Las temperaturas, el nivel de las aguas y las emisiones de gases de efecto invernadero alcanzaron nuevos récords el año pasado, haciendo de 2015 el peor año de la historia moderna para una serie de indicadores clave.

¿Cómo lo sabemos? Porque cada año, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (más conocida como NOAA, por sus siglas en inglés) publica un informe llamado el Estado del Clima ("State of the Climate"), que sintetiza los indicadores más importante del clima planetario. 

Retroceso de los glaciares, sequías, inundaciones... El informe anual traza un sombrío retrato de la Tierra, en un documento de 300 páginas en el cual participaron 450 científicos.

"Distintos indicadores, como las temperaturas en tierra, en la superficie de los océanos y las emisiones de gases de efecto invernadero batieron los récords registrados apenas un año atrás", subrayan los expertos.

"La mayoría de los indicadores de cambio climático continuaron mostrando una tendencia al recalentamiento del planeta", que registró récords de calor por segundo año consecutivo, indica el informe.

Desde inicios de la Revolución Industrial, el planeta se ha calentado prácticamente un grado centígrado.

El fenómeno meteorológico El Niño, particularmente vigoroso en 2015, empeoró la tendencia al recalentamiento el año pasado, agregan los científicos, quienes explican que "bajo el efecto combinado de El Niño y de una tendencia a largo plazo al recalentamiento, la Tierra registró récords de calor por segundo año consecutivo".

En Costa Rica y en toda Centroamérica, el fenómeno El Niño transtornó los patrones de lluvias y provocó una extensa sequía en la costa pacífica (afectando de manera específica al Corredor Seco Mesoamericano) y azotó una región con una gran vulnerabilidad climática.

Lluvia de récords.

Las concentraciones de tres de los principales gases que provocan el efecto invernadero, el dióxido de carbono (CO2), el metano y el protóxido de nitrógeno, "alcanzaron nuevos techos en 2015", indica el documento, que se basa en decenas de miles de datos extraídos de numerosas fuentes independientes.

En Hawái, en el volcán de Mauna Loa donde nació la medición del CO2, la concentración de dióxido de carbono registró en promedio anual "el mayor aumento desde el inicio del relevamiento de datos hace 50 años", lo que le permitió franquear por primera vez la barra simbólica de las 400 partes por millón (ppm), en 400,8 ppm.

En el conjunto del planeta, el CO2 rozó este límite en 2015, alcanzando 399,4 ppm, un alza de 2,2 ppm en relación a 2014. En las últimas décas, el planeta ha vivido un aumento fuera de proporciones en la concentración de este gas en la atmósfera, como puede verse en el siguiente gráfico.

Este gráfico de la Nasa muestra la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera en los últimos 400.000 años. En el extremo derecho, la línea que sube es el nivel que hemos alcanzado en el siglo XXI.(Créditos: NASA)

El nivel de las aguas alcanzó su nivel más alto, con unos 70 milímetros más que el promedio registrado en 1993.

El nivel de las aguas sube gradualmente en la Tierra, con un avance de unos 3,3 milímetros por año, pero el aumento es más rápido en ciertos puntos del Pacífico y del océano Índico.

Este fenómeno podría acelerarse en las próximas décadas, a medida que los glaciares y los témpanos se derritan, amenazando la vida de millones de habitantes de las costas. En el siguiente gráfico de espiral se puede ver la disminución del hielo ártico.

El año 2015 también marcó una temporada de lluvias más abundantes que el promedio, provocando graves inundaciones.

Severas sequías también afectaron superficies casi dos veces mayores en 2015 que en el año anterior (14%, contra 8% en 2014).

Propagación de algas.

El Ártico, una zona particularmente sensible al cambio climático, continuó recalentándose.

"La temperatura en la superficie terrestre del Ártico registró los niveles alcanzados en 2007 y 2011, que constituyeron récords desde el inicio de las mediciones al comienzo del siglo XX, con un incremento de 2,8 grados Celsius desde esa época", según el informe.

Por el contrario, las temperaturas fueron más frías en la Antártida.

En el mundo, el retroceso de los glaciares en los macizos de tipo alpino, continuaron por 36º año consecutivo.

Las aguas más calientes agravaron la propagación de algas, que afectaron el año pasado una importante región del Pacífico norte, desde California hasta la Columbia Británica, en Canadá, con "efectos significativos sobre la vida marina, los recursos costeros y los habitantes que dependen de esos recursos".

La temporada de huracanes en el Atlántico fue particularmente moderada por segundo año consecutivo, en gran parte como consecuencia de El Niño, aunque el número de ciclones tropicales "fue netamente superior al promedio global".

Soluciones.

Ante la realidad del cambio climático global, es urgente tomar dos caminos: reducir la liberación de gases de efecto invernadero en la atmósfera mediante un desarrollo más limpio (principalmente en cómo generamos y utilizamos nuestra energía) y cambios que nos permitan afrontar los impactos negativos del cambio climático. 

Un primer paso es transformar la matriz de generación eléctrica a nivel mundial, que podría acelerarse si continúa el descenso en los precios de las renovables como paneles solares y turbinas eólicas. Gestos simbólicos como la vuelta al mundo del avión Solar Impulse 2, que utilizó únicamente la energía del sol, dan pasos positivos en esa dirección.

La comprensión de energía en este contexto es amplia: es tan importante reducir el consumo directo (como la gasolina para transporte) como el menos evidente. Por ejemplo, al comprar o consumir menos artículos –desde celulares y carros hasta empaques de plástico– estamos reduciendo la energía necesaria para producirlos. 

Pero también debemos preparar nuestras ciudades, la producción agrícola y nuestros sistemas de salud y de infraestructura para enfrentar los impactos del cambio climático.

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