Tras 11 años de no realizarse en América Latina, la trigésima Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP30) tuvo lugar en la ciudad amazónica de Belém do Pará. Brasil, bajo el mando del diplomático André Corrêa do Lago, lideró las negociaciones desde el 10 hasta el 22 de noviembre de 2025.

Días antes, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva aprovechó la Cumbre de Líderes para romper el silencio sobre un tema tabú en estas reuniones. El presidente brasileño propuso a sus homólogos trazar una hoja de ruta para abandonar progresivamente los combustibles fósiles.

En 30 años de negociaciones, los combustibles fósiles han sido el “elefante en el salón”. Si bien la COP28, realizada en Dubái en 2023, invitó a realizar una transición energética que contemplara una reducción progresiva, lo cierto es que la propuesta no incluía plan. A esa conferencia le siguió otra en un país petrolero, donde imperó el silencio, hasta que Lula sacó el tema a colación.

Esto envalentonó a algunos países, tanto del Norte como del Sur Global. Sus representantes aprovecharon el segmento de alto nivel para apoyar y promover la iniciativa.

“Debemos aprovechar las ideas de la Presidencia para trazar una hoja de ruta hacia una transición energética lejos de los combustibles fósiles, porque no hay respuesta a la crisis climática sin actuar en este ámbito”, dijo Edward Miliband, secretario de Estado de Energía y Cambio Climático del Reino Unido, en su alocución.

Por parte, en su discurso, el ministro de Cambio Climático de Vanuatu —Ralph Regenvanu— apoyó “firmemente el llamamiento del presidente Lula a favor de una hoja de ruta para una transición justa, ordenada y equitativa que permita abandonar los combustibles fósiles, como parte de la respuesta urgente para acelerar la aplicación y la armonización de las contribuciones nacionales con el límite de 1,5 °C”.

Así, el tema empezó a discutirse en espacios formales e informales. Una coalición de 82 países abogó por incluir la hoja de ruta en los textos de la COP30. De esta manera, los combustibles fósiles se incluyeron en el primer borrador que se envió a consulta de las partes a inicios de la segunda semana.

Ministros y representantes de los países firmantes de la Declaración de Belém, presentada en la COP30. (Foto: María José Núñez)

Lula regresó el miércoles a Belém para seguir impulsando el tema, aclarando que “cada país es dueño de determinar lo que puede hacer dentro de su propio plazo y dentro de sus propias posibilidades para salir de las energías fósiles”. Pero “hay que mostrar a la sociedad que queremos salir de esas energías”, enfatizó el presidente cuyo país es el octavo productor de petróleo del mundo.

Para el viernes, el segundo borrador ya no mencionaba a los combustibles fósiles. Esto provocó la molestia de una treintena de países. Vale recordar que las decisiones en las conferencias del clima se toman por consenso, es decir, todos los países deben estar de acuerdo.

“¿Quiénes son los que más bloquean? Todos los conocemos. Son los países productores de petróleo, por supuesto. Rusia, Irán, Arabia Saudita. Pero también se les unen muchos países emergentes”, declaró la ministra francesa de Transición Ecológica, Monique Barbut, a la Agencia France-Presse (AFP). Entre esos emergentes estaban India y China.

La negativa de los países a comprometerse con —o incluso permitir— lenguaje sobre la Transición Fuera de los Combustibles Fósiles revela una falta de voluntad política incompatible con el límite de 1,5°C reconocido tanto por el Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC) como por la Corte Internacional de Justicia”, manifestó Laura Restrepo Alameda, oficial de incidencia de la Climate Action Network Latin America (Canla).

Para Ilan Zugman, director para América Latina y el Caribe de 350.org, la supresión del carbón, el gas y el petróleo del texto final de la COP30 “muestra quién sigue beneficiándose del retraso: la industria de los combustibles fósiles y los ultra ricos”.

Cabilderos del petróleo

Al menos 1.602 lobistas de los combustibles fósiles se acreditaron para la COP30, según reveló el análisis de Kick Big Polluters Out. De hecho, estos cabilderos superaron en número a los delegados oficiales de Filipinas en una proporción de casi 50 a 1.

Esta cantidad de lobistas es 12% superior a los que se presentaron en la COP29, realizada en Bakú (Azerbaiyán). La Asociación Internacional de Comercio de Emisiones logró acreditar a 60 representantes, entre los que se incluyen delegados de ExxonMobil, BP y TotalEnergies.

No solo es que los petroleros participan de los eventos paralelos, sino que aproximadamente 599 de ellos se acreditaron como delegados de los países, lo cual les daba acceso directo a los salones de negociación.

¿Qué narrativas defienden? InfluenceMap —mediante su plataforma COP— analizó los argumentos de estas empresas fósiles y asociaciones industriales. En este se evidencia que el uso de narrativas a favor de los combustibles fósiles ha aumentado en un tercio, con más de 3.700 casos de mensajes a favor de estas fuentes de energía registrados en más de 200 empresas y asociaciones desde el 2024.

En el marco de la COP30, CANLA lanzó la campaña “No más gas en América Latina” bajo el lema “América Viva: Transición sin gas ya”. (Foto: ONU Cambio Climático / Zô Guimarães).

“En el último año, las narrativas que amplifican los temores sobre la asequibilidad y la seguridad energética han superado a los argumentos sobre el escepticismo respecto a las soluciones como narrativa principal de la industria de los combustibles fósiles, aprovechando el momento político para argumentar falsamente que los combustibles fósiles son una parte necesaria de la futura combinación energética”, detalló InfluenceMap.

De allí se desprende la idea de promocionar el gas como combustible de transición, incluso en América Latina que es rica en fuentes renovables. Países como Brasil, Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Guyana, Surinam y Francia (Guayana Francesa) apuestan por el gas como una falsa solución ante la crisis climática.

“América Latina está en un punto de inflexión. Mientras la crisis climática avanza con una velocidad devastadora, nuestra región sigue siendo empujada hacia un camino que profundiza la dependencia fósil: la expansión del gas. Un gas que se nos presenta como solución, como puente, como transición, pero sabemos que no lo es”, declaró Marco Jiménez, director de Comunicaciones de CEUS Chile, a propósito del lanzamiento de la campaña “No más gas en América Latina”.

El dilema de América Latina es también el dilema del resto del Sur Global. Las personas vulnerables, las comunidades campesinas, afrodescendientes y los pueblos indígenas, sufren debido a la expansión de los proyectos de gas, petróleo y carbón. Lo pagan con su salud, sus modos de vida y la destrucción de sus territorios. Y, en Belém, las calles no se lo callaron.

Las calles hablaron

Desde antes de la pandemia, no se había observado una movilización tan grande de personas con motivo de una conferencia climática. Indígenas de todos los rincones de América Latina viajaron a Belém, incluso navegando por el Amazonas y otros ríos. Ese fue el caso de la Flotilla Amazónica Yaku Mama, que salió de Ecuador para llegar a Brasil justo antes del inicio de la COP30.

Se contabilizó una participación de más de 3.000 indígenas en los eventos, y 900 de ellos se acreditaron para seguir las negociaciones, lo cual estableció un récord para estos procesos.

Una conferencia climática en la Amazonía, sin dudas, generó altas expectativas en los pueblos indígenas, comunidades tradicionales y organizaciones de la sociedad civil por avanzar en una hoja de ruta para poner fin a los combustibles fósiles y, con ello, garantizar los derechos de las personas y la naturaleza.

La performance —con ataúdes gigantes representando carbón, petróleo y gas, soles y aerogeneradores, más de 80 jaguares performáticos, una serpiente de 30 metros y más de 100 artistas— simbolizó el inicio del fin de la era fósil. (Foto: Artyc) Studio

Eso fue lo que motivó a Juan Bay, presidente de la nacionalidad Waorani del Ecuador. Hace dos años, un referéndum evidenció la voluntad de los ecuatorianos de dejar el petróleo bajo tierra en Yasuní. Este hito se vio como un avance hacia territorios libres de combustibles fósiles. No obstante, el Gobierno continúa impulsando proyectos de extracción en territorio habitado por Pueblos Indígenas en Aislamiento y Contacto Inicial (Piaci).

“El Yasuní se ha convertido en un referente global de transición justa, porque demostró que sí es posible dejar el petróleo bajo tierra para proteger la vida y la biodiversidad. Sin embargo, también es un referente global de la falta de voluntad política: a pesar del mandato popular y del reconocimiento internacional de su importancia, el Estado ecuatoriano continúa impulsando la extracción petrolera en este territorio”, dijo Bay.

“Y en la COP30 esto se hizo aún más evidente: el mundo celebra el ejemplo del Yasuní, pero los Gobiernos no están dispuestos a tomar decisiones reales para abandonar los combustibles fósiles ni para garantizar los derechos de los Piaci, que cumplen un rol fundamental en la protección de la Amazonía y para la estabilidad climática global”, continuó.

Ese clamor por justicia climática se hizo sentir en la Marcha Global por el Clima, que convocó a 50.000 personas a tomar las calles de Belém el pasado 15 de noviembre. Tras tres conferencias climáticas realizadas en Azerbaiyán, Emiratos Árabes Unidos y Egipto, donde los espacios para la libre expresión eran limitados, Brasil se llenó de música, arte y activismo.

De hecho, Belém fue testigo de un inusual funeral: tres enormes ataúdes fueron escoltados por lloronas para así poner fin a una era. Los muertos eran el carbón, el gas y el petróleo. Tras su paso, la biodiversidad latinoamericana —representada por jaguares— daba la bienvenida a una nueva era donde el sol y el viento posibilitan una vida más digna.

“La COP30 fue un espacio importante para la sociedad civil latinoamericana, aun cuando los textos finales no sean tan ambiciosos como nuestros territorios necesitan. Nos hicimos sentir en la Marcha por el Clima y en el Funeral de los Combustibles Fósiles, así como en la Cumbre de los Pueblos”, manifestó Carolina Sánchez Naranjo, coordinadora de la Red del Gran Caribe Libre de Fósiles.

Algunos países sí escucharon y, en un proceso liderado por Colombia, firmaron la Declaración de Belém, en la que se comprometen a seguir trabajando colectivamente por una transición justa, ordenada y equitativa más allá de los combustibles fósiles.

Colombia asume liderazgo

Si bien el texto final de la COP30 no mencionó los combustibles fósiles, Brasil no tiró la toalla. Durante la plenaria de cierre, Corrêa do Lago anunció la creación de una hoja de ruta para abandonar los combustibles fósiles. Esto se haría en un proceso paralelo durante su presidencia.

André Corrêa do Lago, presidente de la COP30, en la plenaria final. (Foto: UN Climate Change / Kiara Worth).

Para Greenpeace, el anuncio “suena a premio de consolación”, aunque “permitirá que el trabajo siga el año que viene y no se pierda el impulso creado en Belém”.

“El anuncio no garantiza que lleguemos a destino, pero deja claro que este desafío ya es imposible de ignorar. Si se hace bien, puede ser el punto de partida para compromisos más sólidos y con rendición de cuentas, aunque requerirá un gran esfuerzo para llenar muchos vacíos en los próximos meses”, dijo Ana Carolina González Espinosa, directora senior de programas del Instituto de Gobernanza de los Recursos Naturales (NRGI, por sus siglas en inglés).

González añadió que esta hoja de ruta debe prever el financiamiento para que la transición sea justa y viable: “Sin apoyo financiero, esperar que las personas y comunidades de las regiones productoras de petróleo del Sur Global emprendan transiciones de alto riesgo seguirá siendo un sueño imposible”.

Para Sánchez, esta hoja de ruta debe especificar fechas e indicadores que ayuden a medir el progreso. “También tiene que estar claro que son los países desarrollados y más contaminantes los que primero deben ir transicionando lejos de los combustibles fósiles y ayudar con financiamiento a los países no desarrollados a hacer lo mismo”, subrayó.

El primer trazado de esta hoja se hará el 28 y 29 de abril de 2026 en Santa Marta, Colombia, cuando se realice la Primera Conferencia Internacional sobre la Transición Justa para Abandonar los Combustibles Fósiles, la cual es respaldada por la presidencia de la COP30.

“A pesar de ser un país productor de petróleo y carbón, hemos decidido no conceder ningún nuevo contrato de exploración petrolera ni de extracción de petróleo. Colombia es el primer Gobierno de la Amazonía que ha tomado la decisión de establecer una ‘Amazonía libre de minería e hidrocarburos’. Hemos liderado una declaración para anunciar un resultado, ‘una hoja de ruta’, para eliminar gradualmente los combustibles fósiles. Junto con nuestros colegas de Brasil, hemos afirmado que este ‘mapa do camino’ es esencial”, declaró la ministra colombiana de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Irene Vélez, durante una rueda de prensa organizada por Beyond Oil & Gas Alliance (BOGA).

Manifestantes durante la presentación de la campaña «No más gas para el Sur Global y no más gas para Latinoamérica» a las afueras del recinto donde se realiza la COP30. (Foto: UN Climate Change - Zô Guimarães).

La conferencia será coorganizada por Colombia y Países Bajos. Reunirá a países dispuestos a impulsar una hoja de ruta basada en una mayor cooperación internacional, mediante la negociación de un tratado sobre los combustibles fósiles.

“Aunque lo que pueda salir de esta primera conferencia no sea necesariamente vinculante para todos los países firmantes del Acuerdo de París, sí puede ayudar a presionar jurídicamente a los países desarrollados. Lo dijo la Corte Internacional de Justicia en su opinión consultiva: los países, aunque no sean parte de algunos tratados, siguen teniendo responsabilidad. Por tanto, este proceso de hoja de ruta podría dar herramientas para que los países en desarrollo demanden y presionen a los desarrollados a transicionar así como a facilitar el financiamiento necesario para que nuestros países también puedan hacerlo”, explicó Sánchez.

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