¿Sabía que la agricultura industrial ocupa un 80% de la tierra agrícola y solo produce 30% de los alimentos que come la población humana?

Según algunos académicos, el bajo rendimiento es una de las características que hacen de la agricultura industrial un modelo de producción insostenible frente al cambio climático.

José Sarukhán y Miguel Altieri son dos de estos académicos. Ambos visitaron el país para formar parte del primer Simposio de Cambio Climático y Biodiversidad, llevado a cabo del 9 al 11 de agosto en la Universidad de Costa Rica (UCR).

Para ellos, el modelo de agricultura industrial no sería viable una vez que tenga que enfrentarse a cambios en el clima. ¿Por qué? Su tendencia al monocultivo lo hace más susceptible a cambios en el ecosistema y disminuye su rendimiento.

“La uniformidad genética de los cultivos está ligada a la susceptibilidad a plagas y al cambio climático. Por ejemplo, Estados Unidos en el 2012 pierde el 30% de la cosecha de maíz y soya en el medio oeste”, aseguró Altieri, agroecólogo de la Universidad de Berkeley.

Otro ejemplo es el de la epidemia de tizón de la hoja de maíz, la cual en un solo año (1970) redujo en un 15% la producción de maíz de Estados Unidos; un daño estimado en un billón de dólares.

Para los científicos, es necesario buscar alternativas en los modelos de producción masiva de comida, ya que la agricultura industrial sería muy sensible al cambio climático.

“Hay que usar otros mecanismos. No quiere decir que no se haga. Pero no puede ser el ejemplo de la forma como se debe producir alimentos para las necesidades de la población mundial”, aseguró Sarukhán, biólogo y ex-rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

José Sarukhán, biólogo y ex-rector de la Universidad Autonoma de México (UNAM), fue uno de los académicos que visitaron al país para el simposio.(Créditos: Miriet Abrego)

Para Altieri, la agroecología podría ser una posible alternativa. Este es un modelo que toma en cuenta la variabilidad genética para manejar sistemas agrícolas sostenibles. Osea, agricultura sostenible con muchos cultivos y no solo uno.

Además, en este tipo de agricultura se trabaja con cultivos originarios de la zona donde se siembran. Esto hace que estén más adaptados a las condiciones y, por lo tanto, sean más resistentes al cambio climático.

“No existe, hasta ahora, una tecnología capaz de sustituir en unas cuantas décadas la variabilidad genética de miles de años”, explicó el agroecólogo de Berkeley.

De hecho, un grupo de científicos de la Universidad Imperial de Londres concluyó, tras una revisión de 172 estudios, que la biodiversidad agrícola -tal y como se usa en sistemas tradicionales- contribuye a la resiliencia del cambio climático gracias a que restaura ecosistemas y hace un uso sostenible del agua.

De lo que no cabe duda es que los cambios en el clima serían una amenaza para los modelos agrícolas actuales. Según datos de la Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation (CSIRO) de Australia, el cambio climático disminuiría la producción de arroz en América Latina y el Caribe en un 21%.

Además, uestudio de la Sociedad Americana de Agronomía calculó que el cambio climático por sí solo aumentaría el número de personas desnutridas entre 40 millones y 170 millones.

¿Por qué industrial no?

La agricultura industrial de alta tecnificación, además de tener un producción de comida relativamente baja (sólo 30% del total), tiene ciertas características que la hacen más vulnerable al cambio climático.

Una de estas características es la tendencia a usar poca variabilidad genética en los campos agrícolas; oesa, cultivar la misma variedad de un solo producto.

Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, en inglés), el 75% de la comida del mundo viene de solo 12 especies.

No solo es reducida la cantidad de especies, sino que incluso dentro de esas especies se usa una variedad genética aún más reducida.

Por ejemplo, para finales del siglo XX, en Estados Unidos, el 72% de las tierras dedicadas a cultivar papas contenía sólo cuatro variedades; a pesar de que existen más de 5 mil variedades de papa.

Algo similar sucedió con el algodón y el frijol, en los que más de la mitad del terreno se usaba solo para 3 variedades.

“Muchos científicos han sostenido que la reducción de la diversidad genética en los ecosistemas ponen la producción de alimentos en riesgo”, advirtió Altieri

Otra vulnerabilidad de la agricultura industrial es la tendencia a evitar el uso de árboles para proveer sombra. Según el agroecólogo, la sombra serviría como un mecanismo de defensa a las sequías pronosticadas por los modelos climáticos.

“Estudios demuestran que la evaporación -que es agua no productiva- es menor en los ecosistemas con sombra. Entonces los monocultivos quizás pueden ser más productivos pero, ¿qué pasa cuando viene la sequía?”, aseguró el investigador de la Universidad de Berkeley.

Una posible alternativa

Tanto para José Sarukhán como para Altieri, una alternativa importante sería tomar de ejemplo los modelos agrícolas sostenibles, ya que, según ellos, estos serían más resilientes al cambio climático.

“Lo que estamos buscando es pasar de sistemas de alta vulnerabilidad a sistemas de baja vulnerabilidad y de modelos con una baja capacidad de respuesta a unos con alta capacidad de respuesta”, indicó Altieri.

De acuerdo con los científicos, la utilización de variedades nativas es un factor importante para la resiliencia del sistema agroecológico por sobre el industrial, ya que cada variedad está mejor preparada para afrontar las condiciones de su zona.

Además de ser más resistentes, las especies nativas, dentro de su zona, tienden a ser mucho más productivas.

Por ejemplo, de acuerdo con un reporte de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), en la zona del Valle Nacional en Oaxaca, ningún cultivo genéticamente modificado tuvo un rendimiento más alto que las especies nativas.

“Esto normalmente no se valora porque los sistemas que tienen que ver con esto (agricultura) están fuertemente influenciados por los grandes productores”, explicó Sarukhán.

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