El transporte eléctrico ha recibido importantes impulsos en años recientes, pero es necesario considerar el alcance de estos cambios.
El pasado 24 de febrero de 2019, el presidente Carlos Alvarado Quesada lanzó el Plan Nacional de Descarbonización que define una hoja de ruta para lograr las metas establecidas en el Acuerdo de París. Dos días después se anunció además el Plan Nacional de Transporte Eléctrico que brinda múltiples lineamientos para impulsar el uso de vehículos, trenes y bicicletas eléctricos. Otro hito importante ocurrió hace poco más de un año con la firma de la Ley 9518 – Ley de Incentivos y Promoción para el Transporte Eléctrico que entró en vigencia el 6 de febrero de 2018.
Ante tan importantes anuncios, surge la gran interrogante: ¿qué realmente hemos logrado y qué desafíos nos esperan en los próximos años?
Con la entrada en vigor de la Ley 9518 en 2018 se esperaba un incremento masivo de vehículos eléctricos en las calles costarricenses. Sin embargo, a pesar de que aumentaron, desde mi punto de vista no se ha alcanzado aún los resultados esperados después de un poco más de un año vigencia de la ley. Las importaciones pasaron de 73 unidades en el 2017 a 421 en el 2018, incluyendo los 100 del Grupo ICE.
¿Por qué fue insuficiente? Podemos barajar algunas hipótesis. Tal vez se deba a las complicaciones vividas por algunos usuarios para exonerar su vehículo eléctrico, o a la poca disponibilidad tecnológica en nuestro país dado a que los importadores no se han “electrizado”, o bien a los costos relativamente elevados que inhiben a gran parte de la población a comprar un vehículo eléctrico. Yo pensaría que es altamente probable que sea esta última.
Bajar costos
En respuesta a lo anterior y para facilitar el acceso tecnológico a una mayor población, el gobierno lanzó el Decreto Ejecutivo 41426-H-MINAE-MOPT que exonera del impuesto selectivo de consumo a los vehículos eléctricos usados de hasta cinco años de antigüedad. Ante esta decisión uno se pregunta, ¿no será que la batería de un vehículo eléctrico de 5 años es muy antigua?
Todo depende del uso que haya tenido. Un vehículo de cinco años puede estar como nuevo (y varias personas ya han traído al país vehículos eléctricos así), pero nada restringe el hecho de que algunos entren al país con hasta 170.000 km (en algunos estados de los Estados Unidos se conducen hasta 40.000 km por año).
Desde mi punto de vista, sería una estrategia más eficiente restringir el ingreso de los vehículos eléctricos usados según su odómetro. Esto podría ayudar a limitar el ingreso de vehículos eléctricos con muchos kilómetros y con baterías relativamente degradadas que pronto requerirían cambios.
Electricidad para los carros
Con la proliferación de vehículos eléctricos que se avecinan en los próximos años, uno como ingeniero eléctrico también se preocupa por los efectos que esta tecnología pueda tener en la red eléctrica de transmisión y en las diversas redes eléctricas de distribución.
Estudios que nuestro Laboratorio de Investigación en Potencia y Energía (EPERLab-UCR) ha realizado para el Grupo ICE demuestran que hay suficiente capacidad instalada para albergar hasta 200.000 vehículos eléctricos (sin considerar otras tecnologías eléctricas como el tren o buses).
Sin embargo, ante esto, es importante que las empresas eléctricas realicen estudios técnicos que cuantifiquen los efectos que podrían causar los vehículos eléctricos cuando se conectan al sistema. La conexión de un vehículo eléctrico no solo representa más demanda, sino que esta demanda es probable que ocurra a horas similares a la demanda máxima existente.
Si no corresponde a lo esperado, se deberán diseñar esquemas de gestión de demanda que minimicen el impacto que esto puede causar en las tarifas eléctricas. En otras palabras, serán necesarias inversiones para asegurar la continuidad del servicio y, por nuestra regulación, las inversiones en el sistema se reflejan en tarifas.
El creciente número de vehículos eléctricos debe ir de la mano de infraestructura de recarga que ayude a reducir la inseguridad de los usuarios por “quedar botados”. Aunque se han hecho esfuerzos para instalar estaciones de recarga semi-rápidas en el país, hace falta la instalación de estaciones rápidas que permitan “llenar la batería” en tiempos similares que sus homólogos de combustión.
No obstante, es importante que todos entendamos que para resolver uno de los principales problemas que tiene el país, el congestionamiento, se requiere un cambio de mentalidad radical que evite el uso del transporte particular –casi que un vehículo por persona– y empecemos a usar más el transporte público y masivo.
Para esto, nuestro gobierno debe trabajar hacia un transporte público eficiente y eficaz (y ojalá eléctrico de baterías o hidrógeno) que permita dejar el uso del automóvil privado y trasladarse en transporte público a nuestros lugares de trabajo, y que el vehículo particular sea utilizado cuando realmente sea necesario.
El autor es ingeniero eléctrico y coordina el Laboratorio de Investigación en Potencia y Energía de la Universidad de Costa Rica.