La Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA, por sus siglas en inglés) es el máximo órgano decisorio en materia ambiental. Está constituida por 193 Estados, todos miembros de Naciones Unidas.
En su sexta reunión, llevada a cabo del 26 de febrero al 1 de marzo de 2024 en Nairobi (Kenia), Costa Rica presentó una propuesta a los demás países: fortalecer los esfuerzos oceánicos para hacer frente al cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.
Para lograr ese fortalecimiento, se insta a los países a adoptar, ratificar o aplicar los convenios, protocolos y planes de acción existentes para los océanos regionales en materia de conservación, ordenamiento y regulación de la contaminación.
Esta propuesta terminó siendo una de las 15 resoluciones aprobadas para impulsar los esfuerzos multilaterales que hagan frente a la triple crisis planetaria provocada por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.
“Reconocemos con gran urgencia las amenazas que suponen para el desarrollo sostenible los problemas y las crisis ambientales mundiales, como el cambio climático, la pérdida de diversidad biológica y la contaminación, así como la desertificación, la degradación de las tierras y el suelo, la sequía y la deforestación, y sus efectos sobre la salud humana y el medio ambiente, que se ven agravados por los persistentes niveles de pobreza, desigualdad e inseguridad alimentaria”, se lee en la declaración ministerial de la UNEA-6.
Las otras resoluciones abordan temas como gestión ambientalmente sostenible de minerales y metales; gestión racional de productos químicos y sus residuos, gestión integrada de los recursos hídricos en el sector doméstico, la agricultura y la industria para hacer frente al estrés hídrico; estilos de vida sostenibles; rehabilitación de tierras y aguas degradadas, e incluso asistencia y recuperación medioambiental en zonas afectadas por conflictos armados.
Novedad: recuperación ambiental tras conflictos armados
Presentada por Ucrania, que se encuentra en conflicto bélico con Rusia desde 2022, la UNEA adoptó una resolución sobre asistencia y recuperación medioambiental en zonas afectadas por conflictos armados.
Esta resolución “insta a los Estados miembros a que se adhieran a las normas del derecho internacional, incluida la Carta de las Naciones Unidas, las normas de derechos humanos y el derecho internacional humanitario, según proceda, en relación con la protección del medio ambiente en zonas afectadas por conflictos armados” e “invita a los Estados miembros a que tomen nota de los principios de la Comisión de Derecho Internacional sobre la protección del medio ambiente en relación con los conflictos armados, según proceda; y anima a los Estados miembros a que estudien la forma de aumentar la eficacia de la asistencia y la recuperación medioambientales en las zonas afectadas por conflictos armados”.
Para coadyuvar en esto, la UNEA pidió al Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) que elabore un informe sobre el tema a la vez que “identifique y desarrolle orientaciones técnicas, incluidas prácticas nuevas y emergentes, sobre la recopilación de datos sobre daños medioambientales asociados a conflictos armados”.
Asimismo, los países solicitaron a Pnuma que incluya la asistencia y recuperación ambiental en áreas afectadas por conflictos armados en su estrategia para el periodo 2026-2029. Este organismo de Naciones Unidas deberá informar sobre la aplicación de la resolución en la UNEA-7 a realizarse en dos años.
Articular esfuerzos
Los países aprovecharon el marco de la asamblea para dialogar sobre la importancia de enlazar esfuerzos y “restaurar la confianza en el multilateralismo y en la humanidad”, tal como declaró Leila Benali, ministra de Marruecos y presidenta de UNEA-6, en su discurso de apertura.
En pos de esta articulación para maximizar esfuerzos, la reunión incluyó un día de los Acuerdos Multilaterales sobre Medio Ambiente (AMMA). “El hecho de reunir a todos los acuerdos multilaterales sobre medio ambiente en un mismo espacio para dialogar bajo la carpa de la UNEA, brindó una oportunidad única para entablar debates enriquecedores e identificar cuestiones transversales”, se lee en el boletín del Instituto Internacional de Desarrollo Sostenible (IISD, por sus siglas en inglés).
“Cada vez se reconoce más que, al igual que los problemas medioambientales están interconectados, también deberían estarlo las soluciones. La triple crisis planetaria no puede abordarse en compartimentos y la UNEA se encuentra en una posición única para ayudar a unir los puntos entre los AMMA”, prosiguió IISD.
En este sentido, los ministros definieron 10 prioridades en su declaración final. Aparte de la acción climática así como el freno a la pérdida de diversidad biológica para 2030, se priorizó en restauración de ecosistemas precisamente para ayudar a alcanzar las metas de las dos primeras prioridades.
También se abogó por la cooperación en pos de una transición energética justa y sostenible, con el fin de asegurar energía a todas las personas. Relacionado a este punto, los ministros y representantes gubernamentales solicitaron una “gestión ambientalmente sostenible de los minerales y los metales, en especial con miras a una transición energética justa y sostenible”. Esto porque la extracción de algunos minerales críticos, como el litio y el cobre, utilizados en la fabricación de baterías para vehículos eléctricos, por ejemplo, generan presiones socioambientales sobre los territorios, dejando sin agua a muchas comunidades e incluso impactando su salud, entre otros problemas.
En el tema de contaminación, se priorizó el trabajo en pos de un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos, el cual tendría que quedar listo este año. En este rubro, también se pide reducir la contaminación atmosférica y acuática.
Aunado al tema anterior, se pide continuar con el trabajo que se viene haciendo en cuanto a la gestión de productos químicos y los ministros expresaron su apoyo a la creación de un nuevo grupo científico-normativo intergubernamental para seguir contribuyendo a la gestión racional de los productos químicos y sus desechos.
Todos estos esfuerzos deben implementarse sobre una base de participación que sea inclusiva. Es más se promueve “la recogida y el uso de datos desglosados por sexo y discapacidad, según convenga, y de estadísticas de todas las normativas y medidas en nuestra búsqueda de soluciones inclusivas y equitativas a los retos mundiales, en particular el cambio climático, la pérdida de diversidad biológica y la contaminación, que no dejen a nadie atrás”.
Esta articulación de esfuerzos también incluye a los medios de implementación, entre ellos, el financiamiento. Por ello, la UNEA-6 solicitó más sinergias y coherencia en las medidas de financiación para hacer frente a la triple crisis planetaria.