entre 3 y 5 años. Es decir, se están presentando cada vez más seguidos”, indicó el meteorólogo del IMN.
De acuerdo con Óscar Vásquez, director regional del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) en Guanacaste, el Gobierno hace esfuerzos preventivos para tratar de minimizar las pérdidas de los productores. La provincia podría enfrentarse a un El Niño leve, como el que se espera, pero surgen dudas sobre qué puede ocurrir si es más extremo.
No obstante, Vásquez aseguró que, en la mayoría de los casos, hay poco que se pueda hacer. “El agricultor que no tiene sistema de riego prácticamente no tiene nada que hacer. Prácticamente pasa sin producción”, señaló.
En Guanacaste, según Vásquez, solamente alrededor de un 25% de los productores tienen sistemas de riego para abastecer sus cultivos. El resto de los agricultores, en contraste, tienen sus cultivos a la merced del estado del tiempo.
El sector agrícola ha sido uno de los más afectados por los efectos de El Niño en Guanacaste. En el 2015, por ejemplo, las pérdidas superaron los ¢20.000 millones en agricultura y ganadería, según datos del MAG.
Defenderse de El Niño
El Niño se forma debido a un calentamiento de las aguas del Pacífico, según explicó Alvarado. Eso provoca sequías en la costa Pacífica y lluvias en el Atlántico. Debido a su cercanía con Costa Rica, sus efectos se sienten casi de inmediato.
Guanacaste es una de las provincias más vulnerables a sus efectos, debido a las dificultades históricas con el acceso al agua. Por esto, los vecinos y las autoridades gubernamentales buscan formas de resistir los posibles impactos de El Niño.
Barrios, por ejemplo, está en proceso de instalar un sistema de captación de agua de lluvia para abastecer su finca. Esto le permitiría acceder al líquido durante un mes en caso de sequía, sin tener que extraerlo de pozos.
Según Óscar Rojas, especialista en riesgos agroclimáticos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), este tipo de sistemas son una buena opción para afrontar los impactos de El Niño.
De acuerdo con Rojas, las autoridades nacionales pueden tomar en cuenta estos sistemas en sus planes de mitigación del riesgo. A pesar de esto, la tecnología de captación de agua de lluvia sigue teniendo poco uso en el país.
“Aunque somos una provincia con condiciones secas, no existe la cultura productiva bajo esa tecnología”, dijo Vásquez a Ojo al Clima en abril.
Tanto Vásquez como Rojas indicaron que se pueden aplicar otras medidas para reducir los impactos de El Niño en la agricultura, como seguros agrícolas o incluso hacer uso de variedades del cultivo más tolerantes a la sequía.
No obstante, según explicó el director regional del MAG, lo más importante es que se aplique el riego en la mayoría de las fincas, ya que eso aumentaría significativamente la resistencia del sector agropecuario a la sequía.
Si bien hay posibilidades de un fenómeno de El Niño para este 2018, este no será un evento tan intenso, según confirmó Luis Fernando Alvarado, del departamento de Climatología del Instituto Meteorológico Nacional (IMN).
De acuerdo con el meteorólogo, su formación aún no está del todo confirmada pero existe un 70% de probabilidades de que se forme un El Niño alrededor del mes de Octubre.
“En este momento está en proceso. No está totalmente consolidado pero sí está en proceso de formación. La idea es que hacia Octubre ya tengamos una confirmación o negación total de que el fenómeno se vaya a desarrollar”, explicó.
Esto es un evento inusual si se considera que los meses más comunes de formación de El Niño son entre marzo y mayo.
Si bien no está totalmente consolidado, Alvarado confirmó que, si se llegase a formar un El Niño este año, no sería de gran intensidad.
“Sí podemos decir con certeza que no va a ser un fenómeno de El Niño como el del 2015 que fue extremadamente intenso. No va a ser un fenómeno tan grave como ese del 2015”, aseguró Alvarado.
Según Óscar Vásquez, director regional del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) en Guanacaste, se está realizando actualmente un plan de trabajo para la atención de la sequía 2018-2019.
“Se están haciendo actividades de divulgación para que la mayoría de los agricultores estén enterados de la situación que se va a presentar. En el sector ganadero se fomenta que los productores conserven forraje (pasto) para los animales”, indicó.