Prevenir y adaptarse, para así no solo reaccionar ante un evento meteorológico o climático, eso es lo que se pretende conseguir con la realización de tres estudios de análisis de riesgos en temas de infraestructura vial, erosión costera e islas de calor.
Estos estudios forman parte de Proyectiva, una iniciativa del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), el Instituto Meteorológico Nacional (IMN), la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la Fundación UCR. Los fondos provienen del programa Euroclima de la Unión Europea.
Aunque los estudios se enfocan en áreas geográficas específicas, la idea es que se produzcan guías metodológicas a partir de estos que puedan ser replicadas en otras partes del país.
De hecho, el objetivo de Proyectiva es fortalecer las capacidades del gobierno central, las municipalidades y las organizaciones en lo que respecta al uso de información sobre riesgos climáticos, esto con tal de que los datos sirvan de insumo a los procesos de toma de decisión y así se puedan diseñar y ejecutar acciones que incrementen la resiliencia de los territorios.
“Se trata de planificar con base en el dato científico”, comentó Werner Stolz, director del IMN.
Para Carlos Isaac Pérez, viceministro de gestión estratégica del MINAE, este proyecto posibilitará que el país pase de “endeudarse para atender necesidades provocadas por emergencias climáticas del pasado” a “invertir en acciones de adaptación que nos ayudarán a disminuir los daños y las pérdidas causadas por el cambio climático”.
“Existe una evidente necesidad de disponer de información climática y contar con capacidades para impulsar procesos de planificación e implementación de acciones para adaptarnos al clima”, agregó Pérez.
Detalle de los estudios
En cuanto al análisis de riesgos en proyectos de infraestructura, el estudio se enfocará en el sector vial, específicamente en la ruta 32 (San José- Limón). Allí, la evaluación será multicriterio y multiamenaza. “Vamos a hacer un cálculo de riesgo en términos de pérdidas, algo que aún no se ha hecho en el país”, explicó Javier Saborío, coordinador de Proyectiva.
A la fecha, Costa Rica no cuenta con un modelo de vulnerabilidad que sirva tanto para el ordenamiento territorial como para planificar proyectos de infraestructura. Este esfuerzo vendría a ser una primera contribución en el tema.
El segundo estudio se centrará en el aumento del nivel del mar y la erosión costera tanto en el Caribe como en el Pacífico. Por ello, se trabajará en Gandoca – Manzanillo (Caribe) y en Caldera (Pacífico).
En el marco de este, se comprarán cinco mareógrafos para la recolección de datos. La idea es que estos instrumentos luego pasen a formar parte de la red regional de mareografía.
Con el fin de identificar su impacto, se realizará un estudio sobre islas de calor urbanas. Para ello, se seleccionó una área urbana (Alajuela) y otra semi urbana (Esparza). “La idea es que este estudio aborde la parte horaria, así como la influencia de la industria y el tránsito”, mencionó Saborío.
Este esfuerzo también permitirá identificar oportunidades de mejora en materia de desarrollo urbano sostenible.
De todos estos estudios saldrán guías metodológicas, las cuales se divulgarán mediante un curso en aula virtual. Pero, el esfuerzo no se queda allí: “Esta información sobre riesgos climáticos debe ser accesible a diferentes actores”, recalcó Pérez.
No solo se trata de tener acceso a los datos del IMN, que cuenta con diversas herramientas a disposición del público, sino también saber cómo interpretarlos y emplearlos. Por ello, en el marco de Proyectiva, se estará capacitando a instituciones, municipalidades y organizaciones con el fin de fortalecer sus habilidades para el uso de información de riesgos climáticos y empiecen a incorporarla en sus procesos de toma de decisión.
También se contempla tener material educativo dirigido a toda la población, el cual permita aumentar la comprensión de las amenazas climáticas a las que se enfrenta el país.
La importancia del dato
Todo el planteamiento de Proyectiva descansa en los datos que recolecta la red de 220 estaciones meteorológicas del IMN. “Los datos a largo plazo que brinda esta red son los que nos permiten llevarle el pulso a la variabilidad climática y al cambio climático”, dijo Stolz y continuó: “no hay otra forma de hacer métrica de cambio climático sin el dato meteorológico. Y el dato meteorológico in situ es el mejor que hay, incluso mejor que el satelital”.
Para un país como Costa Rica, que sufre tanto por eventos de variabilidad climática como por cambio climático, contar con una red meteorológica en óptimas condiciones podría considerarse una inversión en materia de adaptación.
“Para saber cómo debemos adaptarnos al cambio climático, necesitamos estudios científicos robustos basados en datos cuya calidad sea realmente demostrable. Ese conocimiento científico es el que nos orientará sobre lo que debemos hacer”, comentó Stolz.
“Por ejemplo, si queremos entender el impacto de las islas de calor, pues necesitamos una historia de datos para conocer cómo ha cambiado la temperatura a lo largo de las décadas. Necesitamos saber a qué ritmo va incrementando la temperatura para así planificar dónde reforestar en las ciudades y cuáles lugares priorizar”, continuó.
En este sentido, la sostenibilidad financiera de la red meteorológica es fundamental. “El mantenimiento de la misma es esencial para que el dato tenga la calidad suficiente”, dijo el director del IMN.
En los últimos años, el IMN viene abogando para que no se le recorte presupuesto, ya que esta medida puede comprometer la integridad de la red debido a la imposibilidad de darle mantenimiento. Según Stolz, se requieren ₡300 millones anuales para mantenerla operativa.
“Debemos mandar personal a dar mantenimiento, cambiar y calibrar sensores, algunas estaciones incluso hay que pintarlas y el estar en un país tropical nos presenta otros retos, incluso nos toca chapear y quitar vegetación que crece alrededor. Otra cosa: los sensores deben ser de cierta calidad porque, de lo contrario, el dato es malo”, dijo el director del IMN y agregó: “Pero viendo el beneficio que nos da tener una red meteorológica, la inversión no solo es fundamental, sino que debe ser sostenible a lo largo del tiempo”.