El Evento de Alto Nivel sobre Acción Oceánica: Inmersos en el Cambio, realizado el 7 y 8 de junio en Costa Rica, consiguió que más de 24 países firmaran una declaratoria de paz hacia el océano.
Esta actividad se celebró en el Centro de Convenciones de Costa Rica, a la cual asistieron más de 1500 delegados de 40 países, aparte de las organizaciones internacionales, científicos y representantes de la sociedad civil.
La conferencia surgió a raíz de las relaciones entre el gobierno de Costa Rica y el de Francia para la protección de los océanos. Es por ello que primero se realizó el evento este año en el territorio nacional y el próximo, en 2025, será la Conferencia de Naciones Unidas sobre los Océanos en Niza, Francia.
A lo largo de la actividad se convocaron distintos foros y paneles sobre temas científicos, sociales y políticos, todos relacionados a los océanos. Acidificación oceánica, la visión de pescadoras latinoamericanas y economía azul fueron algunos de los temas tratados.
Sin embargo, lo más destacado de los dos días de conferencia fue conseguir una declaratoria de paz, que aparte de los países que la firmaron, también tuvo el apoyo de organizaciones, grupos de la sociedad civil y científicos.
Declaratoria de paz hacia el océano
Esta declaratoria busca confirmar el compromiso de cada país para escalar las acciones en favor del océano y trabajar con la mejor ciencia y datos disponibles para así poder darle vuelta a la problemática en el territorio azul.
En el documento se reconoce la importancia ecosistémica que tiene el cuerpo de agua y su rol en el ambiente, donde lo observan como un puente que une a las personas, comunidades y países.
Por ello se reafirman los compromisos ambientales y sostenibles de la Agenda 2030, dentro de los está el Décimo cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS 14), el cual promueve el uso sostenible de los recursos marinos. Además, se invita a participar en la Tercera Conferencia de Naciones Unidas sobre Océanos en junio del 2025.
Dentro de la misma declaratoria se reconoce al océano como una parte esencial para la supervivencia de las personas y la naturaleza y como un instrumento para tanto los seres humanos como los ecosistemas que prosperen.
Esta declaratoria cobra una importancia mayor cuando se dimensiona que el océano cubre tres cuartas partes de la Tierra. Además, funciona como regulador del clima, biodiversidad y hasta empleo, según el Foro Económico Mundial. Esta última característica es importante, ya que en ella se basa la economía azul.
Algunas de las acciones que apoyan los países que firmaron la declaratoria son: acelerar la acción climática, así como la conservación, restauración y el uso sostenible de la biodiversidad marina. También buscan apoyar la finalización de un acuerdo vinculante sobre la contaminación por plástico.
“Trabajar para la rápida entrada en vigor y la implementación efectiva del 'Acuerdo bajo la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar sobre la Conservación y Uso Sostenible de la Diversidad Biológica Marina en Áreas Fuera de la Jurisdicción Nacional', incluyendo la firma y ratificación del acuerdo”, se puede leer en uno de los primeros objetivos.
Por último, la declaratoria busca establecer estrategias nacionales y regionales para una economía azul sostenible de cara al inicio de la próxima década. Esto para generar una relación amigable entre el turismo, pesca y transporte marítimo, colocando como eje central la economía azul y la investigación.