En los últimos años, la revolución energética uruguaya transformó al país en el ejemplo a seguir para América Latina: invirtió cerca de $7.000 millones entre 2010 y 2014 para diversificar sus fuentes de electricidad y ahora el sol, el viento y la biomasa juegan un rol clave en iluminar sus hogares, industria y ciudades.

Según un nuevo reporte de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) que pronostica bajas en energía solar y eólica –también conocidas como energías renovables no convencionales (ERNC)–, durante la próxima década será más barato para América Latina seguir el camino abierto por Uruguay.

¿Y esto por qué importa? Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) la región necesitará duplicar la capacidad de generación eléctrica hacia 2050 para satisfacer su demanda. Para hacerlo de un modo sostenible, necesita aprovechar las corrientes aéreas y la radiación solar, recursos abundantes para América Latina.

Los modelos del Banco Interamericano de Desarrollo pronostican que la demanda de electricidad prácticamente se triplique. (Créditos: BID)

Históricamente los costos elevados de las no convencionales han sido el “talón de aquiles” que dificulta abandonar los combustibles fósiles como fuente de electricidad, pero a la luz de este informe de IRENA, América Latina va por buen camino en el establecimiento definitivo de estas.

Según IRENA, para el 2025, se espera una rebaja en la eólica terrestre de 26% y en la eólica marina de 35%. En el caso de las solares, la fotovoltaica (que convierte la radiación solar en electricidad mediante un proceso químico) bajará un 59% y la termosolar (que aprovecha el calor del sol) un 37%.

Estas son las rebajas en costos proyectadas para el 2025 por IRENA.(Créditos: Luis Arias)

En América Latina existe un gran potencial de los recursos solar y eólico. La baja de costos de inversión en ERNC impulsará el desarrollo de nuevos proyectos energéticos en la región generando un boom en el uso de estas energías limpias”, explicó Santiago Sinclair, ingeniero ambiental de la empresa chilena Regenerativa.

Expertos consultados por Ojo al Clima coinciden en que la región cuenta con la voluntad política, las condiciones climatológicas y amplia experiencia en la implementación de las ERNC para seguir apostando a la transformación energética.

“América Latina sigue desempeñando un papel importante en contribuir a la innovación de las políticas de energías renovables y estas deben seguir su evolución para enfocarse en áreas que puedan apoyar aún mayores reducciones de costos y maximizar la tremenda oportunidad económica que se presenta”, manifestó Pablo Ralon, experto en costos y rendimientos de energías renovables en IRENA.

Es importante considerar que los pronósticos revelados por IRENA obedecen a cálculos en el promedio global.

La capacidad de cada país para sacarle provecho a las variaciones en los precios de las ERNC va a depender principalmente de las políticas ambientales, la infraestructura, capacidad financiera y la tecnología de cada territorio.

A finales del 2015, en América Latina, la capacidad de generación eléctrica renovable creció un 6.6% y llegó a los 212 gigawatts (GW). Ese mismo año se instalaron 13.1 GW de renovables; siendo la energía solar fotovoltaica y la eólica las de mayor crecimiento, según información brindada por Ralón.

Para poner esto en contexto, un GW equivale a mil megawatts (MW). En Costa Rica, por ejemplo, la Planta Hidroeléctrica Reventazón va a producir 315 MW, lo necesario para abastecer más de 500 mil hogares costarricenses.

Para que esa tendencia se mantenga la zona debe estar atenta a las inclinaciones mundiales y aprovechar las oportunidades que se van presentando en el acceso a energías más amigables con el ambiente.

Sinclair comentó que en algunos territorios de Chile, Bolivia y Perú, el conjunto de radiaciones solares que permiten generar energía es de los mayores del mundo. Con respecto a la eólica, el experto explicó que la región tiene un alto potencial, más que todo en las zonas costeras del Atlántico y del Pacífico.

El siguiente mapa, preparado por el Banco Interamericano de Desarrollo, hace un ejercicio mental: si la región lograra sacar el máximo provecho a sus fuentes renovables más ricas, solamente serían necesarios estos puntos para suplir a América Latina.

Solamente el desarrollo de estos recursos ilustrativos podría satisfacer más del 100% de la demanda actual de electricidad. Estas cifras no necesariamente representan todo el recurso en un área dada.(Créditos: BID)

Sin embargo, hay que señalar que las posibilidades para avanzar de cada país son desiguales.

Acceso financiero.

Al inicio del reportaje señalamos que la región necesitará duplicar su generación eléctrica para el 2050 para abastecer a todos de energía. El BID pronostica que para América Latina y el Caribe esto tendrá un costo aproximado de $430 mil millones durante los próximos 35 años. Si queremos tener energía limpia, la gran mayoría debe ser invertido en fuentes renovables.

Una cantidad importante de países latinoamericanos no tiene la capacidad económica para impulsar proyectos energéticos explicó la Viceministra de Energía y Acción Ambiental de Costa Rica, Irene Cañas.

“Hay países que sí tienen credibilidad financiera con bancos y pueden acceder a préstamos. Otros, por su trayectoria crediticia negativa, no pueden obtener créditos”, expresó Cañas a Ojo al Clima.

Sin embargo, las renovables no convencionales han demostrado ser cada vez más competitivas y hay países latinoamericanos en los que estas energías compiten con las plantas que trabajan con combustibles fósiles. 

“La expansión global y la curva de aprendizaje de estas tecnologías las han hecho cada vez más competitivas contra el gas y el carbón. Sus virtudes, como tener bajo impacto ambiental y costos operacionales muy bajos han permitido que tengan una enorme penetración en el mercado energético a nivel mundial en la última década”, indicó Sinclair.

La planta eólica de Vamcruz, en el noreste de Brasil, tiene 22 turbinas y la capacidad de dar luz a 200.000 familias. (Créditos: AFP)

Es fundamental, para una mayor incorporación de ERNC, que las políticas energéticas de cada país apuesten por diversificar las matrices energéticas, muchas de las cuales todavía dependen de combustibles fósiles, apuntaron los especialistas. 

“Para una mayor integración los gobiernos tienen que apoyar la integración de renovables en la matriz energética”, manifestó Ralon.

La dificultad de poseer matrices que no estén "respaldadas" se debe a que las energías, como la solar y la eólica, son variables. Esto quiere decir que su eficiencia depende de factores climatológicos, lo que complica la inyección de renovables en los sistemas operativos.

“Los recursos naturales varían incluso en segundos. Esto implica que el sistema tenga que tener un respaldo energético. Me refiero a una instalación que pueda cubrir un eventual faltante de energía. En la región, no todos los países tienen esa capacidad de respaldo. El crecimiento de este tipo de energías va de la mano con la composición de la matriz y el respaldo de esta”, dijo la ciceministra.

El camino tradicional para "respaldar" la matriz energética de un país es contar con plantas que utilicen combustibles fósiles (que pueden encenderse sin importar de las condiciones meteorológicas). Otras opciones son apoyarse en grandes embalses hidroeléctricos (como Arenal en Costa Rica) o plantas geotérmicas. Costa Rica tiene una mezcla de estos tres elementos, pero con mayor peso en los últimos dos.

Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señala que es posible enfrentar la inestabilidad en el clima aprovechando las distintas condiciones que se presentan en diferentes zonas al mismo tiempo.

“Es posible que mientras que en un parque eólico la velocidad del viento sea baja, en otro sea elevada en ese mismo momento. Igualmente, si bien es posible que la presencia de nubes reduzca temporalmente la producción en una determinada central de energía solar, el cielo puede estar soleado sobre otro sistema ubicado a muchos kilómetros de distancia”, apunta el estudio.

Países como Venezuela o Bolivia, por ejemplo, poseen una gran reserva de petróleo y gas natural, y seguirán sacándole provecho a estos recursos. Sin embargo, de forma paralela, desarrollan sus proyectos de energías alternativas.

La forma en que funciona el mercado en energías renovables es otro factor que influye y varía en cada sitio.

Un país como Panamá, por ejemplo, permite que llegue un empresario e instale una planta energética basada en carbón o diesel. En Costa Rica eso no es posible, pues la legislación nacional obliga a los empresarios a instalar únicamente plantas de fuentes renovables. Por otro lado, países como México están fomentando a los sectores privados el desarrollo de proyectos energéticos que estén a favor del medio ambiente.

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