“Pasar de un vehículo de combustión a uno eléctrico fue una gran diferencia, por la facilidad de conducción, por la potencia al subir una cuesta, al tener que hacer una salida rápida, la velocidad al arranque”. Esa fue la primera impresión de Diana Rivera cuando cambió su Volkswagen Beattle, un vehículo de combustión interna, por un Fiat 500e, un automóvil eléctrico.
Al igual que Rivera, muchos costarricenses han optado por la movilización eléctrica, ubicando a Costa Rica como uno de los líderes latinoamericanos en posesión de vehículos eléctricos per cápita.
Para febrero del 2022 se contabilizaron 4.974 vehículos eléctricos circulando por las calles del país, incluyendo automóviles, motocicletas y equipo especial como carros de golf, cuadraciclos, montacargas, entre otros, de acuerdo con los datos recopilados por el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae).
Solamente en automóviles, los datos del Minae muestran que existen 2.782 carros de uso diario en circulación.
¿Por qué más personas usan vehículos eléctricos?
“Una persona que adquiere un vehículo eléctrico, muy difícilmente se va a regresar a tener uno de combustión interna”, declaró Esteban Bermúdez Forn, quien fue coordinador del equipo de mitigación de cambio climático en la oficina para América Latina y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y ahora se desempeña como especialista en cambio climático en Global Environment Facility (GEF).
Bermúdez se refirió a que el cambio de un vehículo de combustión a uno eléctrico acarrea beneficios económicos, ambientales y además comodidad.
El desgaste de la mufla de los vehículos de combustión interna, por ejemplo, provoca la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), por lo que su uso masivo tiene un impacto ambiental considerable. El sistema de los vehículos eléctricos le asegura a los usuarios que no hay emisiones de GEI durante su uso.
Además, el incremento del transporte eléctrico en Costa Rica tiene un impacto ambiental positivo, puesto que esa flota vehicular se alimenta con energía 98% renovable, en vez de contribuir a la altamente contaminante industria petrolera.
“Cuando tenemos un vehículo eléctrico eso significa que cargamos el vehículo, generalmente, en la casa y que ya no vamos a usar más gasolina ni diésel. Por definición, un vehículo eléctrico es mucho más eficiente”, expresó Bermúdez.
De acuerdo con una investigación realizada por el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), la incorporación de un vehículo eléctrico como medio de transporte es una opción rentable económicamente.
“En lo que se refiere a rentabilidad financiera de la compra de un vehículo eléctrico, los resultados arrojan que, bajo ciertos supuestos, adquirir el vehículo eléctrico es rentable en comparación con la compra de uno de combustión interna. Las principales razones de esta conclusión se relacionan con la magnitud de los gastos que se evitan gracias a la tenencia de un vehículo eléctrico y la existencia de los beneficios que brinda la Ley 9518, aun cuando el costo de compra del mismo es mayor que el de un vehículo similar convencional”, se lee en el estudio.
En otras palabras, y según los investigadores, si bien la inversión inicial puede ser onerosa, esta se recupera en el corto plazo gracias a los gastos evitados.
Karla Cubero es usuaria de un carro eléctrico desde 2021. Antes, Cubero manejaba un automóvil de combustión interna, por el cual designaba un promedio de ₡50.000 mensuales para cubrir el gasto de la gasolina.
Cubero mencionó que el costo en el mercado de un automóvil eléctrico sí supera el promedio de los carros de combustión interna; sin embargo, considera que a largo plazo esa inversión se cubre por el ahorro en gasolina, al igual que otros beneficios como saber que su movilización no contribuye a la emisión de GEI.
Desde 2018, Hyundai Grupo Q ha colocado 574 vehículos eléctricos en el mercado costarricense. Al calcular las emisiones evitadas por estos automóviles, la cifra dio 1.237 toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e) hasta diciembre de 2021.
Para llegar a este resultado, la compañía comparó dos modelos de autos eléctricos —IONIQ y las dos versiones de KONA y Prestige 482— con dos vehículos similares, pero de combustión de gasolina como son Accent (1400 cc) y Creta (1500 cc).
Según Noelia Alfaro, gerente regional de mercadeo de Hyundai, estos son vehículos equiparables en potencia, en capacidad y tamaño. El Creta emite 1,54 toneladas de CO2e al año y el Accent 1,72 toneladas de CO2e al año.
“Los cálculos se basaron en la cantidad de autos vendidos, el kilometraje recorrido promedio, el consumo de kilowatts / hora y consumo de combustible de cada uno de estos modelos. Para llegar a este dato se recurrió a las fichas técnicas de los vehículos, literatura de fábrica e indicadores que recopila el servicio post venta de Grupo Q entre sus clientes”, explicó Alfaro.
Disminuir la huella de carbono ciertamente es uno de los beneficios, pero hay otro. Rivera manifestó que el uso de un vehículo eléctrico también mejora la calidad de vida, ya que —al ser silencioso— su manejo es más sencillo y relajante.
“Pasamos de motores como los de combustión que, por lo general, son más ruidosos y tienen más vibraciones, a vehículos que no suenan, son muy tranquilos y muy fáciles de manejar también porque no tienen cajas de cambios y son muy potentes”, añadió Rivera.
Renovación de flota institucional
Gran parte del incremento de vehículos eléctricos se debe a que, en el 2020, el Estado adquirió 330 vehículos eléctricos que fueron asignados a 35 instituciones, entre ellas, al Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), Correos de Costa Rica y la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL).
Correos de Costa Rica inició su programa “Entrega Cero Emisiones” mediante el cual utiliza motocicletas eléctricas para llevar los paquetes y correspondencia, la Policía de Tránsito también realiza sus recorridos de control en motocicletas cero emisiones.
Otras instituciones que empezaron a renovar su flotilla con vehículos eléctricos fueron el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), la Universidad de Costa Rica (UCR) y el Ministerio de Salud (Minsa).
Las iniciativas gubernamentales para electrificar la flota vehicular costarricense surgen en cumplimiento de las metas establecidas en el Plan Nacional de Descarbonización. La meta establecida en este plan es que, al 2050, el 60% de la flota de vehículos ligeros —privados e institucionales— será de cero emisiones.
Este plan establece que la transformación de la flota de vehículos a cero emisiones y nutridos por energías renovables es uno de los ejes para revertir el crecimiento de GEI, ya que la flota de vehículos privados genera la mayoría de las emisiones (48,7 % de las emisiones del transporte terrestre).
Estas acciones son impulsadas también por el Plan Nacional de Transporte Eléctrico (PNTE), el cual surgió en cumplimiento de la Ley de Incentivos y Promoción del Transporte Eléctrico (No. 9518), la cual promueve una serie de beneficios a los usuarios de vehículos eléctricos.
Ley dio impulso
La Ley de Incentivos y Promoción del Transporte Eléctrico se aprobó en febrero del 2018. Establece varios incentivos económicos y no económicos para los vehículos eléctricos, incluyendo carros, motos y otros modos de transporte cero emisiones. Uno de los incentivos más grandes que promueve esta ley es la excepción de impuestos a la importación, la cual estará vigente hasta el año 2023.
El PNTE se oficializó en cumplimiento a lo dispuesto en esta ley en lo que se refiere a las acciones necesarias para promover el uso de la tecnología cero emisiones y descarbonizar el sector transporte.
La investigación realizada por el CATIE demostró que, sin esta ley de incentivos, el vehículo eléctrico sería tan costoso que no sería accesible ni competitivo en comparación con los de combustión interna. Por esta razón, Rivera –como co-autora del estudio- concluyó que la ley sí tiene un efecto a nivel de precio que incide en que la gente tome decisiones de compra.
“Si lo vemos numéricamente, uno puede decir que puede ser que no se deba solamente a la ley. Puede ser que la tecnología mejoró, que los precios de las baterías bajaron o que la gente conoce más. Pero, definitivamente, el efecto incentivo sí tiene mucha relación con que haya este crecimiento de vehículos eléctricos”, declaró Rivera.
Bermúdez manifestó que “si bien, en este momento, hay un mayor número de vehículos de combustión interna en el país, sí ha habido un crecimiento exponencial en los vehículos eléctricos”.
Además, el experto añadió que un factor diferenciador entre Costa Rica y el resto de países de la región fue la incorporación de la Ley de Incentivos y Promoción del Transporte Eléctrico y que esto fue un detonante en cuanto a la cantidad de vehículos eléctricos per cápita en el país.
Ahora bien, la aplicación de la ley también vino acompañada de algunos problemas. Los vehículos eléctricos, al ser importados, deben pasar por un proceso de exoneración, el cual inicia con la inscripción del vehículo, la certificación de que efectivamente se trata de un automóvil eléctrico, la aprobación del Consejo de Seguridad Vial (Cosevi) y, finalmente, la aprobación de la exoneración por parte del Ministerio de Hacienda.
Este proceso, para algunas empresas, representa una inversión alta en tiempo. Aunque la exoneración de impuestos beneficia al consumidor final, los tiempos de espera por la exoneración significan costos de almacenaje y atraso para la entrega de un vehículo.
“Permanecer en un almacén fiscal esperando la exoneración por un mes o dos meses, sí representa costos de almacenaje muy altos que al final hace que las empresas prefieran pagar impuestos que pasar por la exoneración”, comentó Rivera.
Beneficios de las placas verdes
La Ley de Incentivos y Promoción del Transporte Eléctrico establece que los vehículos de movilidad urbana eléctricos deben portar una placa de color verde como elemento distintitivo. Esta placa conlleva una serie de beneficios e incentivos para los conductores que las porten.
Los automotores con placa verde no están sujetos a la restricción vehicular de circulación (exceptuando las restricciones vehiculares sanitarias por COVID-19) y pueden hacer uso de los espacios especiales en parqueos públicos o privados, así como gozar de exenciones en parquímetros que definan las municipalidades.
Además, los propietarios de automóviles de placa verde cuentan con la exoneración gradual del marchamo durante cinco años. Es decir, durante el primer año no deberán pagar el 100% del impuesto de propiedad del vehículo. En el segundo, la exoneración será del 80%, en el tercero de 60%, en el cuarto de 40% y en el quinto de 20%.