Gracias a las imágenes satélitales y el procesamiento de dicha información espacial con apoyo de la plataforma de Google Earth Engine, las autoridades costarricenses podrán monitorear la deforestación y así desarrollar un sistema de alerta temprana que permita prevenir la tala ilegal.
No solo eso, esta tecnología también ayudará a mejorar las estimaciones de la restauración forestal así como las emisiones de carbono relacionadas con deforestación y degradación.
El proyecto, presentado por Centro Nacional de Información Geoambiental (Ceniga), fue una de las 32 propuestas provenientes de países miembros de Grupo de Observaciones de la Tierra (GEO, por sus siglas en inglés) que fueron beneficiados con acceso ilimitado a licencias de la plataforma Google Earth Engine (GEE) a lo largo de dos años (valoradas en $3 millones), así como el acompañamiento técnico de la organización EO Data Science (valorado en $1 millón).
La ventaja de utilizar GEE es que combina un catálogo de imágenes de satélite así como otros conjuntos de datos espaciales, los cuales pueden ser analizados por la misma herramienta gracias a que posee funciones como editor de códigos, análisis de imágenes y visualización de series de tiempo.
Costa Rica pretende utilizarla para generar algoritmos que le permitan efectuar estimaciones de los mapas de detección de cambios. Estos mapas, junto con el sistema de estimación de la superficie por muestreo, mejorarán la precisión de las estimaciones de las emisiones que son resultado de la deforestación y la degradación de los bosques.
De esta manera, el Ceniga y sus socios estarán desarrollando un sistema de alerta temprana que detectará eventos de deforestación en tiempo real. Ambos sistemas cartográficos proporcionarán información sobre los lugares en los que se están produciendo actividades de deforestación, degradación forestal y restauración para identificar los impulsores de las actividades ilegales.
“Aprovechando que se obtienen imágenes satelitales, el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) identificó una oportunidad: tener personal capacitado en las áreas de conservación para interpretar las imágenes y así gestionar estos territorios”, comentó Rafael Monge, coordinador del Ceniga.
SIMOCUTE
Este proyecto con GEE es uno de los que conforman el Sistema Nacional de Monitoreo de Cobertura y Uso de la Tierra y Ecosistemas (Simocute), cuyo objetivo es dar seguimiento tanto al estado como los cambios de los recursos naturales, agropecuarios y biodiversidad de forma consolidada, con el fin de apoyar la toma de decisiones.
Simocute empezó a diseñarse en 2015 y, a la fecha, es alimentado gracias al trabajo colaborativo de más de 40 instituciones. “Lo que estamos tratando de hacer es juntando todos los procesos de monitoreo que se tienen en el país en un sistema estandarizado, integrado, que utiliza las mismas metodologías de clasificación”, explicó Monge.
De hecho, la idea es abarcar todos los tipos de cobertura, no solo la forestal. Por ejemplo: actualmente el Sinac está trabajando en el Inventario Nacional Forestal y, según Monge, está diseñando una metodología para integrar la cobertura agrícola a estos mapas de cobertura relativos a los ecosistemas.
A ese esfuerzo, en el futuro, se le podría integrar una capa de información sobre cobertura urbana. De esta forma, se va teniendo una imagen más robusta de lo que está pasando en el país en cuanto a uso del suelo.
La información proveniente de los esfuerzos de monitoreo se procesa y combina con datos espaciales para generar estadísticas, mapas y gráficos. Eso la hace más accesible, no solo para las instituciones sino también para la ciudadanía.
Asimismo, Simocute forma parte del Sistema Nacional de Información Ambiental (Sinia) y se encuentra vinculado al Sistema Nacional de Información Territorial (SNIT), que es el sitio oficial para consultar información espacial relativa al territorio costarricense.
Mapas ELSA
El otro proyecto suscrito a Simocute se llama: Mapeo de la naturaleza para las personas y el planeta. Su objetivo es identificar áreas esenciales para el soporte de la vida (ELSA, por sus siglas en inglés), esto mediante datos espaciales.
Las ELSA son zonas consideradas clave en la protección de la biodiversidad, el aprovisionamiento de agua, la seguridad alimentaria, la captura de carbono y la reducción de riesgo de desastres. Por ello, los mapas pueden orientar la toma de decisiones en pro de la conservación, restauración o manejo sostenible de esas áreas.
Para construir estos mapas, se suman diferentes capas de información (incluso aquella provista por imágenes satelitales). Al estar superpuestas, estas capas permiten cruzar datos y así identificar los sitios donde se pueden obtener los mayores beneficios de los ecosistemas para así proponer soluciones basadas en naturaleza (SBN).
De hecho, los mapas desarrollados a la fecha ya se encuentran en el SNIT, por lo que se pueden visualizar y descargar de manera libre y gratuita.
“Es una herramienta interesante, pero tiene sus limitaciones. Por ejemplo, la escala. Ahora tenemos una resolución espacial de un kilómetro por un kilómetro. Nos sirve para ver un mapa de todo Costa Rica y sacar información interesante; pero si se quiere ver una zona en particular, no se puede ver tanto detalle”, señaló Monge y agregó: “aún así, esta es una muy buena herramienta y nuestro plan es hacer una tercera iteración (mapa), mejorando la escala e incorporando bases de datos nacionales”.
Costa Rica es el primer país en implementar esta metodología cartográfica. De hecho, y a través del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el país estará brindando apoyo en transferencia de conocimientos y tecnología a otros proyectos pilotos desarrollados en Colombia, Kazajistán, Perú y Uganda.