Con el fin de cumplir con las metas establecidas en el Acuerdo de París,  Naciones Unidas busca nuevas maneras de incentivar y promover conductas mitigantes del cambio climático. En esta exploración encontró que las artes visuales -tales como las artes plásticas, la música, el cine y otras expresiones artísticas-  son herramientas propicias para difundir el mensaje de urgencia que la acción climática requiere. 

Es así como Naciones Unidas, mediante la agencia ONU Cambio Climático, presentó la alianza “Entretenimiento y Cultura para la Acción Climática”, la cual tiene por objetivo acelerar la transición del sector artístico hacia la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero e inspirar la acción climática más allá del sector a través de la expresión artística y la innovación.

Específicamente para artes visuales, el trabajo de la alianza se concentrará en la Carta Mundial del Arte para la Acción Climática (ACCA, por sus siglas en inglés), la cual se lanzó en el Foro de la Esperanza celebrado durante la 60ª Bienal Internacional de Arte de Venecia.

La ACCA reúne a más de 1.000 miembros de 70 países quienes se comprometieron a usar la creatividad, la información de base científica y la colaboración para así crear un cambio en todo el sistema.

“Además de reducir sus emisiones globales, las artes y la cultura desempeñan un papel fundamental a la hora de inspirar a las personas para que imaginen y hagan realidad un futuro con bajas emisiones de carbono, justo y resiliente al clima”, declaró Simon Stiell, Secretario Ejecutivo de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Para las artes visuales, la descarbonización de su actividad deberá centrarse en el transporte internacional de mercancías, el consumo de energía, los envases y el reciclado, así como las iniciativas digitales. Entre sus miembros hay un amplio abanico de agentes y organizaciones públicas y privadas de todo el mundo, desde artistas individuales a grandes museos, pasando por entidades comerciales y organizaciones sin ánimo de lucro.

"ACCA es una iniciativa que, por primera vez en la historia, reúne a toda la cadena de valor del sector de las artes visuales en torno al objetivo común de dirigir la industria mundial hacia la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la transición a cero", dijo Luise Faurschou, directora de ART 2030 y miembro del Comité Directivo de ACCA.

"Nuestro objetivo es poder reunir nuestros aprendizajes colectivos, defender nuestra obligación de cumplir el Acuerdo de París y aplicar cambios en el sistema que repercutan directamente en nuestros objetivos", agregó.

Las organizaciones fundadoras de ACCA son ART 2030, la Gallery Climate Coalition, el Comité Internacional de Museos y Colecciones de Arte Moderno (CIMAM) y Julie's Bicycle, pero la invitación es abierta a todos aquellos artistas, curadores, merchante de arte, museos y galerías, entre otros, de todo el mundo.

Bienal de Venecia: punto de partida

La 60ª Bienal Internacional de Arte de Venecia no sólo brindó el escenario para presentar ACCA sino que también se convierte en una vitrina en favor de la concientización climática.

Desde abril hasta noviembre, la bienal cuenta con exposiciones artísticas cuyo enfoque es la protesta y concientización sobre el cambio climático. Ejemplo de ello es la obra de la artista japonesa Yuko Mohri, quien a través de su trabajo pretende concientizar sobre las inundaciones y terremotos que azotan la ciudad de Tokio. 

Para ello, Mohri utiliza objetos que se utilizan para recoger agua (como botellas plásticas, cubos o tuberías). Unos cables con electrodos, conectados a frutas en descomposición, controlan un mecanismo sonoro que se ajusta según el grado de humedad.

"Se trata de mostrar cómo la creatividad humana puede aportar esperanza y soluciones cuando muchas cosas son críticas en nuestras vidas", explicó Sook-Kyung Lee, comisaria de la exposición, a AFP.

La obra del fotógrafo Inuuteq Storch, por su parte, habla sobre el deshielo de los glaciares en Groenlandia a causa del incremento en la temperatura global.

A lo largo de seis series, Storch documenta los efectos del cambio climático, de la colonización y de las tradiciones de caza y pesca inuit en el extremo norte de Groenlandia. Las fotografías, tanto a color como en blanco y negro, muestran la tierra, el cielo y los témpanos de hielo, remitiendo al ciclo de las estaciones y a la vulnerabilidad de los polos.

"El cambio climático está sin duda presente", dijo Louise Wolthers, historiadora del arte, a AFP. "Por ejemplo, en esta serie de Qaanaaq, Storch nos cuenta que los cazadores ya no pueden practicar los métodos de caza tradicionales a causa del cambio climático, el deshielo y las condiciones meteorológicas extremas", agregó.

La Amazonía es visible en la Bienal de Venecia gracias a la instalación de la artista y activista indígena Olinda Tupinambá. Justo a la entrada del pabellón brasileño, los visitantes descubren un imponente montículo de tierra: a sus lados, raíces de yuca y tubérculos. Y a sus pies, flujos de semillas que evocan la vida en distintas formas: las venas humanas, la savia de los árboles y los ríos brasileños vistos desde el cielo.

En la cima del montículo, un viejo televisor muestra a una mujer que se dirige al espectador sobre los estragos de la deforestación: "Ustedes no han aprendido de los errores y la selva sigue talándose al servicio de hombres sin escrúpulos".

Con esta instalación, Tupinambá quiso cuestionar "el equilibrio entre los seres humanos" y su relación con el planeta para "reflexionar sobre el problema medioambiental de forma global".

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