Un millón de especies están amenazadas de extinción y el ritmo se acelera, según un informe de la ONU que conmina a un "cambio profundo" de la sociedad para reparar el daño a la naturaleza.
En este texto publicado el lunes 6 de mayo, el grupo de expertos de la ONU sobre biodiversidad (IPBES) plantea un panorama sombrío para el futuro del ser humano, que depende de la naturaleza para respirar, beber, comer, calentarse e incluso curarse.
"Estamos erosionando los fundamentos mismos de nuestras economías, nuestros medios de subsistencia, la seguridad alimentaria, la salud y la calidad de vida en todo el mundo", alertó Robert Watson, presidente del IPBES.
Deforestación, agricultura intensiva, sobrepesca, urbanización galopante, minas... el 75% de los ecosistemas terrestres están "gravemente alterado" por la actividad humana, mientras 66% de los marinos también están afectado.
El resultado: un millón de especies animales y vegetales de los 8 millones estimadas en la Tierra están amenazadas de extinción y muchas podrían desaparecer "en las próximas décadas".
Una constatación de acuerdo con lo que muchos científicos describen desde hace años: el inicio de la sexta "extinción masiva" - un término no mencionado en el informe - y la primera de la que el hombre es responsable.
Pero también sería "la primera que podría frenarse si actuamos de forma decisiva ahora", según Mark Tercek, presidente de la ONG Nature Conservancy.
"No es demasiado tarde para actuar, pero hay que empezar ahora", y mediante un "cambio profundo" de nuestra sociedad, dijo Watson.
Pero, según Watson, "los gobiernos deben pensar más allá del PIB como medida de la riqueza e incorporar otras formas de capital", como el natural, el social y el humano, pese a las resistencias de a quienes les "interesa el statu quo", por ejemplo, en los sectores agrícola y energético.
El papel de calentamiento
El informe en el que trabajaron 450 expertos durante tres años identifica a los cinco principales responsables por este orden: el uso de tierras (agricultura, deforestación), explotación directa de recursos (pesca, caza), cambio climático, contaminaciones y especies invasivas.
El cambio climático podría ascender en esta escala, agravando los otros factores, si bien algunas acciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero podrían aportar beneficios directos a la naturaleza.
Por ahora, el primer objetivo es el sistema agroalimentario. Alimentar a 10.000 millones de personas en 2050 de forma "sostenible" implica una transformación de la producción agrícola (agroeocología, mejor gestión del agua) pero también en los hábitos de consumo (régimen alimentario), según el informe.
"Aplaudimos este llamamiento a un cambio de los regímenes alimentarios, hacia una dieta que se base más en los alimentos de origen vegetal para reducir el consumo de carne y de productos lácteos, cuyos impactos negativos sobre la biodiversidad, el cambio climático y la salud humana son de sobra conocidos", dijo Eric Darier, de Greenpeace.
Sin embargo, en el texto final del IPBES no hay un llamamiento directo a comer menos carne, lo que indica probablemente que algunos países productores se opusieron a esta mención.