El investigador brasileño Elías de Melo se confiesa un apasionado de los árboles. Dice que son la máquina más maravillosa que existe, capaz de capturar carbono, proveer alimento, capturar agua para los mantos acuíferos y ofrecer refugio a especies de flora y fauna. "Cuando me muestren una mejor, me convencen", dice entre risas durante un taller con caficultores en León Cortés.

Pocas personas hacen una defensa tan apasionada de la relación entre árboles y cultivos agrícolas como de Melo. Sin árboles no puede haber lucha contra el cambio climático, explica. Tampoco podría haber café, algo que considera sería catastrófico social y ambienalmente para Costa Rica.

Durante el taller, el pasado jueves 29 de setiembre, el experto en agroforestería (el sistema que incorpora árboles en cultivos agrícolas) del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE) señaló por la ventana hacia los cafetales que cubren las laderas y advirtió que inclusive desde donde estaba podía ver algunas podas mal hechas. Alguno que otro productor levantó una queja, otros no lograron contener una sonrisa.

Justo después del evento, que buscaba sensibilizar a los caficultores sobre las medidas para protegerse del cambio climático, el brasileño habló con Ojo al Clima sobre su pasión: meter los árboles a las fincas.

De Melo es proponente de utilizar árboles como parte del paisaje agrícola; es decir, que en la misma finca donde se cultiva caña de azúcar, café u hortalizas también haya porós y árboles de aguacate, en vez de pensar las eras y los bosques como cosas aparte. Este es un resumen de esa conversación.

¿Por qué son importantes los árboles para la acción climática?

La ciencia en los últimos 40 o 50 años, principalmente por las investigaciones hechas por CATIE y sus colaboradores en la región, encontró una serie de beneficios de asociar árboles con cultivos y animales en el paisaje agrícola. Evidentemente, hay que socializar y masificar esa información, para que la gente entienda que no hay posibilidad de poner en práctica medidas de adaptación y de mitigación al cambio climático sin los beneficios que los árboles pueden dar a los sistemas agrícolas.

Efectivamente hay que conocer muy bien cómo combinar diferentes especies con los cultivos y los animales, pero en definitiva, los beneficios están relacionados, por ejemplo, con la reducción de insumos externos.

Una buena sombra, es decir un buen asocio de árboles con cultivos, va a propiciar por ejemplo materia orgánica que dé ciclaje de nutrientes. Va a permitir la captura de dióxido de carbono que está en la atmósfera.

Los árboles son las máquinas más eficientes para capturar ese carbono. Si yo quiero hacer esa captura, tengo que pensar en árboles en el paisaje. Si quiero transformar la lluvia que sale a tierra en filtración para alimentar los mantos acuíferos, tengo que plantar árboles también.

Agricultores atienden la exposición del especialista Elías de Melo, en el Salón Comunal de Llano Bonito de León Cortés, en Costa Rica, durante un taller destinado a capacitarles en la adaptación de sus cafetales al incremento de las temperaturas.(Créditos: Diego Arguedas Ortiz / IPS)
En café se habla mucho de sombra, ¿qué beneficios tiene la sombra para el café?

Es importante pensar en eso. ¿Por qué café y otros cultivos tienen otra relación con la sombra?

Claro, porque uno piensa en este cultivo y piensa en los árboles dándoles sombra.

Bueno, pero los centroamericanos piensan así. Brasil se olvidó de eso y tiene dos millones de hectáreas bajo el sol y ahora está pagando las consecuencias. La propia genética del café indica la relación del café con la sombra. Los genetistas encontraron que la sombra activa líneas de calidad de la bebida. ¿Por qué? Es tan obvio: el café es originario del bosque. En África, el café se sacó del bosque y era una planta acostumbrada a la sombra.

Entonces la planta requiere un microclima, una temperatura y una luz adecuadas para tener productividad a lo largo del tiempo. Claro que si usted la pone a medio sol, tendrá mayor producción, pero la planta tendrá una vida menor por agotamiento y  estrés y también impactos en el tamaño y sanidad del grano. Una sombra bien diseñada y equilibrada permite las condiciones óptimas para el café de calidad, pero un desequilibrio en la sombra también puede generar las condiciones inadecuadas. Entonces es importante el conocimiento para poder cumplir esa misión y tener una sombra buena en los cafetales y en los cacaotales, o un buen asocio con otros cultivos. Lo importante es saber que hay técnicas de arreglos para asociar los árboles con diferentes cultivos.

¿Entonces no todo cultivo necesita sombra, pero todo cultivo puede convivir con los árboles?

Digamos que los cultivos tienen una relación diferenciada en relación con la dependencia de la sombra y de la luz. El cacao, el café y otros de los perennes tienen una mayor tolerancia a la sombra.

Pero, por ejemplo, se dice que la caña es incompatible con la sombra pero no es cierto.

Nosotros tenemos fincas que estamos acompañando por más de 15 años y que producen caña asociados con árboles.

¿Qué tantos árboles tienen?

Tienen una buena densidad, lo que quiere decir que no hay exceso de árboles en el sistema y podemos decir que no superan los cien árboles por hectáreas. Son árboles que dejan entrar buena luz para la caña y los productores que están con esa innovación ven claramente que es perfectamente compatible producir madera y caña a la vez.

Por supuesto es una ventaja: además del beneficio económico, los productores están dando un beneficio ambiental en estas áreas. Los pájaros y las aves se benefician. Las investigaciones, por ejemplo, señalan que los cañaverales sin árboles, los pastos sin árboles, las hortalizas sin árboles son como un desierto para las aves. Usted pone árboles y ya son un paso de vida. Es necesario entender que debemos recuperar la vida en el paisaje y no se puede recuperar la vida en el paisaje agrícola sin los árboles.

Durante décadas, los cafetales costarricenses han incorporado árboles para mejorar su rendimiento.(Créditos: Flore de Preneuf / World Bank)
En Costa Rica tenemos el concepto de que la plantación de piña, los cañales o los arrozales son estas grandes extensiones solo con cultivos, sin árboles.

Sí. Se ha creído de manera equivocado que podemos generar ingresos en monocultivos y que estos son incompatibles con un ambiente equilibrado que tenga la presencia de árboles, pero definitivamente hay varias experiencias que muestran que esto no es cierto. Podemos seguir produciendo cualquier cultivo con un paisaje más diverso. Ahorita estamos acompañando una finca de 2.300 hectáreas en Brasil que produce granos básicos, cítricos, mangos y hortalizas y además incorpora los árboles en el paisaje.

La piña o el banano pueden estar asociados con los árboles, garantizando buena productividad.

Se pueden hacer corredores dentro de las fincas, se pueden hacer filas. Hay muchos espacios muertos, como caminos o divisiones de lotes. Se puede perfectamente con las especies adecuadas incorporarlas en el paisaje sin afectar la productividad.

Una cosa es no afectarla y otra es beneficiarla. El productor va a preguntar qué ganan con tener árboles.

En ese caso, los invito a que conozcan TurriPlantas, una empresa pequeña de aproximadamente 4 hectáreas, de plantas ornamentales asociados con árboles. Tiene más de 20 empleados y la gente se pregunta cómo es posible con 4 hectáreas. El dueño de la finca explica claramente la importancia de los árboles para reducir la dependencia de insumos externos: no compran las mallas, que son feas en el paisaje e impiden que el suelo reciba el agua.

Tenemos que usar la cabeza no solo para sombrero. Ya hay ejemplos en el país donde efectivamente no riñe lo económico con lo ambiental. Más bien, no se entiende cómo a la fecha de hoy seguimos con modelos ultra pasados, pero que además no son económicamente sostenibles. Si la piña contamina el ambiente, pero no puede pagar el daño ambiental, en realidad no es rentable. El análisis de rentabilidad tiene que ser hecho de otra manera.

Porque no está tomando en cuenta estas externalidades negativas.

Sí, esa externalidad la asume el pueblo a través del Estado y creemos que es algo normal.

Ahora, ¿por qué cree que hemos tenido este concepto histórico de que los árboles no son compatibles con los productos agrícolas?

Nos alejamos de una agricultura armónica con el ambiente. En los últimos 60 años es cuando hay ese cambio radical a partir de la revolución verde. Llega la dependencia total de los insumos externos, pero la agricultura previa a ese período era una agricultura sin insumos externos. Había un respeto a los procesos naturales dentro de la finca y había más diversidad. Los sistemas productivos tenían autosuficiencia en la generación de sus fertilizantes.

Los cafetales de Costa Rica tienen más de 218 años y pasaron más de 150 años siendo fertilizados por la propia sombra.

La práctica era el deshierbe y la poda, pero no había influencia de insumos externos. Tenemos que rescatar lo positivo y la influencia del pasado, que nos acerca a la naturaleza de madera inteligente, y entender que con el conocimiento y la tecnología de hoy podemos escalar la rentabilidad y tener un impacto ambiental positivo. Hay muchas empresas que han comprendido esto. Vea el caso de la hacienda Aquiares, la finca cafetalera más grande del país con 700 hectáreas y que lo tiene asociado con árboles. Está en Turrialba, certificada con Rainforest Alliance y rompió el mito de que los sistema agroforestales eran solo para pequeños.

Efectivamente, tenemos muchos ejemplos en varias partes del mundo donde se ha entendido que necesitamos transformar todo el paisaje agrícola en un paisaje que, además de productos, genere servicios ambientales. Costa Rica tiene una crisis de agua, pero no podemos esperar producción de agua solo en las reservas y parques nacionales. Tenemos que producir agua dentro de los sistemas agrícolas y solo lo podemos hacer con la presencia de los árboles en el sistema.

¿Cómo convencemos a los piñeros, a los ganaderos y a los arroceros para que metan árboles?

La primera cosa que se me ocurre, es que nos acerquemos para un diálogo, pero además acercarnos a quien ya lo está haciendo, para que vean que no es un cuento.

Algo muy importante: no tenemos otro camino. La agricultura que empobrece el suelo, es una agricultura con fecha para terminar. La agricultura que depende del petróleo es una agricultura con fecha para terminar. Cualquier actividad agrícola ahora debe preguntarse cuál es su proyecto de sustitución de dependencia de insumos externos. Cómo podemos conseguir insumos que no dependan del petróleo. Es inteligente cuidar del negocio a futuro, en vez de hacer negocio para la semana o el mes que viene.

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